Capítulo 11

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Para Alicent, aquel alivio que significaba no lidiar con Cregan Stark, se convirtió en una pesadilla. Alysha estaba más reacia a todo, se irritaba fácilmente y lo que antes eran travesuras pasaron a ser problemas. La princesa ya contaba con trece años y era insoportable según todos en el castillo, todos menos Aemond, Cole, los hermanos Cargyll y de vez en cuando la reina.
 
Dejó de ser niña, tal como Aemond esperaba, pero cuando se convirtió en lo que ahora era, rezaban para que la vieja Alysha esté de regreso. Ella no lo notaba, pero había dejado de ser tierna y ocurrente para dar reales dolores de cabeza.

Hacía ya tres años que no veía a Cregan, pero se enviaban cartas continuamente. Su prometido, quien durante un tiempo se mantuvo reacio a acercarse, ahora se mostraba más dócil con ella e incluso volvió a ser el de antes a su lado. La vida de la princesa parecía haber vuelto a la normalidad, incluso tenía a sus amados monos: Theon y Meria; su padre se había encargado de que lleguen a hacerle compañía, luego de verla tan triste en el viaje de regreso de Invernalia.

La vida de la princesa "parecía" ser la de siempre, pero su actitud demostraba que no.

Todo aquello que vio en la batalla por Invernalia la afectó tanto que, gradualmente y sin darse cuenta, eliminó ese espíritu aniñado y travieso. Otto empezaba a verla como una amenaza que debía tener de su lado si no quería perder la guerra por el trono, vio sus números y eran extremadamente necesarios.

No era él único interesado en sus ejércitos...

Debido a que Rhaenyra no parecía desear fortalecer su vínculo con la princesa de Dorne, Daemon le hizo una pequeña visita a su hermano, acompañado de su hija Baela, para tener algo que le interese a la dorniense ya que su esposa no le permitió llevar a Jacaerys.

Su visita tuvo el efecto deseado, Alysha sintió un cambio de aire puro al ver a su vieja amiga y recuperó la sonrisa que tan poco se veía en ella, solo cuando estaba en compañía de Meria y Theon. Pasaron juntas toda la tarde, hablaban cosas de niñas y Aly le preguntó si Jace ya no deseaba ser su amigo, pues no le respondía las cartas. Tal cosa fue de interés para el príncipe canalla, pues en Dragonstone se habían acostumbrado a la idea de que la joven había roto lazos con los Velaryon, tomando partido por la casa de su prometido.

Valiéndose de esa información, Daemon "animó" un poco la aburrida cena familiar.

   --La batalla le sienta bien, princesa.-- Comenzó. Tal comentario asqueó a todos en la mesa. --Supe que luego de aquel suceso espectacular, usted formó lazos fuertes con Sigrid Mormont, puedo ver su personalidad en usted, logró cambiarla.-- Dijo con una sonrisa.

Aly lo miró con una mirada oscura, aquello le gustó al príncipe. --Me cambió ver la naturaleza de los hombres, no ella.-- Dijo con tono gélido.

   --La batalla tiene sus propias reglas, usted tuvo un golpe de realidad, así es la vida de quien levanta la espada.-- Respondió.

  --Justificar el actuar miserable de los hombres solo me deja claro que usted también es como ellos.-- Alicent se ahogó con el vino. --De todas maneras, Cregan se encargó de castigar a quienes hicieron tal cosa.-- Dijo orgullosa. --En sus cartas me contó como lo hizo.--

  --Creí que no tenía tiempo para redactar cartas, como jamás le respondió ni una sola a Jacaerys...-- Soltó. Aly lo miró sin entender y antes de que pueda decir algo, volvió a hablar. --Pero bueno... me agrada que esté orgullosa de que un hombre se ocupe de llevar adelante sus tierras.-- No quería darle tiempo a pensar, lo mejor era verla explotar con toda la verdad servida en la mesa.

  --No es "un hombre", es Cregan.-- Respondió con molestia. --Cuando sea gobernante en mi tierra, todo varón que haga tales bajezas será condenado a una muerte por desmembramiento, sea dorniense, norteño... o Targaryen.-- Culminó mirándolo fijo, era una clara advertencia.

 𝘍𝘪𝘳𝘦 𝘖𝘯 𝘍𝘪𝘳𝘦[En edición] ۞ Targaryen - Martell - StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora