27. lazos.

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Estaban terminando de comer cuando escucharon a alguien gritar.

Daryl y Rick se pusieron inmediatamente de pie, les dijeron a los demás que se mantuvieran juntos mientras ellos iban a revisar.

A Daryl no le sorprendió cuando fue flanqueado por Alicia y William.

—Un día harán que los mate.

Una docena de caminantes rodeaban una roca, en la cima, un cura desesperado pedía ayuda a gritos, totalmente aterrado.

Se dividieron y lograron acabarlos sin mayores problemas.

Rick les hablo a todos con cautela, pero en un tono firme.

—Podrían venir más, estén alerta.

Había algo peculiar en el cura, parecía ser la única persona alrededor del área, y si era tan asustadizo, Daryl se preguntó cómo es que había durado tanto tiempo.

—Puedes bajar. ¿Estas bien?

El cura vomito a los pies de Rick.

—Lo siento... Soy Gabriel.

Rick comenzó entonces a interrogarlo.

—¿Estas armado?

—Mi única arma es la palabra de Dios.

Will abrió los ojos de forma desorbitada y Daryl se cruzó de brazos, escéptico.

—¿Y cómo te ha ido solo con eso?

—Yo... pedí por ayuda, y ustedes aparecieron.... ¿Tienen comida? Todo lo que tenía lo perdí en el camino y lo demás...

Carl dio un paso al frente.

—Solo estas nueces.

Gabriel sonrió.

—Gracias.

Judith empezó a balbucear.

—Que hermosa niña.

Eso pareció activar una alerta en todos, William y Edward flanquearon a Tyresse que cargaba a la bebe, Carol se puso junto a Daryl a lado de su hijo, mientras que Alicia y Maggie flaqueaban a Edward.

Formaron muro entre el ser más vulnerable, y cualquier posible amenaza.

Gabriel también lo noto, retrocedió un paso y se aclaró la garganta para cambiar de tema.

—¿Tienen un campamento?

Daryl respondió en medio de un gruñido.

—No. ¿Y tú?

—Tengo una iglesia...

Rick soltó una risita incrédula e hizo un ademan con sus manos.

—Las manos sobre la cabeza, ya.

Gabriel se dio la vuelta y obedeció a Rick en todo lo que decía mientras el determinaba si era un riesgo o no para el grupo.

—¿A cuántos caminantes has matado?

—A ninguno, en realidad.

—¿A cuántas personas has matado?

—A ninguna...

Rick lo miro directo a los ojos.

—¿Por qué?

—Porque Dios aborrece la violencia.

—¿Qué has hecho?

La pregunta pareció desestabilizar al cura.

—Soy un pecador, peco todos los días, pero solo confieso esos pecados a Dios, no a extraños.

SAVED BY A STRANGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora