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Stiles decidió enfocarse en el trabajo, sus casos y su vida, de todos modos, pasaba más tiempo ahí que en su casa, el daño podría ser mínimo si llegaban a descubrir que realmente no tenía a nadie más viviendo con él. ¿Verdad?

Para el viernes, Stiles había empezado a olvidar lo ocurrido el fin de semana anterior. Derek realmente no merecía que pensara en él por como lo había tratado, y tampoco dejó que le preocupara el hecho de que, incluso él, sabría que no tenía ningún novio.

A las nueve de esa noche, bajó las persianas de las ventanas para poder aislarse y colocó un capítulo al azar de su serie favorita The Office, mientras se acurrucaba en el sofá. Tenía un plato de fideos chinos, colocó un huevo frito encima y una taza de té en la mesita, y se disponía a disfrutar de esa noche para él solo.

Jackson, se encargaba de los casos pequeños los fines de semana, y en fiestas él toma el mando así Jackson y Lydia podían ir de vacaciones como la hermosa pareja que eran.

Stiles intentó no pensar en que tendría todo el fin de semana para él solo, de nuevo, ya que eso lo llevaba a pensar en Scott y Allison, o en Derek, y cualquiera de las dos terminaba con él despreciando su vida.

Cuando el timbre sonó, se quedó tranquilo, sabía que no sería Scott o Allison, o incluso Derek. Probablemente se trate de alguno de los niños del edificio queriendo mostrarles su placa a sus amigos como siempre, o alguna vecina preguntando si podía hacer algo con la música proveniente del octavo piso. Así que, lentamente se puso de pie manchándose la remera con salsa en el proceso, maldijo y se sacudió como pudo intentando quitarla, cuando lo único que hizo fue extenderla más. Entonces, abrió la puerta.

—Hola —dijo Derek al otro lado.

—¡Maldición! —soltó él, completamente fastidiado por la poca suerte que tenía últimamente —¿En qué puedo ayudarte Hale? No hace falta disculparse —

—¿Qué?

—Supongo que te diste cuenta de lo imbécil que fuiste conmigo la semana pasada.

—No lo fui —dice este frunciendo el ceño

—¿En serio? Bien por ti. Entonces, ¿qué quieres? —repite sin soltar el pomo de la puerta, preparado para cerrarla en cualquier momento.

—Necesito un consejo —

—No se me dan bien los consejos de amor —suelta, repitiendo las palabras que este le había dicho la última vez.

—Vamos Stiles, dijiste que querías ser buen vecino, así que decidí aceptar tu oferta —

—¿Mi oferta?

—La cena —responde, mostrándole la botella de vino que traía en la mano.

—Pero la rechazaste, y muy agresivamente por si no lo recuerdas —

—Necesito saber cómo lidiar con una situación, tengo a alguien en el hospital y realmente no sé qué hacer —

—No soy médico Derek, deberías hablar con un especialista, así que no sé muy bien cómo puedo ayudarte —

—La última vez, en el incendio, vi que te llevas muy bien con las personas como siempre, así que necesito un consejo, solo uno Stiles... —dijo Derek, y Stiles rodó los ojos abriendo paso para dejarlo entrar, este lo hizo mientras le pasaba la botella.

No es que se llevara bien con todo el mundo, siendo detective tenía que poder leer a las personas, sus deseos y sus miedos, y poder guiarlas hacia donde él quería que fueran, ya sea para hablar y que le den pistas sobre un caso, o para quitarle información a su ex novio y conseguir que admitiera tener una aventura. Cualquiera sea el caso no es que sintiera que sea algo positivo.

AMOR POR CONVENIENCIA © SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora