Capitulo 15.

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15.

Hacía calor, la habitación estaba casi a obscuras y me sentía ansiosa, desesperada, conocía esa sensación, pero trataba de luchar contra ella. Mi respiración se entrecortaba hasta convertirse en suaves jadeos, mi cuerpo, inevitablemente se removía entre las sabanas.

Sentí una mirada y el rostro de Robert se ilumino, únicamente por la luz de la luna, sentí de inmediato su presencia, fuerte, poderosa y seductora. Su mirada felina atrapo la mía y me perdí en la intensidad de lo que ambos sentíamos pero que no decíamos. Mordí mi labio al verlo caminar hacía mi, con sus hombros anchos desnudos y vistiendo únicamente con unos pantaloncillos de pijama atados en su cadera. La vista era gloriosa y yo me sentía cada vez más ansiosa, pero ¿Por qué tardaba tanto en llegar hasta mi? La espera me estaba matando, quise lanzarme a él.

Me levante de la cama y fui a su encuentro, él extendió su mano hacía mi y yo estire la mía para tocarlo, ya casi, ya casi...

Abrí los ojos y me encontré con unos ojos grises que me miraban expectantes. Mi respiración era agitada y el sonrío mientras se alejaba.

—¿Tuviste dulces sueños? —preguntó Dante sentándose al borde de mi cama.

Me incomodé al instante por aquella situación, estaba segura de que Dante no podía saber que estaba soñando, pero podía ver en su expresión que algo sospechaba.

—Algo así...—respondí y él apretó los labios en una sonrisa.

—Me alegra, solo vine a asegurarme de que estuvieras despierta, recordé que me dijiste que debía llegar temprano hoy. —asentí y me removí en la cama. —Te espero abajo. —volví a asentir y el contuvo otra sonrisa antes de besar mi frente y salir.

Apreté los ojos con fuerza y lleve mis manos a mi cabeza antes de levantarme para ir a la ducha.

Durante el traslado en auto a la universidad no fui capaz de mirarlo a los ojos, a pesar de ello él no parecía molesto, sospeche que era porque pensaba que aquel sueño lo había protagonizado él.

Suspire cuando finalmente vi desaparecer el auto de Dante y entre a la facultad. Fui a la oficina de Robert para recoger el material de trabajo de la clase de ese día, Robert aún no llegaba y lo agradecí.

Para el final de las clases, volví a la oficina para dejar sobre el escritorio los ensayos que el profesor había dejado de tarea. No me moleste en tocar pues regularmente, para esas horas Robert ya se había ido a su trabajo en la empresa. Pero para mi sorpresa Robert seguía ahí, sentado detrás del escritorio con la vista fija en unos papeles que tenía sobre la fina madera, pero eso no fue lo que llamo mi atención, fue la rubia frente a él, metida en un apretado vestido color vino y calzando unos preciosos tacones color negro, su cabello dorado caía como cascada detrás de su espalda, se veía hermosa, más que eso, majestuosa y sentí envidia por su extravagante belleza. Marine no estaba sentada, estaba parada frente al escritorio, inclinada con las manos apoyadas en la madera, supuse que Robert tendría una magnifica vista de sus pechos.

Ambos me miraron sin cambiar sus posiciones, Robert se mantuvo inexpresivo, pero Marine me sonrió dulcemente.

—Lo lamento, no sabía que estabas ocupado. —me disculpé dispuesta a salir de ahí.

En ese momento, Marine se irguió y negó. Robert se limitó a devolver la vista hacía los papeles.

—Oh no, por favor pasa, soy yo la que se está inmiscuyendo en sus labores, de igual forma, Robbie y yo casi terminamos aquí ¿Cierto cielo? —habló mientras caminaba hasta posarse detrás de él y puso su mano sobre el hombro de Robert. Él desvío la mirada hacía mi un momento y movió su hombro levemente a la vez que tomaba los documentos y los ponía en un folder.

Cupido me mintióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora