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Ocho meses después.

Escuchó ruido a lo lejos, pero sus ojos estaban demasiado cansados como para abrirlos y ver qué sucedía. La calidez de sus sábanas y la suavidad de la almohada le impidieron mover siquiera un centímetro de su cuerpo e intentar averiguar de dónde provenía el sonido.

No tardó mucho en deducirlo, en medio de la inconciencia algo frio lo trajo de poco a la realidad, y sintió unos brazos rodearle lentamente la cintura y cruzar sobre su estómago para luego hundirse debajo suyo, y la piel desnuda de su espalda se vio cubierta por otra piel caliente. Lo cierto es que supo de quien se trataba desde el principio por el aroma.

—Dijiste que no vendrías hoy—balbuceó acomodándose y adoptando el papel de cuchara pequeña. El moreno besó la piel sobre su omóplato y suspiró contra ella luego causándole escalofríos.

—Acabamos de llegar, escuché que viniste a descansar así que me escapé también, debo volver en tres horas —contó adormecido. Stiles se lamentó, pero aun así envolvió la mano que lo rodeaba y guardó silencio para no molestar su descanso. Esas horas de sueño eran cruciales para ellos, aunque él llevaba dos horas de ventaja.

Poco después su teléfono sonó y se despertó de golpe tomándolo para contestar. Vio el nombre de Lydia en la pantalla y se relamió los labios antes de hacer un sonido con la garganta.

Los padres de Jeremy acaban de entregarse, él está siendo derivado al hospital y su hermana ya está en camino —informó —Puedes descansar tranquilo, me encargaré de todo

—Gracias Lyd —contestó y dejó el teléfono a un lado de vuelta. Volteó en su lugar y Derek se acomodó hundiendo el rostro entre su cuello y la almohada. Cerró los ojos de vuelta buscando conciliar el sueño, pero solo unos minutos después sintió unos inquietos dedos bajo las sábanas y entre la goma de su ropa interior, acariciando la piel de su cadera —Derek —llamó —Creí que... estabas cansado —

—Esto es lo que mejor recarga mi batería —contestó el otro contra la piel de su cuello —Y hueles particularmente bien esta noche, o quizá te extrañé demasiado —

—¿Realmente lo quieres?

—¿Tú no? —

Stiles gimió bajito al sentir la mano de Derek acariciar su longitud, y arqueó la espalda impaciente.

Sintió la urgencia de Derek por prepararlo y sonrió dándose vuelta. Los labios de Derek viajaron por su espalda y cuello, mientras que su mano humedeció su entrada y lo preparó para lo poco que lo necesitaba.

Desde que iniciaron su relación estaban como conejos, no podían despegarse el uno del otro. ¿Cansancio? Stiles ya no sabía lo que esa palabra significaba. Cada minuto que coincidían lo pasaban pegados, uno encima del otro, sudando y jadeando. Derek era insaciable y Stiles tuvo que acostumbrarse rápidamente para lograr seguirle el ritmo.

Dejó que el moreno hiciera con su cuerpo lo que quisiera, solo se dejó hacer, tocar y besar. Casi podía verse reflejado en los ojos ajenos, en un Derek que no dejaba de mirarle en todo momento, grabándose cada una de sus expresiones, memorizando cada sonido que sale por su boca, incapaz de perderse un segundo de lo que significaba hacerle el amor a Stiles.

Algo normal para él, era festejar las fiestas con su papá, al ser Scott su relación más larga, era normal que lo pasaran los cuatro con Melissa, nunca había tenido que pensar en algo distinto a eso, ni plantearse lo contrario.

Ahora con Derek, era distinto. Él tenía a su familia y Cora ya dijo que pasaría año nuevo con ellos lo que significaba que vendría desde Londres por ellos, así que él no podía no estar, pero tampoco podía aguarles la fiesta y cambiar sus planes, de hecho, no sabía cuáles eran esos planes.

AMOR POR CONVENIENCIA © SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora