Me despierto temprano, es decir a las 07:45 am, gracias a la alarma. Me dirijo al baño y disfruto de una relajante ducha, dejando que el agua tibia acaricie mi piel. Mientras me enjabono, mis manos recorren mi cuerpo, que se aleja de los cánones tradicionales de una bailarina de ballet, específicamente. Aunque no poseo la figura esbelta y delicada que se espera, poco a poco estoy aprendiendo a valorar y amar mi cuerpo tal como es. Mi piel, de un tono pálido y suave, mi cara está decorada con pecas que dan un toque juvenil y tierno. Mi cabello, largo y ondulado en un tono de castaño claro, cae en cascada sobre mis hombros, añadiendo un toque de encanto natural. No soy alta más bien mido 1,60 cm, digamos que estatura media.
Muchos dicen que mi mirada es dulce y sincera pero triste. Mis ojos, de un color marrón miel, siempre han sido elogiados como expresivos. A mis 19 años, mi cuerpo se distingue por su forma de reloj de arena heredada de mi madre latina, con curvas que han sido objeto de halagos y bastantes comentarios obscenos. Si bien no puedo decir de tener una vida sexual activa, he recibido varios cumplidos por mi apariencia por parte de los hombres. Pero más allá de las opiniones externas, mi relación con mi cuerpo es bastante complicada pero nunca lo demuestro. Para todo el mundo, yo estoy orgullosa de mi cuerpo, porque me ha permitido llegar hasta aquí en mi carrera como bailarina y en mi vida personal.
Al salir de la ducha, envuelvo mi cuerpo en una toalla y me detengo frente al espejo. Mi pelo ondulado caen en cascada sobre mis hombros, otorgándome una apariencia natural y despreocupada. Decido peinarlos en una trenza elegante pero desenfadada, asegurándome de que queden bien sujetos para practicar.A continuación, elijo con cuidado mi atuendo para el día de hoy. Opto por unas mallas negras que se ajustan a mis curvas y me brindan la comodidad necesaria para moverme con libertad. Sin embargo, no me siento segura llevando solo eso así que decido ponerme un pantalón de tela suave, similar a los utilizados para realizar yoga, que me permite realizar movimientos fluidos, no me incomodan al bailar y son bonitos.
Para la parte superior, elijo un top ajustado porque siempre me gusta sentirme segura y cómoda en mis movimientos, y este top me brinda el soporte necesario.Y la prenda más importante para mí y que siempre me aseguro de llevar, una sudadera, ya que soy bastante friolera y no estoy dispuesta a pasar frío nunca.
El rugir de mi estómago me recuerda que necesito energía para el día de entrenamiento. Me dirijo a la cocina y preparo mi desayuno. Disfruto de un tazón de yogur con frutas frescas y granola, saboreando cada bocado mientras veo un video de comida.
Aunque me he sacado el carnet de conducir recientemente, decido tomar la guagua hacia la academia. Con paso decidido, me adentro en la academia y me dirijo hacia el despacho de la directora Helena. A medida que camino por los pasillos familiares, siento una mezcla de nerviosismo y emoción. Helena ha sido una figura importante en mi vida, ya que es la abuela de mi mejor amiga y prácticamente una madre para ella. Aunque compartimos una relación personal cercana, en la academia hemos sabido separar los roles y establecer un ambiente profesional.
Al llegar al despacho de Helena, toco suavemente la puerta y escucho su voz invitándome a pasar. La habitación está impregnada de seriedad y orden, con estanterías repletas de libros y fotografías que evocan la historia de la danza. Helena me recibe con una mirada firme pero cálida. Ella es una mujer imponente y elegante. A primera vista, se puede apreciar su cabello plateado perfectamente peinado, que contrasta con su piel suave y tersa. Aunque los años han dejado algunas arrugas en su rostro, su belleza sigue siendo innegable. Sus ojos azules, profundos y penetrantes, reflejan su inteligencia y determinación. La mirada de Helena es aguda y analítica, capaz de percibir incluso el más mínimo detalle. Su boca delgada muestra una expresión serena pero firme, transmitiendo su autoridad y control.
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Entre Sombras
ChickLitEn el mismo mundo nacieron, un lienzo que moldearían con el tiempo a su antojo. Entre sombras, sus vidas se entrelazaron en un juego peligroso.