El viernes, por la tarde. Tienda de alimentos, centro comercial YG.
Lisa empujaba un carrito lleno de golosinas entre los largos pasillos de repostería y productos para untar.
Mayonesa vegana. Mayonesa vegana. La tailandesa estaba tan ensimismada en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta de que su teléfono sonaba.
El domingo pasado fue una especie de autorrealización para Lisa. Sabía que tenía que olvidar a cierta morena porque nunca jamás serían más que amigas. Sabía que tenía que liberar todos sus sentimientos y sepultarlos en la tierra. Por eso Lisa decidió hacer el Plan A: dejar atrás su amor eterno hacia Jennie.
Rosé había ayudado a Lisa con dicho plan. Las únicas reglas eran las siguientes :
1. No la acompañes sola. Debe ir otra persona.
2. Evita interactuar con ella si hay alcohol de por medio.
3. Si no se puede evitar, pueden seguir viendo películas, pero nunca veas películas románticas con las que tú y la morena se puedan relacionar.
4. Sé casual. No hagas obvio que la estás evitando. Sólo pequeñas charlas.
5. Por último, y lo más importante, nunca la mires fijamente a los ojos cuando te mire.
La tailandesa dudaba de que realmente funcionara, pero hasta ahora, a lo largo de los días siguientes, Lisa estaba segura de que lo estaba consiguiendo. No obstante, siempre queda el plan B, que consistía en mudarse del apartamento. Esto no era del todo ideal para Lisa.
Al menos, el plan había hecho que Lisa eligiera por fin un final adecuado para su libro. Lo corrigió una última vez antes de enviárselo al profesor Sungri aquella misma tarde. Aún estaba nerviosa, aunque el profesor Sungri le aseguró que la editorial seguiría adelante, tal y como había prometido.
La interacción de la noche anterior invadió de nuevo la mente de Lisa. Jennie llamó a la puerta de su habitación y la invitó a realizar las compras al día siguiente. Lisa recordó inmediatamente la regla número uno del Plan A.
La tailandesa se excusó diciendo que estaba ocupada por su libro y se ofreció a comprar los productos esenciales de Jennie en su nombre, ya que Lisa también trabajaba allí.
Por eso, antes de decidirse a fichar para ir a trabajar, Lisa pasó primero por la tienda de alimentos. La morena le había prometido llevarla a casa después del trabajo por las cosas que Lisa le había comprado. Ahora, empezaba a preguntarse si el plan funcionaría si ella se sentaba en el asiento trasero.
Mayonesa vegana. Lisa encontró por fin la que Jennie le había indicado específicamente en su lista de la compra.
Luego sacó el teléfono del bolsillo y se fijó en una llamada perdida de la morena. Se suponía que iba a enviar un mensaje de texto preguntando por qué había llamado Jennie cuando accidentalmente golpeó con el carrito a la chica que tenía delante.
"¿Lisa?" Una voz familiar. Lisa levantó la vista después de disculparse cien veces y se encontró a Irene con una chaqueta verde claro sobre una camisa rosa pálido.
"Irene, lo siento mucho, no miré", se apresuró a decir Lisa.
"No hay problema", contestó Irene, sonriendo de oreja a oreja. No llevaba ninguna cesta ni empujaba ningún carrito con ella. "No te he visto por aquí desde nuestra última cita". Irene dijo resaltando la palabra <<cita>>.
Lisa se echó a reír. "Sí, supongo. He estado ocupada terminando mi libro".
"Oh, ¿cómo fue?" preguntó Irene, que ya no la miraba y en su lugar cogió un tarro de mantequilla de cacahuete de la estantería.
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Cita a ciegas que salió mal
Fanfiction"Tienes que estar bromeando", fueron las ofensivas palabras lanzadas por la pequeña chica de cabello castaño ondulado y ojos felinos. A pesar de su tono degradante, Lisa no podía evitar reconocer que la morena del vestido azul floreado era la chica...