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Todos los niños corrían y jugaban con sus amigos, era hora del recreo, por lo que todos estaban aprovechaban para jugar todo lo que quisieran

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Todos los niños corrían y jugaban con sus amigos, era hora del recreo, por lo que todos estaban aprovechaban para jugar todo lo que quisieran.

En una banca un poco apartada se encontraba un pequeño niño de al menos unos siete años, estaba solo, comiendo su lonchera, no tenía amigos y tampoco era muy bueno haciéndolos como para estar acompañado. Miraba como todos reían, corrían y se divertían, él también quería jugar con los demás niños, pero era muy tímido, le daba miedo tener que acercarse y hablar con otros niños de su edad, desde que estaba en aquel país integrarse a la sociedad se le dificultaba bastante.

Le dió un mordisco a su sándwich y bajó la mirada un tanto entristecido por su soledad, no tenía hermanos para que lo acompañaran, sólo tenía a sus padres y tíos solamente, no tenía a otros niños para relacionarse.

De la nada miró a su lado a una niña de su misma edad que había apercido de la nada, ni siquiera se dió cuenta de cuando se acercó a él. Gritó de la impresión y agarró con fuerza su lonchera dando una encogida.

—Perdón, no quería asustarse —se disculpó ella con una voz dulce y suave—. ¿Por qué estás aquí solo? —preguntó directamente sin pena

Esa pregunta sorprendió al castaño, apartó la mirada con vergüenza de la respuesta a esa pregunta. Solo jugó con sus manos nerviosamente teniendo sus mejillas un tanto sonrojadas.

—Pues, no tengo amigos... —respondió el pequeño tímidamente— Además no creo que los demás niños quieran juagr conmigo, siempre me dicen que soy diferente

—Los otros niños son unos tontos, no les hagas eso —dijo aquella niña con simpleza cruzandose de brazos, siempre fue de ser directa, siempre decía lo primero que se le pasara por la cabeza

La pequeña miró la lonchera en las manos del castaño detallando la mejor, le dió curiosidad eso. Abrió los ojos con sorpresa y se sentó al lado del niño mirando de cerca su lonchera, nunca había visto una parecida a la que él tenía.

—¿Eres mexicano? —le preguntó ella con notorio interés

—E-eh, pues sí —murmuró el contrario

—A mí me gusta México, he oído hablar mucho de ese lugar y me gusta bastante —contó la pequeña a su lado

—¿Has ido a México alguna vez? —se atrevió a preguntar él

—No, pero me gustaría ir, de todos los países del mundo me gustaría visitar México algún día —dijo la niña emocionada

El castaño sonrió ante las palabras de ella, en cierto modo le gustaba que a ella le interesara su país natal.

—¿Sabes? Ahora serás mi amigo, yo tampoco tengo amigos así que vamos a estar juntos —declaró aquella niña con firmeza

—P-pero- —quiso decir algo el pequeño, pero prefirió callarse, pensándolo mejor eso era bueno para él, ahora tenía una amiga

¿𝑺𝒐́𝒍𝒐 𝑪𝒐𝒎𝒑𝒂𝒔? [sɪʟᴠɪᴏ ɢᴀᴍᴇʀ x ᴏᴄ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora