Coloca el iPad en posición horizontal, ayudándose con la funda que ha comprado meses antes y que también funciona como una especie de base para colocar el aparato sobre la mesa y que este no caiga. Se asegura de que sus AirPods estén bien conectados y que no exista ninguna posibilidad de que alguien escuche lo que está por ver.
En la soledad de su oficina, el doctor Hannibal Lecter utiliza aquella tableta para entrar a la página de la que ha sido cliente frecuente en los últimos dos meses.
El sitio lo recibe con múltiples ventanas de diferentes transmisiones, donde hombres y mujeres de distintas edades se muestran haciendo todo tipo de contenido erótico. Todo los gustos, todos los tamaños, toda la depravación.
Hannibal muestra una mueca de disgusto ante tal vista.Se apresura a ingresar a la barra del buscador, donde teclea con rapidez el nombre de la única cuenta en ese lugar que realmente le interesa:
doggylover
Presiona el icono de la lupa y muy pronto le recibe el color azul pastel del fondo de su blog, y la foto de perfil de aquel chico de bonitos rizos color chocolate.
En la foto tiene un filtro con unas orejitas de perro.
Adorable.
Hay una publicación en su muro; es reciente, sólo unos doce segundos tiene."¡Los espero a las 18:00 hrs! En punto, no falten:)"
El emoticón de sonrisa provoca que él también lo haga.
Imagina a Nic (como ha dicho que se llama en una de sus transmisiones anteriores) como un chico dulce y de carácter dócil. Le gusta, de cierta forma.
Es como tener un cordero de mascota, con la excepción de que Nicholas (que cree que es su verdadero nombre) no es suyo (aún).Lecter se inclina sobre el respaldo de su silla optando por una posición más relajada.
Pretende cerrar sus ojos durante los próximos cinco minutos que faltan para que Nic comience con la transmisión, pero el sonido de una notificación le saca de sus propios pensamientos antes de lograr su cometido.Es un mensaje.
Un mensaje de doggylover.
Hannibal lo abre de inmediato."¡Gracias por el regalo, Jo! Espero que te guste el show:)"
La carita feliz, otra vez.
Le había dicho a Nicholas que su nombre era Johann, así que ahora lo llamaba Jo.
Hannibal no era estúpido, no ocuparía su nombre real para este tipo de cosas. Debía mantener su identidad a salvo, aún si se trataba de su querido doggylover."No es nada, cariño. Espero que te gusten."
Escribe con rapidez, pero no envía su mensaje al instante.
Se da tiempo para releerlo y verificar que no haya errores, lo cual es tonto considerando la longitud del texto. Finalmente lo envía.Estira su brazo para observar la hora en su reloj.
17:59
Y, oh, Nicholas era puntal.
18:00 en punto y en la pantalla del iPad se inició la transmisión de su querido chico.—¡Hola a todos! Oh, esperen...
Lo primero que se ve cuando doggylover inicia la transmisión es una toma de sus piernas.
Aquellas extremidades largas, torneadas y sin vello van cubiertas por un par de medias de seda blancas.
Tienen un pequeño lazo rosa pastel en el filo de los muslos, y están sujetas a unos ligueros de encaje.
Son hermosas.
"Las medias también." Piensa Lecter.Pronto la cámara se mueve de forma brusca, para después de unos segundos mostrar el delgado cuerpo de Nic, quién va vestido solamente con una camiseta blanca dos veces su talla y aquel par de medias.
Su cabello se ve bien acomodado, con los rizos definidos y brillantes, seguramente humedecidos previamente para darles esa apariencia especial.
Su piel luce tan tersa y rosada como siempre, tanto que Hannibal siente la necesidad de morderla hasta dejar marcas moradas por toda su extensión.
Su rostro está cubierto por una especie de antifaz blanco, cubriendo así su mirada, pero dejando a la vista aquellos labios apetecibles que han sido decorados con una fina capa de gloss para hacerlos ver más tentadores.
Está recién rasurado; puede notar un pequeño e insignificante cortecito cerca de su labio inferior.
Se mueve con cuidado, asegurándose de que la única prenda que cubre su cuerpo no enseñe demasiado.
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Casual Affair | Hannigram
FanfictionHannibal es un hombre ejemplar. Es admirado por sus colegas del trabajo, con una reputación impecable, y está casado con una mujer hermosa y de su nivel. No hay nada en la vida de Hannibal Lecter que no sea perfecto. Es por eso que debe esforzarse l...