14

2 0 0
                                    

El ambiente empezó a estar tenso entre nosotros dos mientras nos dirigíamos al puesto y después de tres minutos más caminando llegamos. Tuvimos suerte porque no había cola, nos acercamos y saludé.

"Holiiii", exclamé con una sonrisa mientras la dueña del puesto, Flor, me devolvía el saludo con una amable sonrisa en su rostro. Sus dos hijos también estaban por ahí, y me sentí en casa en aquel lugar que visitaba desde hace tiempo junto a mi madre.

"Hola, mi amor, ¿cómo estás?", me preguntó Flor con calidez, como siempre. Respondí con sinceridad, "Muy bien, y ustedes ¿qué tal?".

"Como siempre por acá, las cosas no cambian", comentó Flor con una risa amigable, y no pude evitar sentirme reconfortada por la familiaridad del lugar.

Uno de los hijos de Flor se acercó y me elogió con cortesía, "Hola reina, estás hermosa". Agradecí sus palabras y sabía que nunca habían intentado pasar de unos cumplidos amistosos, lo que me hacía sentir cómoda con ellos. Sin embargo, la tensión en el ambiente aumentó cuando Alex carraspeó la garganta, evidentemente incómodo con la situación.

"Flor, quiero una salchipapa con todo para comer aquí y otra para llevar", le pedí, pensando en llevarle una a Sara. Me di la vuelta hacia Alex y bromeé, "¿Sabes qué quieres tú?", a lo que él negó con una leve sonrisa desconcertada.

Flor intervino de manera amable, "No te preocupes, tenemos un menú bastante variado y delicioso. ¿Te gustaría probar las salchipapas, joven?"

Alex asintió con cautela, "Sí, por favor, lo mismo que ella."

Flor anotó el pedido y rápidamente preparó las salchipapas con esmero. Mientras esperábamos, uno de sus hijos nos estaba limpiando una mesa. A los minutos su hijo se acercó y nos estaba acompañando a la mesa y en ese momento preguntó con una sonrisa pícara "¿Son novios?".

"No, no somos novios", sonreí mientras Alex se sentaba.

Flor intervino amigablemente mientras nos dejaba la comida y la bebida , "Harían una pareja muy bonita", comentó, y luego añadió con un tono divertido "Disfruta sin compromiso, que hay muchos sabores por probar". En ese momento todos nos reímos y ellos nos dejan a solas.

"Este es un lugar especial para ti", mencionó, y yo simplemente asentí con una sonrisa.

"Exacto", respondí con entusiasmo. "Aquí es donde realmente se ve la realidad de cómo viven estas personas", señalé a los comerciantes ocupados con sus actividades diarias pero con una genuina sonrisa en el rostro, disfrutando de lo que hacían. "No es solo la comida deliciosa que hacen, es la lucha diaria por sobrevivir y el esfuerzo de cada uno de ellos por ganarse la vida. Y aun así, son felices y siempre intentan hacerte sentir bien".

La expresión de Alex se volvió más seria y reflexiva mientras absorbía cada detalle del lugar. No era un ambiente glamoroso, pero sí era auténtico y real, y eso lo hacía especial de una manera única. Pude notar que apreciaba la autenticidad y la calidez del lugar.

"Prueba estas salchipapas", le dije emocionada, ofreciéndole uno de los platos que habíamos comprado. "Espero que te gusten". Alex tomó una de las salchipapas que le ofrecí, y con curiosidad, probó un bocado. Lo miré expectante mientras masticaba, sintiendo una extraña mezcla de ansiedad y emoción. Era ridículo lo nerviosa que me sentía por si le gustaba o no.

"¿Qué llevan?", me preguntó con seriedad mientras examinaba las salchipapas con curiosidad.

"Llevan papas, salchichas, queso, pollo mechado, kétchup, mayonesa, salsa de piña, alioli y guacamole", enumeré con una sonrisa, tratando de describir cada ingrediente con detalle. "No es precisamente comida gourmet, pero están buenísimas. Si no te gusta algo, podemos pedir otra cosa o quitar algún ingrediente".

Entre SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora