40. tiempo de calidad

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Tardaron un mes en levantar un nuevo muro en Alexandria.

Les había costado mucho esfuerzo, pero lo habían conseguido.

Daryl fue el primero en presentarse cuando se ofrecieron voluntarios para salir a buscar provisiones.

Will estaba esa noche leyendo junto a Enid cuando se acercó a la habitación.

—Hey, pulgas.

Ambos se giraron a verlo, a Daryl le sorprendía la rapidez de su cercanía, pero sabia en el fondo, que eran justo lo que el otro necesitaba.

Will siempre habia querido alguien de quien cuidar, y Enid necesitaba una familia.

—¿Qué hacen?

Daryl entro en la habitación, limpiando sus dedos de las sobras de comida que les había robado en el camino.

—Leyendo ¿te unes?

Tomo el libro de las manos de Will y lo observo de forma superficial.

—¿Sin dibujos?

—Serian una adición interesante, pero estamos bien así, ya sabes, esta mágica cosa llamada imaginación.

Rodo los ojos, Will adoraba ser sarcástico con él, lo volvía loco.

—Tengo que hablar contigo.

La sonrisa de su hijo decayó un poco, pero asintió.

Daryl le echo una mirada a Enid, le devolvió el libro y aprovecho que la niña miraba la portada para salir de la habitación.

Will lo siguió un momento después.

—¿Qué pasa?

—Voy a salir mañana, por provisiones.

Will asintió, sin darle mayor importancia.

—Bien, ve con cuidado.

Comenzó a darle la espalda para volver a su habitación cuando Daryl hablo.

—Quiero que vayas conmigo.

Su hijo se detuvo y se giró a mirarlo.

—¿Qué?

—Mañana, quiero que me acompañes a la recolección.

Ninguno dijo nada.

Luego Will pregunto en voz baja

—¿Por qué?

Daryl suspiro.

—No lo sé, supongo que para ¿pasar tiempo juntos?

Lo miro lleno de confusión, sorpresa, y un atisbo de burla.

Daryl soltó un suspiro exasperado antes de levantar las manos

—Oye, si no quieres ir esta perfecto, iré con Alicia o Rick, solo no vuelvas a quejarte de que no vamos a misiones juntos.

Will soltó una risa incrédula.

—No, perdóname, es que... tu no sueles ser tan ¿paternal? Me tomo por sorpresa, pero si por supuesto, creo que nos haría bien pasar tiempo juntos, cazar tal vez, extraño el conejo.

—Si, cazar suena bien.

Su hijo ladeo la cabeza, no le quitaba los ojos de encima.

Daryl se cruzó de brazos.

—Perdona, es que un poco irreal, que me dejes ir a una misión...

—Si, bueno, vas conmigo, no vas solo o algo por el estilo, voy a cuidar tu trasero.

SAVED BY A STRANGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora