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Días después, Stiles aguantaba a duras penas las ganas de llorar mientras guardaba en un recipiente cupcakes que había hecho para que su papá llevara a la comisaría, de algún modo debía matar su tiempo y cocinar realmente le relajaba. Por muy triste que se sintiera, le gustaba estar con su papá, se sentía como un niño pequeño de vuelta, pero todo Beacon Hills le recordaba a esas épocas y no podía evitar pensar en Derek siguiéndolo en las sombras todos los días.

Pero ese era el final, un final anunciado desde un principio y sabido por los dos. Sobre todo, después de los besos que habían compartido, porque no importaba lo que él dijera, hubo amor en cada beso, sentimientos implicados por ambas partes.

Sus manos temblaron de pronto al escuchar a su papá bajar las escaleras y suspiró tragándose el cúmulo de lágrimas que tenía en la garganta.

—Stiles, hijo... —

—Hice cupcakes —dijo mostrándole el recipiente, pero sin mirarlo a los ojos

—Hijo...

—Estoy bien papá —aseguró tragando fuerte de nuevo y sonrió —Mira, he hecho algunos de chocolate porque sé que a las chicas les gusta —

—Stiles, siéntate un momento —pidió tomando el recipiente con cuidado. Este lo hizo porque no tenía de otra, y juntó sus manos sobre la mesa —¿Qué está sucediendo contigo y ese chico Derek? Mira, llevas ya una semana aquí, y te amo, pero sé que estás huyendo de algo, ¿Qué sucedió? —

El castaño no pudo decir nada, sus labios permanecieron sellados sin saber qué decir exactamente, o cómo explicarlo.

—Me he enterado de cosas, sabes cómo son todos por aquí —dijo de vuelta el mayor —Y cuando oí que estaban juntos me he alegrado... —

—No lo estamos, es lo mejor —susurró bajando la mirada —Para ambos, es lo mejor hacer esto, poner distancia durante un tiempo. Luego, podremos ser amigos, y... vernos a la cara tranquilos —

Él sabía que debía poner distancia para poder volver a su estilo de vida anterior, para poder volver a ser él mismo. Porque cuando Derek estaba cerca, sentía las ganas de querer mandarlo todo a la basura, y pedirle que no se marchara porque decirle que lo extrañaría era quedarse corto.

Con un suspiro su papá asintió. —Hace demasiado tiempo que dejaste de hacerme caso, así que solo puedo decirte que sufras tranquilo, hazlo y llora todo lo que necesites hijo, deja atrás todo lo que te pesa, aquí, en casa conmigo. ¿Escuchaste? Este es el lugar donde puedes hacerlo, porque estoy aquí también —

Stiles agachó la cabeza con las lágrimas comenzando a caer sobre la mesa. A pesar de que se hubiera jurado no hacerlo, cuando sintió a su papá caminar hacia él no pudo evitar levantarse al mismo tiempo que este le estrechaba en sus brazos. Sentir su calidez y convertirse de vuelta en un niño pequeño. Enterró el rostro en su uniforme y lo llenó de lágrimas.

Permanecieron en silencio y abrazados mucho tiempo, sin atreverse a hacer ningún movimiento. Su papá solo le dejó llorar hasta vaciarse. Y aun sin querer romper el hechizo del momento, Stiles se alejó despacio y le miró.

—Gracias papá

—Mis brazos siempre van a estar abiertos cuando los necesites, hijo—

Lo vio irse con los cupcakes y suspiró sentándose en las escaleras. Estaba cansado, pero también se sentía liberado, Melissa le había dicho una vez que las lágrimas te lavan el alma, y así se sentía.

Mientras entraba a la casa de nuevo su teléfono comenzó a vibrar y lo tomó esperando que fuera del trabajo, para su sorpresa era Derek. Tragó despacio observando el nombre en la pantalla, pero decidió que no era buena idea y lo dejó caer en el sofá, él debía ser fuerte por los dos. No les haría ningún bien entrar en ese tira y afloje.

AMOR POR CONVENIENCIA © SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora