Capítulo 3

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Al día siguiente cuando Thomas despertó tenía la vista borrosa pero pudo distinguir a Dylan sentado en una orilla del colchón. El rubio comenzó a frotarse los ojos con las manos y comenzó a levantarse poco a poco.


-Buenos días.

-Buenos días, ¿qué haces aquí Dylan?-inquirió Thomas.

-Solamente vine a darte los "buenos días"-respondió Dylan sonriendo-¿Qué acaso no puedo? Digo es mi casa, este cuarto me pertenece, y puedo venir cuando quiera.

-No... quiero decir sí. Pero es algo incómodo que estés aquí observándome mientras duermo.

-Ja. Pues, te ves adorable.-Dylan se rió y estiró su mano mostrándole su celular.-Mira, tomé varias fotos tuyas.

-Oh... por... Dios-susurró Thomas mientras deslizaba los dedos por la pantalla del móvil- borra esto, inmediatamente, ya.

-Nop.

-¡Dámelo!-exclamó Sangster.

-Oh, claro que te lo daré y será todo tuyo-dijo Dylan con un dejo de picardía en la voz.


Thomas se sonrojó.


-El celular, maldito pervertido mal pensado.-Dijo O'Brien empujándolo para después salir corriendo de la habitación.


Thomas sonrió, se quitó las cobijas de encima y salió corriendo detrás del castaño.


-¡Dyl!-Suplicó-Por favor, borra eso.

-¿Estás loco? Esto es oro.

-Por favoooor.

-No, Thomas, deja de insistir porque no las borraré, hagas lo que hagas no lo haré. Así que ve, cámbiate de ropa y vienes a desayunar porque iremos a hacer las compras.-Su voz resonó con tanta autoridad que hizo que la piel de Thomas se erizara.

-Está bien.-Susurró Sangster tímidamente.

-Dejé más ropa sobre la cama.


Thomas se dirigió hacia la habitación y tomó una remera negra y unos jeans ajustados del mismo color. Aunque parecía ser más chica que la que traía puesta cuando se la puso se percató de que seguía quedándole grande.

Salió de la habitación y se dirigió a la cocina. Dylan lo miró y le extendió una copa que contenía coctel de frutas.


-Provecho, Tommy.-Dijo llevándose una fresa a la boca.-Tienes que aguantar con esa comida hasta medio día así que más te vale que la disfrutes-Hablaba con la boca llena.

-Dylan, por Dios es de mal gusto hablar con la boca llena.-Dijo acomodándose en una silla.

-Divo, exagerado.


Dylan ladeó la cabeza y pronunció algo casi inaudible.


-¿Qué dijiste?-Quiso saber el rubio.


Dylan sólo sacudió la cabeza negativamente sin decir palabra alguna.


-De acuerdo, no hables.


Thomas devoró su alimento en silencio sin siquiera mirar a Dylan.

Serendipia. (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora