capítulo XXIV

564 49 16
                                    

Entonces el siguiente es...?–

Exactamente. Resignate, fuiste tú mismo el que se ofreció a ayudar–

Dejé escapar un gruñido amortiguado, a la par que me arrojaba hacia él y empezaba a lloriquear sobre lo dura e injusta que era la vida, dando golpecitos sobre su hombro. Él solo soltó un suspiro pesado, agarrándome por la cintura y llevándome a la solita silla.

Que es esta adicción tuya de llevarme siempre a tu silla cuando no sabes que responder?–le pregunté sarcástico, con los brazos cruzados y una ceja levantada.

No e visto que te lamentes–me respondió, acercándose peligrosamente a mi cara.

Y yo que tú te detengas–y así como apareció esa boca ligeramente deforme esta fue sellada por mis labios. Estos besos eran rutina, y aunque mataría a cualquiera que se entere de esta pequeña "relación" entre nosotros no me quejaba, al principio se sintió extraño, y aún me avergonzaba como cosa pero algo en mi me impedía parar, quería cada vez más y más, pero siempre nos deteniamos, y él nunca empezó a tocar más que mi cintura o espalda. Sabía bien que estaba siendo paciente conmigo, cuidando de no forzarme a nada que no quisiera. Un largo suspiro se escapó de mi boca al finalizar el beso, apoyando mi frente contra la suya y cerrando mis ojos, disfrutando ese pequeño momento de paz que me hacía olvidar de todo.

Más pronto de lo que me gustaría debí de salir de esa oficina para encontrarme con cierta plana conocida, que les seré sincero? Odiaba.

.

.

.

¡Hola querida! Que tal ha ido tu vida luego de obtener tan hermosa cara?–

Tú... ¡Hijo de puta!–Sus palabras salieron como el mismo veneno, y lo único que se sentía en el aire era tensión, una tensión a la cual ya estaba acostumbrado. Nuestras miradas conectaban la una con la otra, en una pequeña lucha mental entre nosotros.

Mi sonrisa se ensanchó aún más cuando lo noté.

El odio en su estado más puro clavado en sus ojos.

Y sabía que ella no podía ni describir en palabras los tantos sentimientos negativos que guardaba hacia mí. Rencor, dolor, traición, odio. Esos eran una diminuta base de la cual me guiaba.

Dime, ¿por qué ponerse una máscara cuando luces tan bella sin ella?–

Monstruo–Su voz sonó rota. Por un mero segundo su voz sonó rota, sin embargo yo la escuché, muy claramente.

No andes tan resentida, solo te ayudé–Rodé mis ojos, y cuando noté sus intenciones, bastante claras he de decir, de saltarme encima y arrancarme los ojos a puros cuchillazos hice un esfuerzo por recobrar mi sonrisa y pararla de lo que sea que quisiera hacer–Calmate por unos segundos, mujer! Vengo en paz!–A la par que decía eso me levanté de la silla en donde estaba sentado hace unos pocos segundos y levanté mis manos a la altura de mi cabeza en signo de paz, acercandome a ella.

Noté como dudosa bajaba su mano hasta los bolsillos de su chaqueta, donde estaba su arma, lista por si necesitaba atacar, pero absteniéndose de empezar cualquier riña.

Sonreí ante eso. Bien, recapitulando:

-El fideo necesitará unos cuantos minutos

"Me pregunto cuando dejarás de llamarme fideo"

Deja de meterte en mi mente gilipollas! te digo fideo cuando se me da la puta gana!

"Luego no te quejes si no puedes cubrir adecuadamente las mordidas que te dejo."

Le voy a partir su puta madre como intente aunque sea dejar una sola más. Ya tenía demasiadas cicatrices Y DEMASIADAS MORDIDAS RECIENTES como para que ande jodiendo de querer dejarme más.

Continuemos.

-tengo que ser cuidadoso con lo que digo si no me quiero encontrar sin bolas de un día a otro

-siempre a la defensiva, además, tengo que hacerla hablar lo más posible

Por qué viniste?–la pregunta sonó más como una amenaza, y bueno, deducía que lo era–por qué, Jeff!? ¿¡Como diablos te atreves a presentarte ante luego de lo que me has hecho!?

Jane yo...–y aquí empieza nuestra farsa–pienso que en realidad eso fue lo que necesitabas. Tú querías estar conmigo, quedarnos juntos para siempre, ¿no? Me amabas, no lo niegues–soy tan jodidamente bueno fingiendo tío, como alguien puede siquiera pensar de ser tan bueno como yo?

Los mataste... Tú... Tú mataste a toda mi familia. Tú me transformaste en un monstruo, en este monstruo que ves ahora! Dime Jeff, me ves!? Ves lo horrible que soy!? Y vienes aquí a disculparte!? Arruinaste toda mi puta vida, malnacido!–para ese punto las pocas pestañas que Jane tenía estaban empapadas en lágrimas, pero yo sabía que se estaba conteniendo lo más posible para no dejar caer ni una sola gota, ni una sola lágrima.

Solté un gruñido unido a un suspiro pesado para regresar mi mirada a ella.

Jane, Jane, Jane–tararée, por el mientras que daba unos cuantos pasos adelante–por qué nadie lo nota? Eres hermosa! Mírame a mí, no soy yo hermoso?–me apunté com mis propias manos, ensanchando más de lo que se podría una sonrisa. Una maniaca y cínica sonrisa–ellos habrían hecho lo mismo contigo, habrían querido matarte, ¿Acaso no entiendes eso? Te habrían matado!–mientras más hablaba más mi sonrisa desaparecía de mi cara, cambiando a una mueca de enojo, a la par que mis cejas se fruncían.

Oh, no. Ni te atrevas Jeff, ni te atrevas a compararme contigo! Maldito desquiciado mental!–La miré directamente a los ojos sin rechistar, el pensamiento de la misión ya se había completamente marchado de mi cabeza.

Por qué esta idiota no entendía?

Nadie te habría aceptado, nadie más que yo Y lo sabes.–

Deja de compararme contigo para aliviar tu sufrimiento, Jeffrey, porque no funcionará, puedes crear cuantos más muñequitos muertos para justificarte quieras... Pero yo me salí de tu proyecto, del pequeño juego mental en el que me habías encerrado, de la telaraña de manipulaciones que habías creado para mí-–

Y la interrumpí, por que sabía que con una sola frase ella iba a estallar, y eso hacia que mi sonrisa se ensanchara como creí nunca haber podido

Pero saliste rota–mis pupilas ensanchadas miraban fijamente sus ojos, los quemaban mientras yo gozaba del dolor que podía ver através de sus ojos... Me llevaban directamente a su alma, y ella era tan jodidamente predecible que esas carcajadas de maníaco no podían evitar brotar de mi boca–Quebrada–

Y allí fue cuando gruesas lágrimas empezaron a brotar de sus adoloridos ojos.

Sin parar.

Mi territorio (Slenderman x Jeff the killer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora