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"Mia, Mia, Mia", escuché mi nombre y me di cuenta de que Alex me estaba llamando.

"Perdón, estaba pensando en el baile de las 12 bailarinas", dije, disculpándome por mi desconexión momentánea. Alex me comprendió sin sorprenderse, él conocía bien mi pasión por ese baile.

"Es muy bonito", dijo Alex con seriedad, recordándome que su madre había sido la bailarina principal de ese baile durante 11 años.

"Sin duda alguna es mi evento favorito, creo que es uno de los pocos donde hay un ambiente más natural y no importa tanto quienes somos, simplemente intentamos disfrutar. Pero no sé si iré este año. El año pasado a mí no me fue bien", le respondí con sinceridad, sintiéndome vulnerable.

"Me lo dijo Sara", añadió con una mirada comprensiva, sus ojos grises llenos de apoyo. "Y te puedo asegurar que este año no te vas a sentir incómoda, ningún idiota volverá a tener esas intenciones contigo, te lo aseguro". Le sonreí, aunque sabía que no se puede controlar lo que ocurre en un evento tan concurrido.

"Te lo agradezco enserio pero..." intenté continuar, pero Alex me interrumpió con determinación.

"Estaré ahí para ti", aseguró Alex con convicción. "Nadie se atreverá a incomodarte este año, te lo prometo. Y si alguien se atreve, tendrán que lidiar conmigo".

"¿Tantas ganas tienes de verme? ¿No decías que no querías seguir perdiendo el tiempo conmigo?" le lancé una pizca de sarcasmo, tonteando con él mientras conscientemente jugaba con fuego.

"Por eso mismo, tengo que empezar a aprovecharlo", me respondió fijamente, y en ese momento me quedé en blanco, sintiendo un cosquilleo en el estómago. No podía permitir que pensara que me ponía nerviosa.

"Entonces, ¿me garantizas que me cuidarás y me protegerás durante el baile?", pregunté con una sonrisa coqueta, tratando de mantener el tono ligero mientras bromeábamos.

"Absolutamente", respondió, siguiéndome el juego. "Seré tu caballero de brillante armadura, listo para defenderte de cualquier 'idiota' que se atreva a molestarte".

"Vaya, ¿quién diría que encontraría a mi héroe en un baile de alta sociedad?", bromeé, disfrutando de este momento entre nosotros.

El se rió, y su risa resonó en el aire como música para mis oídos. "Bueno, qué puedo decir, siempre me ha gustado ser el héroe de la historia. Aunque no sé quién te salvará de mí", respondió con una sonrisa encantadora.

"Las princesas se salvan solas", le guiñé un ojo, tratando de mantener mi compostura aunque por dentro estaba temblando.

"Mmmm, pero incluso las princesas más valientes siempre buscan ayuda o terminan huyendo cuando se sienten acorraladas por un dragón que podría dominarlas" hace una ligera pausa y se acercándose ligeramente me dice"¿no crees?" Mi pregunta es bastante seria, como puede ser tan guapo e imbécil a la vez.

"Mmmm, me perdí en esta conversación. ¿Entonces eres el caballero de brillante armadura o el dragón dominante?" respondí, dejando escapar una pequeña risa nerviosa. Porque siento que me estoy enfrentando a un dragón que me va a terminar quemando.

Sus ojos grises brillaron con diversión mientras se apoyaba contra una pared cercana. "Eso es fácil de demostrar." En ese mismo instante me sonrojo pero no va a salirse con la suya.

"Yo diría que eres un poco de los dos. Ya que un verdadero caballero siempre respeta los deseos de la princesa y nunca hace nada que la haga sentir incómoda. Sin embargo, el dragón es tan auténtico que no necesita disfrazarse, solo es el mismo y no le importa llevar a alguien al borde de la locura mientras obtenga lo que sacie sus deseos"

"¿Ah, sí?" me desafio, y yo simplemente asentí.

"Hay que ir a coger la salchi de Sara, nos mata si nos olvidamos de ella", dije y el entendió que no quería seguir con el tema. Incluso para él, era demasiado. Se levantó y se acercó a Flor, y en ese momento, no pude evitar pensar en mi pasado baile de primavera. Después de un año tan largo y amargo, no me degradaba ir; siempre ha sido especial para mí sin saber por qué. El evento había comenzado bien, incluso podría decirse que me estaba divirtiendo bastante, pero siempre hay algo que lo estropea.

Decidí ir al baño; sin embargo, todos estaban ocupados, así que tuve que bajar dos pisos hasta conseguir un baño vacío y limpio, bastante exigente de mi parte. Cuando salía del baño, me topé con uno de los invitados. Su cara me sonaba, pero estaba borracho. Cuando pasó a mi lado, sentí que me agarraba. En ese momento, entré en pánico e intenté zafarme, pero fue imposible, y no había nadie a mi alrededor. Quise gritar, pero el pánico me paralizó; era como si mi garganta se quedara seca y no pudiera emitir ningún sonido. En mi mente, solo pasaba el temor de que no podía soportar otra vez lo mismo, que una vez fue más que suficiente.

Pero esta vez, tuve más suerte y un empleado nos vio. Al final, todo se solucionó, y estaba en un edificio lleno de gente. Sin embargo, la herida en mi corazón se hizo más grande, y me di cuenta de que nunca podré superarlo. Eso me hizo recordar lo mal que lo pasé una vez, cómo tuve que soportar perder mi valor. Y sabía que no iba a superarlo si me pasaba una tercera.

En ese momento, Alex se acercó con las salchichas en la mano y dijo: "Vamos." Yo simplemente asentí y comencé a caminar detrás de él. La multitud a mi alrededor me molestaba, y mis miedos empezaban a apoderarse de mí. Tuve un impulso y le agarré de la mano. Él se dio la vuelta, vio mi gesto y siguió caminando como si fuera algo completamente normal, y eso era justo lo que necesitaba. Me sentía desconectada, perdida, y en ningún momento él me exigió que me comportara de manera diferente. Incluso se las arregló para conseguir un taxi para los dos, él solito y en ningún momento me soltó la mano hasta que nos montamos en el coche.

Ahora mismo, me encontraba en el taxi con Alex a mi lado. Yo tenía su chaqueta puesta, mirando por la ventanilla con los ojos llenos de lágrimas.

En un gesto bastante inesperado, pasó su brazo alrededor de mis hombros y me apretó suavemente contra él, mi cabeza quedo en su brazo y yo me acurruque ahí. No dijo nada, pero su presencia eran suficientes para que me sintiera segura. El taxista siguió su camino mientras la ciudad pasaba por delante de nosotros.

"No puedo evitar preguntarme qué pasaría si algún otro 'idiota' lo intentara de nuevo. No aguantaría una tercera vez." susurré entre lágrimas, sin saber realmente cómo expresar todo lo que sentía en ese momento.

Alex miró hacia abajo, y me levanto el mentón de manera tierna. "Digamos que no toleraría que nadie arruinara a una princesa en apuros. Mia, no permitiré que te vuelvas a pasar por eso. Eres demasiado especial."

Sus palabras me tocaron profundamente, y sentí cómo el nudo en mi estómago se aflojaba un poco. Me sentía vulnerable, pero también protegida en sus brazos.

"Gracias" susurré, encontrando consuelo en su mirada comprensiva. "Es solo que... No sé si puedo superarlo del todo."

Él me acarició la mejilla con suavidad y me sonrió con ternura. "No tienes que hacerlo sola. Tienes a mucha gente alrededor que te quiere y que daría hasta la vida por ti", dijo con sinceridad. Yo volví a bajar la cabeza, y de vez en cuando, una lágrima se me resbalaba. 

Entre SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora