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Mi madre me llama para ir a comer y juntas montamos la mesa. A medida que compartimos la comida, siento cómo su presencia me reconforta y me ayuda a despejar mi mente. Soy una persona que conecta profundamente con sus emociones y tiende a sobreanalizarlo todo, pero mi madre tiene ese don especial de hacerme desconectar por completo.

Mientras saboreo cada bocado de los frijoles rancheros, la idea de ir al evento sigue rondando en mi cabeza. No puedo evitar preguntarme por qué estoy considerando asistir. ¿Es para molestar a Alex, para verlo en persona después de ese intercambio confuso o para conocer a su nueva novia? O tal vez simplemente me siento curiosa por volver a un evento al que no he ido en mucho tiempo y que tengo un mal recuerdo de él. Con todas estas incertidumbres en mi mente, decido coger mi teléfono. Al comprobar la hora, son las tres de la tarde, y envío un mensaje a mi padre aceptando su invitación.

Después de informar a mi madre sobre mi decisión de asistir al evento, ella asiente en silencio y dice que se encargará de limpiar todo y luego me ayudará a prepararme. Salgo de la ducha y encuentro a mi madre subiendo las escaleras para ayudarme.

Después de mucho debatir y discutir con mi madre sobre qué ponerme, finalmente tomo una decisión. Opto por un elegante vestido largo de color azul oscuro con destellos brillantes, el cual resalta sutilmente mi figura. El vestido está confeccionado con un delicado tejido de encaje, lo que le añade un toque de sofisticación. Al probármelo, me doy cuenta de que es la elección perfecta. Para completar mi atuendo, elijo unos zapatos de tacón alto plateados que realzan mi estatura y combinan a la perfección con el conjunto. Sus brillantes detalles añaden un toque de glamour y elegancia.

Mi madre se ofrece a ayudarme con el peinado, y juntas decidimos que llevaré el cabello suelto, pero con un medio recogido que incluye una trenza. Algunos mechones sueltos enmarcan mi rostro de forma delicada. En cuanto al maquillaje, decido optar por un look natural que realce mis rasgos sin ser demasiado llamativo. Enfoco mi atención en resaltar mis ojos con sombras en tonos neutros y un delineado sutil que realza mi mirada. Decido mantener mis labios en el tono natural de mis labios, ya que siempre me ha gustado su color intenso. Simplemente aplico un poco de gloss para darles un brillo suave.

Los minutos previos a salir de casa se hicieron eternos. Mi madre me ayudó a repasar cada detalle del atuendo y me aseguró una vez más lo hermosa que lucía. Aunque apreciaba sus palabras reconfortantes, la ansiedad seguía latente en mi interior. Finalmente, el pitido del Audi resonó en el aire, anunciando la llegada de mi padre. Me despedí de mi madre con un abrazo apretado, agradecida por su apoyo incondicional, y salí hacia el exterior. Al abrir la puerta, me encontré con mi padre al volante, con su expresión serena y una sonrisa cálida en sus labios.

Mi padre tenía un Audi, un vehículo que era testigo de la discreción y la humildad que caracterizaban a mi padre, a pesar de su posición en la sociedad. En un mundo donde tener un chofer personal era común para aquellos en su estatus, él prefería conducir personalmente, manteniendo un sentido de normalidad y sencillez que lo distinguía de los demás.

Me acomodé en el asiento del automóvil, rodeada de lujo y sofisticación, pero también de un ambiente acogedor y familiar que solo mi padre sabía brindar. Las palabras no eran necesarias en ese momento. Sentía su apoyo y comprensión en el silencio compartido mientras nos dirigíamos hacia el evento.

El trayecto en el coche fue tranquilo, pero mi mente estaba llena de pensamientos y preguntas. Mi padre me brindaba cierta confianza, pero el nerviosismo no desaparecía por completo. Mientras el coche avanzaba por las calles, el ambiente se volvía más vibrante y glamoroso. Llegamos a nuestro destino, un lugar que emanaba elegancia y distinción desde el primer vistazo. El edificio imponente y bien iluminado nos invitaba a sumergirnos en el mundo de la alta sociedad.

Miré a mi padre, buscando su aprobación y aliento. "Estás radiante Mia", dijo mi padre con una sonrisa. "Estoy seguro de que serás la más guapa con diferencia" Me guiña el ojo y me rio.

Le agradecí sus palabras y le confesé mis inseguridades. "Todo esto es nuevo para mí y, a veces, me siento fuera de lugar".

Mi padre tomó mi mano y me miró a los ojos. "No necesitas encajar en ningún molde. Eres mi hija, nunca olvides eso". Le agradecí a mi padre por sus palabras reconfortantes y decidí confiar en su apoyo. Sin embargo, sentí una mezcla de emociones al escuchar su respuesta. Si bien sus palabras transmitían un mensaje de amor y protección, también pude percibir cierta arrogancia en ellas. Después de todo, era la hija de uno de los hombres más ricos y poderosos del país, lo cual implicaba ciertas dinámicas y expectativas en su círculo social.

Aunque tenía el privilegio de disfrutar de ciertas comodidades y ventajas debido a mi posición, también era consciente de las dificultades y envidias que rodeaban a mi familia. El entorno en el que mi padre se movía podía ser desafiante y complicado, y mi madre había sido clave en mantenerme alejada de esas tensiones. Gracias a ella, había experimentado una vida más cercana a la clase media, lo que me permitía apreciar las realidades y las luchas que enfrentaban las personas en diferentes estratos sociales.

Esa dualidad en mi vida me había brindado una perspectiva única y me recordaba la importancia de mantenerme fiel a mí misma, sin tratar de encajar en ningún molde preestablecido. Aunque me sentía fuera de lugar en ese ambiente de opulencia y ostentación, sabía que debía ser auténtica y no dejar que las expectativas de los demás definieran mi valía. Con estos pensamientos en mente, asentí a las palabras de mi padre y le sonreí.

Finalmente, cuando mi padre y yo llegamos a la sala después de pasar todo el control de seguridad, quedé impresionada por la majestuosidad del lugar. Era un salón amplio y lujosamente decorado, con una iluminación tenue que creaba un ambiente elegante y sofisticado. Las paredes estaban adornadas con obras de arte y espejos ornamentados, reflejando la opulencia del lugar. La gente que asistía al evento vestía de manera impecable. Las mujeres lucían vestidos de diseñador en una variedad de estilos y colores, desde vestidos de gala hasta conjuntos de cóctel elegantes. Algunas llevaban joyas deslumbrantes, como collares brillantes y pulseras delicadas, que añadían un toque de lujo a sus atuendos. Los hombres vestían trajes a medida en diferentes tonalidades, desde clásicos trajes negros hasta trajes de colores más atrevidos. Algunos optaron por corbatas elegantes, mientras que otros prefirieron pajaritas para completar su aspecto sofisticado. Los camareros y camareras se movían con gracia por el lugar, llevando bandejas llenas de exquisitas y delicadas delicias culinarias. Los platos eran una combinación de cocina internacional y gourmet, desde aperitivos sofisticados hasta exquisitos platos principales.

Mientras mi padre y yo nos acercábamos a su novia, Victoria, una mujer elegante pero no sé hasta qué punto sofisticada, que nos recibió con una cálida sonrisa y nos unimos en un pequeño grupo. Mi padre se encargó de presentarme a las personas que estaban a su alrededor, y mientras estrechaba manos y compartía breves conversaciones, me di cuenta de la diversidad y el estatus social de este evento. Entre los presentes había otros hijos de los invitados, algunos de ellos también involucrados en la academia de baile o que estaban en mi universidad. Compartimos sonrisas cómplices, ya que todos estábamos familiarizados con los altibajos y las exigencias del mundo artístico.

A medida que las felicitaciones por conseguir el solo, intenté discernir la sinceridad en las palabras de cada uno de ellos. Algunos expresaban admiración genuina, mientras que otros parecían estar cumpliendo con las formalidades del evento.

Mi padre, consciente de su responsabilidad como hombre de negocios, me informó que tenía que ausentarse por un momento para atender algunos asuntos importantes. Con una sonrisa alentadora, me animó a disfrutar de la zona de cócteles y a aprovechar la oportunidad para relacionarme con los demás invitados. Así que preferí ir a la zona de cocteles, los canapés serían mucho más simpáticos.

Mientras mi padre se alejaba, me adentré en el área de cócteles, maravillándome ante la elegancia y el lujo que me rodeaba. Cada persona parecía haberse esmerado en su apariencia, y no pude evitar sentirme un poco abrumada por la sofisticación y el glamour del evento. Mientras cada camarero que pasaba delante de mí me ofrecía una copa de champán, mientras rechazaba con amabilidad a los camareros.

El evento estaba repleto de gente, y mis pocos amigos se encontraban dispersos por el lugar. En eventos como este, a menudo se da poca importancia a las amistades existentes, ya que se busca la oportunidad de entablar nuevas conexiones.

Entre SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora