Ella Sabe

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—Hannibal...

La voz impaciente del joven practicante resonó en la habitación. Por el tono utilizado, uno podría decir que aquella había sido una advertencia, pero el dueño de aquel nombre no se dio por aludido.

—Hannibal, no.

Sus manos comenzaron a recorrer los muslos del menor, causando que Will se sobresaltara en su lugar, jadeando en el proceso. Aquello fue suficiente para que el doctor Lecter sonriera con autosuficiencia. Le gustaba provocar ese tipo de reacciones en él.

—Mi siguiente cita es dentro de una hora y media. — informó, a la par en que comenzaba a deshacerse del molesto cinturón que se aferraba a la cadera de su acompañante. Por supuesto que Graham quiso detenerlo, pero los besos que el hombre regó por su cuello fueron suficientes para mantenerlo al margen.

—¿Y por qué yo debo ser tu entretenimiento durante esa hora y media? Podrías hacer alguna ilustración, o adelantar trabajo... ¿Ya desayunaste?

Hubo un momento de silencio, y después, el sonido de una hebilla metálica chocando contra el suelo.

Will pudo sentir como sus piernas quedaban al descubierto, mordiendo sus labios para no jadear. No quería darle el gusto a Hannibal Lecter.

—Estoy a punto de hacerlo.

———

—¿Will? ¡Will!

La voz de la doctora Bloom le trajo de nuevo al salón de clases después de haber estado disociado por quien sabe Dios cuánto.

Miró a su izquierda, y luego a su derecha, notando que el salón estaba vacío. Beverly y Brian no habían ido ese día a clases, por lo que no había nadie ahí que se hubiera interesado en sacar a Graham de sus pensamientos cuando la clase terminó.

Solo Alana notó lo distraído que estaba su estudiante.

—Lo siento, doctora.

La mujer le observó con duda, antes de acercarse lo suficiente como para poder verificar si su alumno se encontraba bien. La corta distancia que Alana dejó entre ambos rápidamente puso nervioso a Will, quien antes hubiese disfrutado de aquella cercanía, pero ahora se sentía incorrecta.

Se estaba cogiendo al esposo de la mujer que tenía en frente, ¿cómo diablos podría sostenerle la mirada?

Alana sostuvo su hombro, y Graham casi gime del dolor y la culpabilidad con la que cargaba.

—Will, ¿sucede algo?

La pregunta solo empeoró su estado. Estaba claro que el joven no llevaba muy bien el tema del engaño, y aunque a veces le reclamaba a Hannibal que lo que estaban haciendo no era correcto, no es como que se quejara mucho cuando el doctor decidía que había tenido suficiente de sus quejas y procedía a inclinarlo contra cualquier superficie de su oficina.

Bien, tal vez le gustaba tener sexo con ese hombre, pero la culpa que sentía no le había dejado dormir en la última semana.

—Estoy bien, doctora. Un poco cansado, es todo...

—Oh Will, espero que Hannibal no te esté presionando demasiado. Si sientes que en algún momento lo hace, dime y yo hablaré con él.

Aquel comentario logró sonrojarlo, y su mente traicionera le hizo pensar en la forma en que ayer Hannibal le había dado el mejor sexo oral de su corta vida.

No, definitivamente no lo presionaba.

—G-Gracias, lo tendré en cuenta. — carraspeó su garganta con cierto nerviosismo palpitante.

Casual Affair | HannigramDonde viven las historias. Descúbrelo ahora