Capítulo #13

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𝔉. Efímero.

CHAPTER THIRTEEN

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CHAPTER THIRTEEN

¿Confías?

  𝔐i respiración era cada vez más agitada, creando consigo una molesta capa de sudor que impedía disminuir mi temperatura corporal. No sentía control sobre mi cuerpo, que se contraía constantemente por espasmos que arqueaban mi espalda y cuello hacia atrás.

Apreté el borde de la firme superficie en la que me encontraba recostada, sintiendo unas desagradables ganas de vomitar por el mareo que me provocaban las escasas luces que veía dando vueltas. Intenté hablar, pero unas arcadas llenaron mi garganta, debilitándome.

Intenté estabilizar mis pulmones, lo cual solo llevó a qué una cantidad excesiva de sangre escurriera por mi nariz, tosiendo por las gotas que se colaban por mi cavidad bucal.

Estaba desorientada, lo cual me alteraba por el echo de no saber si estoy en peligro.

De un momento a otro caí en un asfalto. Miré confundida mi entorno, solo para darme cuenta que ya no estaba en las residencias verde hogar, ahora estaba limpia e intacta, y que era un momento diferente. Allí era de noche.

Caminé confundida hasta los autos de policías que se encontraban estacionados cerca de unas cintas amarillas.

Miré hacia arriba, viendo una tenue llovizna caer, pero no la sentía. Allí fue cuando supe que solo era un sueño o una visión.

La cual se repetía una y otra vez.

Me acerqué a los oficiales que se cubrían con chalecos azules oscuros. Mis palmas estaban frías y mi cuerpo dolía, todo se me hacía familiar, aunque no hubiera estado allí.

Aquella montaña era aterradora y el ruido repetitivo que realizaba el viento más, pero lo que me heló la sangre de verdad fue percatarme que esos no eran policías normales, la mayoría de ellos eran forenses.

Estos fotografiaban el auto echo pedazos que yacía atascado entre los árboles. Avancé hasta estos, notando que no me podían ver. Pasé por debajo de la cinta amarilla, tragando en seco al notar dos bolsas negras grandes cubrir algo.

Mis manos temblaban, limitándome las posibilidades de ver qué era lo que había por debajo.

Justo cuando la agarré, caí repentinamente al suelo, paralizada por completo. Solté un quejido por la sensación que se creaba por debajo de mis músculos, pero justo antes de perder la conciencia, logré observar algo perfectamente.

La placa de mi automóvil en aquel vehículo.

Ese, era mí auto.

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𝐄𝐅𝐈𝐌𝐄𝐑𝐎 | Sweet Home.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora