capítulo XXVI

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Una media sonrisa en su cara apareció, determinada justo como lo era mi mirada.

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No nos centremos en mi momento épico de antes, cuando me desaté de la nada justo cuando él iba a hacerlo, y justo en frente suyo, ya sabemos lo cool que soy, no necesito recordarlo.

Por lo que... Mejor centremonos en el contexto de donde estaba y qué había pasado.

Primer punto, no estaba en el territorio del poste, mucho menos en el de algún otro Creepypasta. Y no queridos, no significaba menos peligro, significaba 100 veces más peligro.

Mantenía un paso lento, detallando cada más minúsculo movimiento a mi alrededor. Mi paso era firme, sin embargo, no notorio.

Aquí Slender no me detectaba, en ningún lugar me detectará. Masky estaba envolvido en algunas cosas que le permitieron tener acceso al bajo mundo. Suena extraño, pero sí, también en los lugares oscuros hay unos que lo son aún más, considerenlo como un iceberg, o como se os cante el loro, me vale una puta mierda con toda honestidad.

Suspiré, mientras repasaba mentalmente lo dicho por Masky, uniendo puntos imaginarios en mi cabeza para clasificar y enumerar todo.

El lazo estaba bloqueado.

Por lo menos, por ahora, era lo mejor.

Significaba que no podría encontrarme, no podría sentirme, no podría percibirme. Notaba una molestía en mí, centrada en mi corazón y estómago, este último revolviendose casi dolorosamente, ansioso y asustadizo. Me hacía sentir como hace unos años, con la incomodidad de la inexperiencia y la perturbación de la incertidumbre.

Esquivé la mano que venía hacia mí, con un pañuelo para seguramente drogarme y dormirme. No pasó mucho tiempo antes de que ese hombre terminara en el suelo, intentando recuperar en vano su respiración, mientras cascadas de carmesí descendían de su garganta y sus ojos se apagaban. Eran calles peligrosas por las que pasaba, el bajo mundo, para así decirlo, de los humanos.

Adivinen quien tiene una recompensa sobre su cabeza? Sí queridos, este guapote de acá.

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Había llegado a la base en donde me quedaría por esa noche, en realidad no duraría mucho este tránsito y la pérdida de la conexión del operador y yo, pero Masky tenía cosas por arreglar para asegurarse de que no terminarán matándome al primer intento, y una parte bastante complicada sobre... No tenía ni puta idea, en especial de cómo explicarlo. Creo que ya todos tenemos claro que Zalgo está ayudando un sujeto que ha estado en el territorio de Slender, para así manipular lo que pasa ahí, ¿no? Genial, lo que pasa es que las intenciones del sujeto son venganza, venganza contra Slender, y la obtendrá a base de dejar al operador incompleto.

Desgarrando ese pedazo de alma presente en mí.

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El lugar en donde me encontraba era una especie de hotel, liderada por dos Creepypastas del inframundo que ejercían más poder en la tierra al provenir de ese mundo.
Aún con las ojeras, los bostezos y el dolor de cabeza presentes no cerraba ojo, podía sentir la amargura en mi garganta descender cada que daba un trago de mi café. Suspiré pesadamente, cediendo ante la tentación de cerrar mis ojos, intentando no temblar ante el áspero recuerdo de las uñas incrustandose en los ojos, ¿mis ojos?

Mierda, como desearía poder moler a golpes la primera cosa que se me cruze por delante...

Me había despertado a las 3 de la mañana, sudando, hiperventilando. Obviamente ese sueño de nuevo.

Y lo peor es que esta vez se sintió como la total mierda, pero ¿¡Por qué!? No tenía sentido, no cuando antes era tan soportable, tan pasable, que no se estaría mortificando luego de ocho.putas.horas.

Y se desmanteló el cerebro pensando en el por qué se sentía tan mal ese día, sin embargo, la respuesta nunca llegaba. Su estómago fue brutalmente desgarrado por una ola de corriente, dolorosa, una muy dolorosa corriente. Mierda.

Los calambres lo abrumaban y contenía su respiración, esperando que eso ayudara, que fuera por lo menos útil, pero el dolor persistía, insistentemente. Sudando frío se fue a su dormitorio, no molestándose en siquiera acostarse en la cama. Cerrando la puerta detrás de él y lentamente recostandose en esta, apoyando su espalda mientras pasaba sus manos en un intento de auto-consuelo por sus brazos.

Había una sensación que buscaba, que añoraba.

¿Cuál?

Su cuerpo se estremeció ante el escalofrío que lo recorrió, sus ojos picaban y él los estrechaba, impidiendo a las lágrimas brotar, buscando un punto fijo, algo en lo que apoyarse, algo en lo que depender, por lo menos, respaldarse, pero nunca llegaba.

Con su cama al frente pensó en qué tal vez era buena idea acostarse en vez de sentir lo gélido del piso pero enseguida descartó la idea cuando llegó nuevamente ese horrorifico dolor.

Y mientras intentaba decirse palabras alentadoras a sí mismo su mirada quedó fija en la cama, debajo de esta.

Oscuridad era lo que componía la parte de abajo. En el mar de sensaciones que trazaban como pedazos de metal helados su piel, algo tibio pasó por su espalda, la sensación de una mano en ella, la sensación de los delgados dedos recorrerla, dejando caricias fantasmales.

Y ahí entendió que era bajo el cuidado del ente que no sufría por los duros y agrios recuerdos de sus pesadillas, mientras recostaba su cabeza en sus rodillas.

Y añoraba.

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⏰ Última actualización: Sep 28, 2023 ⏰

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