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Se removió en la cama empezando a despertarse, la luz que se colaba a la habitación le comenzaba a fastidiar, hizo una mueca de desagrado e intentó levantarse, pero al hacerlo sintió un peso en su pecho

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Se removió en la cama empezando a despertarse, la luz que se colaba a la habitación le comenzaba a fastidiar, hizo una mueca de desagrado e intentó levantarse, pero al hacerlo sintió un peso en su pecho. Cuando vió, la pelinegra dormía plácidamente en su pecho, podía sentir su respiración pausada y tranquila.

Sonrió al ver que ella dormía junto a él, tenía una sentimiento inexplicable, pero que lo hacía sentir bien y feliz; definitivamente estaba enamorado de ella.

Acarició su cabello pelinegro dando suaves caricias, podía quedarse en aquella posición todo el día, le gustaban tenerla de aquella manera, se sentía en confianza estando así y feliz sabiendo que ella había decidido entregarle su virginidad, sin duda ese era el mejor día de su vida.

Sintió como Color se removía tomando poco a poco consciencia, ella sintió las caricias que Silvio le daba notando que aún estaba sobre el castaño, levantó la cabeza mirando todo a su alrededor estando aún un tanto adormilada.

—Buenos días, dulzura —sonrió el mexicano ampliamente

Color también sonrió y volvió a abrazarse a su amigo sintiendo su corazón latir con más fuerza por el hecho de despertar a su lado.

—Buenos días para tí también, Sil —respondió la pelinegra teniendo también una gran sonrisa

Hubo un silencio muy cómodo para ambos, sólo estaban abrazados mientras se daban pequeñas caricias, pensando en sus cabezas que ese era el mejor día de sus vidas. La pelinegra viajó su mente a la noche anterior recordando todo de ella, ni siquiera supo como logró que Silvio le siguiera el juego, pero lo que sí nunca se esperó fue llegar a tanto.

En un momento recordó algo, algo que hizo que su expresión se volviera alarmada. Levantó la cabeza nuevamente mirando al castaño alarmada.

—¿Qué pasa? —preguntó Silvio al ver el cambio en su amiga

—Pendejo, no usamos protección —recordó ahora alarmando también al mexicano

La pelinegra se levantó rápidamente para buscar su ropa, sintiendo un dolor en su entrepierna, pero no le tomó mucha importancia a eso, ahora tenía otro asunto más importante.

—¿Qué vas a hacer? —se atrevió a preguntar el castaño sentándose en la cama

—Sólo acompañame, tenemos algo que hacer —se limitó a decir Color vsitiendose con rapidez

...

Silvio esperaba con impaciencia que la pelinegra saliera del baño, después de salir a comprar algunas cosas habían regresado a casa del castaño, lo bueno era que al llegar el de pelo azul y el otro castaño no notaron lo que había pasado entre ellos, aunque si los molestaron un poco con que se gustaban, lo típico.

¿𝑺𝒐́𝒍𝒐 𝑪𝒐𝒎𝒑𝒂𝒔? [sɪʟᴠɪᴏ ɢᴀᴍᴇʀ x ᴏᴄ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora