capítulo XXII

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El calor empezó a aparecer por toda la habitación, la excitación empezaba a subir más y más, mientras más tiempo pasaba. Sentía el frío de sus manos recorrer mi espalda lenta y tortuosamente, mis ojos cerrados fuertemente mientras me concentraba en las nuevas sensaciones que ese ser me provocaba. Sonidos obscenos se apoderaban de toda la habitación y no lo negaría, todo esto me gustaba, pero tampoco lo admitiría. Oh, como el diablo que lo admitiría.

Por fin, luego de lo que parecían horas pero fueron escasos minutos abrí mis ojos, centrándome en recobrar la respiración mientras mis manos y brazos seguían enroscados en su cuello, mi rostro sonrojado hasta las orejas y mis ojos entreabiertos, perdidos en la nada.

Mierda–maldecí a la par que calmaba mi respiración–sabes? No me molestaría que esto se vuelva costumbre–le dije, con una media sonrisita traviesa y pícara.

No obtuve ninguna respuesta, al contrario de lo que pensaba, si no más bien un delicado toque de su mano en mi nuca, guiando mi cabeza hacia su hombro, signo de que me recostara en él, cosa que hice sin mucho protesto mientras oía como el empezaba a escribir de nuevo. Siendo sincero ni cuenta me dí, solo me centré en la calma del entorno y del ambiente y me dormí.

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.

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Oh dios mío, esto, de nuevo, NO DE NUEVO! MIERDA!

Estaba de nuevo ahí

de nuevo.

Creo que ya es como la quinta vez que hago este sueño, y ya me tiene harto. La puta hostia que le parió!

Esta vez era todo mucho más vivido de lo normal. Podía sentir sonidos, mi respiración entrecortada, las lágrimas que caían de mis ojos, descendiendo hasta llegar al piso y caer, retumbando con un sonido sordo pero característico de las gotas al tocar el agua. Una especie de chapoteo muy familiar y extrañamente conocido. Los sollozos que se escapaban de mi boca, haciendo retumbar mi garganta, haciendo vibrar mis cuerdas vocales. Podía ver cómo mis manos tremaban frenéticamente, desesperadas por llegar a su cometido: incrustarse cruelmente en mis ojos. Hacerlos sangrar, dejando una cascada de carmín a su paso.

¿Y lo peor?

Lo peor es que sentía todo tan malditamente vivido y real como si esa persona fuera yo. Lo peor era que podía sentir cada suspiro, cada movimiento, cada gota bajar por mi cara.

Podía sentir el dolor de esas cuchillas incrustarse en mis ojos.

Y despertaba, llorando a mares, sin poder frenar las lágrimas, ni los jadeos, ni su ritmo cardíaco elevado tan gravemente que lo dejaba sin respirar, asfixiado en su proprio mundo.

Es ahí cuando se da cuenta que esta vez no está solo, que esta vez una mano grande pero gentil y cuidadosa se posa en su espalda para relajarlo, calmar sus nervios y sus miedos.

Y él no sabe que hacer, porque era un completo idiota por demostrar sus sentimientos, por dejar ver sus miedos.

Y mientras arrebataba las lágrimas con fuerza de sus ojos unas manos lo paraban de seguir lastimandose, reteniendolo con gentileza pero también con firmeza, para asegurarse de que eso no vuelva a pasar.

Respira, tranquilo, inspira y espira, lentamente–le siguió la corriente, por más embarazoso que fuera, por más avergonzado y humillado se sentía en ese momento, él mismo sabía que lo necesitaba.

Calló un 'gracias', mientras miraba hacia el suelo, para evitar aquel silencio incómodo para él, decidiendo que ya había expuesto demasiado sobre sí mismo, decidiendo callar para no mostrar más y sorpresivamente el ente no lo forzó, ni a decir una sola palabra.

Se quedaron quietos, en calma, por lo que parecieron horas pero resultaron ser solo unos pocos minutos, antes de que una voz calma pero demandante ocasionara la ruptura de ese silencio tan cotizado.

¿Qué fue lo que soñaste, Jeff?–esa oración... el tono en esa oración fue suficiente para que él entendiera que el ente no le estaba pidiendo que le explicase, oh, cuan alejado debía de estar de la realidad para pensar eso. No, el ente le estaba exigiendo una respuesta, y aunque ese tono calmado, suave, relajado escondía muchas cosas, más graves de lo que quería llegar a pensar, por el temor al saber, el temor al conocimiento, él lo sentía.

¿Por qué te ves tan... Preocupado?–

Y aunque ese ser de maldad, un demonio creado por experimentos en humanos lo quería esconder, ocultarlo tan al fondo de su corazón, donde la luz nunca llegaría ellos tenían un lazo, creado por el mismo Slender.

Y se entendían.

Algo-–lo reflexionó unos minutos, dudando de contarle, pero confió, decidió confiar en Jeff, mientras esa pequeña parte de racionalidad en él aún reprimía las tantas emociones que no se podían explicar con simples palabras–algo quiebra nuestro lazo mientras estás en esas pesadillas, algo me impide acceder a ese fragmento de mi alma en ti, y me inquieta, me inquieta de sobremanera–extrañamente, el pelinegro no abrió boca, ni para insultar ni para hablar, solo se mantuvo en ese vasto silencio, entendiendo, por muy extraño que sea hasta para él mismo, lo que pasaba por la cabeza del ente. Observando atentamente como lo envolvía entre sus brazos, de manera delicada

Pero con temor.

__________865 palabras___________

Ya sé, ya sé, es corto, pero amé dejar el capítulo ahí, oh, y lamento ponerme tan poética a la hora de escribir pero siento que necesitan pasar más tiempo el uno con le otro.

Bueno, me despido, besos en el poto,

Y no olviden dejar su estrellita.

Chau :)

Mi territorio (Slenderman x Jeff the killer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora