Es ella la que se acerca a besarme esta vez. Sus labios chocan contra los míos y rodeo su cintura con mis brazos para subir sus pies a los míos.
Me había cogido por sorpresa su confesión. Sabía que ella se sentía atraída por mí al igual que yo por ella, pero no sabía que le gustaba. ¿Desde cuándo? ¿Ha sido aquí en la granja? Ahora entiendo por qué ella había aceptado todas mis excusas y no se había ido, también quería estar aquí.
— Has dicho que crees que te gusto—susurro contra sus labios— ¿Este beso lo confirma?
— Eso parece —pasa sus dedos por mi nuca.
Sonrío porque eso de tirarme a la piscina me ha salido bien y no suele pasar, sobre todo con alguien como ella.
— ¿Eso significa que puedo bajar mis manos hacia tu trasero?
— Puedes.
Cuando tengo permiso, pongo mis manos en su trasero y la estrecho más contra mí si es eso posible mientras mis labios vuelven a los suyos.
Nunca me imaginé que conquistar a alguien fuese tan difícil, pero ha valido la pena, incluso que marcara su mano en mi mejilla.
— Gracias —susurra sobre mis labios.
— ¿Gracias? ¿Por qué?
— Por todo, por cuidarme y dejar que me quedase a pesar de que te dije cosas horribles y te pegué.
— Se muchas maneras en las que puedes recompensarme, Rora, pero no tienes que agradecerme nada. No iba a dejarte ir con el brazo así, no soy tan malo.
— Lo sé.
Ella se separa de mí y la bajo de mis pies. No quiero pensar en el día que vuelva a Los Ángeles y en la distancia, voy a dejar que todo suceda a ver cómo van las cosas.
— Tampoco eres la mala —pellizco su mejilla y ella aparta la mano cuando aprieto.
— Sabes que sí lo soy. ¿Qué te parece si vamos a la cama? —Empieza a caminar.
— ¿Quieres hacerlo en casa? La última vez te hice gritar, ¿podrás aguantar esta vez?
— ¿Qué? No me hiciste gritar.
— ¿No? Juraría que sí. Oh, Diego, sí, sí, no pares —pongo mi voz lo más aguda que puedo y recibo un puñetazo en mi brazo.
— Yo no gimo así.
— Nos grabaremos la próxima vez y te escucharás —la adelanto.
— ¿Para que se filtre? Ni hablar. Ya está tu cabeza entre mis piernas por todo internet.
— Es una gran foto de un gran momento, aunque si nos hubieran avisado, hubiéramos posado mejor.
— Pues sí. Hay muchas maneras de convertir eso en unas fotos eróticas...
Me paro y me giro cuando veo que ella no me sigue. Su cabeza está maquinando, lo sé porque me mira fijamente y luego una sonrisa se forma en su rostro.
— ¿Qué?
— Ya te lo contaré —continúa caminando.
— ¿Quieres hacer unas fotos eróticas?
— Sh! —Pone el dedo en sus labios porque estamos llegando al porche trasero— Vas a despertar a todos.
La sigo dentro de casa, hasta la cocina, donde coge una botella de agua y luego por las escaleras. Cierro la puerta de la habitación y empiezo a desvestirme sin dejar de mirar como ella lo hace.
Sé que no es una buena idea hacerlo aquí, pero joder, podríamos haberlo hecho en los naranjos, aunque es un poco incómodo. ¿Y si nos vamos al cobertizo? No está la cama, pero creo que el colchón estará por alguna parte.
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[Saga West] INEFABLE #2 (ALBA)
Fiksi RemajaDesde Texas a Santa Mónica. Dispuesto a vivir un verano lleno de aventuras, Diego West cogió sus maletas y se fue donde siempre brilla el sol y las estrellas te ciegan.