Capítulo 15

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Thomas sintió un nudo en la garganta de sólo recordar aquel día. 

-¿Cómo sabes tú de eso?-cuestionó a su madre. 

-Pues...-Anastasia* carraspeó-Tom, quiero que por favor no nos juzgues por lo que estamos haciendo. Nosotros de alguna manera tuvimos que... 
-¡Thomas, la oxigenada de tu novia llegó!-exclamó, Ava, interrumpiendo de golpe a su madre,-vamos, se nos hará tarde...-miró a su madre, un tanto confundida-. Ah, madre, iremos a cenar con Bella, espero que no te moleste. Regresaremos pronto, pero tenemos que irnos. 

La mujer asintió, desganada. 

-Está bien, vayan y que la pasen bien. Te hablaré de eso después, Tom-. La mujer estaba triste y en sus ojos había tanta culpabilidad que hacía que estos se vieran de un tono opaco. 

Thomas quería correr a donde ella y abrazarla; quería que la relación con su madre redundará a ser lo de antes. Pero se limitó a ignorarla y a seguir su camino... Ya tendría tiempo para hablar con ella, después. 

Al llegar al primer piso se acercó a Isabella para hablarle sobre el propósito de la cena y los planes que tenía para que Ava dejara de tratarla tan mal. La pelirroja aceptó, entusiasta y una vez que Ava dio la orden, los tres se dirigieron al restaurante. 

El lugar que su hermana había elegido era muy elegante, demasiado para el gusto de Thomas. 

-Nuestra mesa es la número 10-indicó la rubia, señalando una de las mesas-. Creo que es aquella. 

Todos tomaron sus respectivos lugares al rededor de la mesa, Isabella intentó-en repetidas ocasiones-entablar una conversación con la rubia; pero esta respondía de manera muy tosca o sólo soltaba bufidos de exasperación. 

-Tom, ¿podrías decirme la hora, por favor?-le pidió su hermana. 

-Sí, claro... eh...-se remangó la manga de su saco beige para dejar el reloj plateado sujeto a su muñeca, a la vista-Son las seis y media. 
-Rayos-gruñó ella, por lo bajo-, ya es tarde-. Alzó la cabeza y fijó la mirada en la entrada principal del restaurante y sonrió con suficiencia. 

Thomas no pudo observar la razón por la cual sonrió así, puesto que él había quedado de espaldas a la entrada. 

-¿A quién esperas?-quiso saber el rubio. 

-Eh...,-ella volvió los ojos, enfocándose inmediatamente en su hermano-. A nadie. 

-Hola, bienvenidos.-Saludó un chico de cabello castaño claro, quien al parecer, sería el encargado de atenderlos durante su estancia en el restaurante.- Mi nombre es Jared, y espero que disfruten del servicio. Cualquier cosa, estoy para servirles. Por lo pronto, les dejo el menú.- El joven se alejó. 

-Bien, hay que pedir las bebidas primero, ¿les parece?-sugirió Isabella. 

-Lo que digas-respondió Ava, de manera tosca. 

-Bueno, yo digo que Isabella tiene razón, deberíamos pedir primero las bebidas y...-Thomas sintió una mirada sobre él y levantó el rostro distinguiendo casi de inmediato aquellos ojos color avellana que tanto le fascinaban. Los ojos de Dylan. 

-¿Qué hace él aquí, amor? ¿Lo has invitado tú?-le preguntó Bella, acariciando el torso de la mano ajena. 

Ava la miró con desprecio. 

-Obvio no, no seas ingenua.-después le sonrió a su hermano. Era obvio que quien lo había citado, había sido Ava. 

Brodie volvió a mirar a Dylan, quien no apartaba los ojos de él; éste le sonrió para después volver la mirada hacia su acompañante. Definitivamente se trataba de ella... era Brittany. 

Serendipia. (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora