Serendipia. (Dylmas)

Capítulo 10

Thomas apretaba los ojos mientras exhaló con fuerza. Sentía un incómodo ardor al ser penetrado, pero en cierto modo le producía placer, y cada vez deseaba más y más.

-Tom-jadeó Dylan, su cuerpo estaba cubierto por una fina capa de sudor y sus mejillas estaban sonrosadas- Si quieres que pare sólo dime.
-Joder, no... no pares-musitó Thomas, quien después dejó escapar un fuerte gemido. Dylan mordió sus labios y cerró los ojos mientras entraba y salía del interior de Thomas y sus manos masturbaban al miembro ajeno. Thomas sintió un cosquilleo en su cuerpo que terminó en su entrepierna y se dejó llevar por el placer, sus gemidos mezclados eran la interpretación viva de la pasión. Sentir como ambos cuerpos se fundían y se convertían en uno era aquella sensación de la que Thomas no quería olvidarse jamás.
Después ambos cambiaron de posición, Thomas había quedado sobre Dylan y éste movía sus caderas de arriba abajo. Entrando y saliendo. Sangster se inclinó y fusionó sus labios con los de O'Brien, sus labios estaban tan calientes que quemaban, al igual que su cuerpo, Dylan embistió fuertemente a Thomas, quien dejó escapar un gemido de dolor y placer dentro de la boca del morocho, lo cual al parecer excitó demasiado a Dylan.
-Tommy, creo que... voy a venirme, joder. Y en ése preciso momento, Thomas sintió como toda la esencia de Dylan se vaciaba dentro de él. Aquel acto excitó demasiado al rubio quien no pudo soportar más y exclamando el nombre de O'Brien se corrió sobre el abdomen ajeno. Ambos se miraron, sonrieron y después de unos minutos se acomodaron en la cama con los pies entrelazados, uno al lado del otro.
-El mejor sexo que he tenido en la vida-aquellas palabras hirieron a Thomas de tal forma que sintió como el corazón se la partía en dos. Era verdad, Dylan ya no era virgen en cambio Thomas había seguido siéndolo antes de Dylan, tal vez no del todo, pero jamás se había dejado tocar así por nadie. Ni siquiera por Isabella. Jamás había tenido sexo con ella, lo reservaban para después del matrimonio, porque así debía ser, según las creencias de Bella.
-¿Lo habías hecho antes?-preguntó Thomas.

«Pero por supuesto que lo ha hecho, estúpido.»

-No, con un hombre jamás.

-No, a eso no me refiero-recalcó Thomas-, ósea, lo has hecho antes con, no lo sé... ¿con Brittany?

Dylan asintió tan descaradamente que Thomas sintió como el alma se le caía a los pies. De nuevo, se jodió el maldito momento.
Frustrado, Thomas se vistió rápidamente y salió de la habitación.

-¿A dónde vas Thomas?-inquirió Dylan.

-A darme una ducha-mintió el rubio azotando la puerta tras de sí.

Caminaba tan molesto que ni siquiera se percató de la presencia de alguien fuera del cuarto de baño.

-Thomas-saludó una voz femenina. Frenó en seco y giró la cabeza para observar de quién se trataba, era su madre. La mujer se puso de pie y enfiló hacia su hijo para envolverlo en un abrazo.
-¿Cómo has sabido dónde estaba?-preguntó Thomas, separándose de su madre.
-Tu novia me lo dijo-respondió mirándolo con ternura.
-¿Mi novia?
-Isabella, Tom, ¿quién más? No me digas que...
-Ya, ya caigo en cuenta-interrumpió Brodie-, pues... lo que pasa es que he tenido algunos problemas con ella y nos dimos un tiempo.
-Oh, Tom, lo siento muchísimo-susurró su madre-.
-Sí, mamá, no importa. Por cierto, ¿cuánto tiempo llevas aquí? ¿Dylan dejó la puerta abierta?
-Acabo de llegar y sí al parecer ese tal Dylan dejó la puerta abierta. Por cierto, ¿quién es Dylan?-ella lo miró, interrogante. Thomas sintió una oleada de tranquilidad inundándolo. No sabía lo que haría si su madre los hubiese encontrado en pleno acto. De sólo recordar aquello sentía como el bochorno cubría su rostro.
-Ah, ya veo-dijo el rubio con dificultad y tragó saliva-Dylan es un viejo amigo que conocí en aquel curso de actuación, ¿lo recuerdas? Es dueño de ésta casa.
-Claramente-su madre sonrió-¿de aquel del que te expulsaron por faltarle al respeto al profesor? Tiene muy buenos gustos, en cuanto a la casa, por supuesto.
-Sí, eso creo, supongo.