CAPÍTULO XIV "Ritual de la Luna Azul"

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Annabeth
Presente


Voy camino a la universidad con mil cosas en la mente. Ni la música logra relajarme mientras conduzco. Mil preguntas, cero respuestas.

¿Por qué Adam plantaría aparatos de espionaje en mi casa? ¿Por qué tenían la misma marca que todo nuestro armamento electrónico? Ese infeliz me las va a pagar. ¿Se cree que puede venir a mi casa, cambiarse en mi baño, entrar a la sala de estudio de mi padre, plantar micrófonos e irse así como si nada? No, esto no lo voy a dejar ir tan fácil. Ya sea que trabajé para alguno de los príncipes o lo hizo por sus propios medios, lo haré pagar.

Llego a la universidad y Annabeth necesitas ya calmarte, aflojo el agarre de mis manos, tengo las uñas marcadas en mis palmas, trato de respirar y relajarme. Si llego con la rabia y adrenalina al cien, lo más probable es que apenas lo vea le clave un puñal en el ojo y comience a rebanarle cada parte de su cuerpo hasta que grite clemencia, se retuerza en su propio orín y pida por su vida.

Suspiro y sonrió solo con imaginarme sus alaridos. Planto mi máscara de buena estudiante y ahora sí, camino a paso relajado a mi primera clase del día.

•••

Las prácticas de hoy serán algo largas ya que tenemos juego el fin de semana.
¿Annabeth qué haremos si nos topamos con Adam? Meterle un patada en las pelotas y golpearlo hasta dejarlo inconsciente.
Muy mala respuesta...

Sera mi primer juego desde que entré al equipo y la verdad solo quiero vomitar de sólo imaginármelo. Yo... animando y gritando como si de verdad me importaran «Ahg»

Me topo con Chloe al entrar a los vestidores con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Emocionada por el primer juego?—Pregunto al pasar por su lado.

—Pfff, para nada.—Voltea a otro lado mientras las demás solo ríen y balbucean entre ellas.

—Está cagada de nervios—. Melo es quien la mira algo sonrojada.

—No son nervios estupida.—Toma su chaqueta del casillero cerrándolo con fuerza, se va sacudiendo su melena rubia.

—Wao...—Me limito a decir mientras me concentro en lo mío.

Termino de cambiarme y al cerrar mi locker solo puedo ver que aún sigue en blanco. Tengo que pensar en lo que le haré. Salgo de los vestidores, cuando creo que la vida no puede ser más oportuna, lo es. Me topo con Asteréon en la puerta de salida de los vestidores de chicos luciendo su uniforme de prácticas. Excelente.

—Anna.—Dice antes de seguir su camino.

Pero que infeliz, como se atreve a ponerme diminutivo, no somos amigos, no llegamos ni a conocidos.

No me da tiempo de refutar su saludo. Ambos nos miramos por unos micro segundos. Trato de analizar su cara y la verdad que la máscara que tiene es impresionantemente impecable, de verdad parece que nada le afecta. Caminamos codo a codo pero distantes hasta la puerta de cristal, ambos abrimos cada una y salimos a la misma dirección pero con destinos opuestos.

Llego a las gradas mientras lo veo irse hacia el lado contrario. ¿Como demonios puedo acercarme a una bestia de tal magnitud? Siento que huele mis intenciones desde miles de kilómetros. Como si supiera que estoy hablando de él en mi cabeza, el muy imbecil me sorprende observándolo así que no me queda de otra que seguir.

—Muy bien, tendremos juego este fin de semana así que nada de distracciones.—Cirina está en el centro del círculo—Practicaremos doble hora ya que será nuestra primera presentación de la temporada como equipo y necesitamos darlo todo. Cabe destacar que es el primer juego para ciertos nuevos integrantes y hay que pulirlos—. Detiene su mirada en mi.

Hasta en la noche estrellada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora