Entre Sombras

Prólogo

El se vio obligado a forjar su fortaleza desde lo más profundo de su ser. Un dragón cuya naturaleza ardiente se combinaba con una voluntad inquebrantable, navegando por un mundo lleno de desafíos y adversidades. Sus instintos y deseos, nunca saciados del todo, moldeaban sus decisiones y acciones. Su presencia, imponente y llena de carácter, inspiraba tanto respeto como inquietud, ya que emanaba una confianza que lo destacaba entre los demás individuos. La arrogancia, aunque a menudo la ocultaba, formaba parte intrínseca de su personalidad.

Alexander King era consciente de su singularidad y no temía mostrarla. Siempre en busca de su propia satisfacción, no se detenía a considerar cómo sus elecciones podían afectar a otros. Nació en un imperio que, con el tiempo, moldearía a su antojo, expandiendo sus fronteras y su influencia. Sin embargo, en cada gesto y mirada, encontraba sombras de un amor perdido, un recordatorio constante de lo que alguna vez fue y ya no estaba.

Ella es una figura que emana elegancia y misterio, una combinación que cautiva a quienes cruzan su camino. Mia Primrose ha tejido a su alrededor una coraza, una armadura invisible que protege sus miedos más profundos de las miradas indiscretas del mundo exterior. Detrás de esa fachada de fortaleza, su corazón late con una pasión vibrante que solo unos pocos tienen el privilegio de conocer. La danza se convierte en su refugio, un espacio sagrado donde puede dar rienda suelta a sus emociones, liberándolas en cada movimiento, expresando lo inefable que alberga en su interior.

Era la heroína de su propio relato, una princesa de fuerza inquebrantable que no anhelaba ser rescatada, sino que buscaba su propia salvación en cada paso que daba. Como un faro solitario en medio de un océano de emociones turbulentas, aspiraba a tener su propia historia y no vivir en las sombras de nadie. Y aunque sus deseos la empujaban a enfrentar el mundo sola, en lo profundo de su ser también ansiaba encontrar un refugio, un lugar donde la protección y la complicidad la envolvieran como un cálido abrazo en medio de la noche estrellada.