Capitulo 11

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Estoy hecha un ovillo en el suelo, mi llanto al menos se ha calmado. Robert me mira, no lo veo pero sé que lo hace.

—Adalieve, yo jamás volveré a lastimarte, ya no soy el niño lleno de rencor que era antes. —explico con voz débil. —Lo lamento, pero no pude evitarlo, Ada, no solo me cofundes con mi hermano cuando estamos a punto de tener sexo y ahora lo besas ¿Cómo esperabas que reaccionara?

—Nada de eso es escusa para que reaccionaras así—me atrevo a levantar el rostro, Robert mira el suelo, esta hincado frente a mi en una rodilla. —Tengo que irme, tengo clase. —me levanto y paso el dorso de mi mano por debajo de mi ojos, estoy segura que mi maquillaje esta hecho un desastre.

—Quédate aquí mientras te recuperas, de todas formas ya es demasiado tarde para ir a clase. —él se levanta y se aleja de mi, lo agradezco pues lo que menos quiero es su cercanía.

Tras sopesarlo un momento accedo a quedarme, mis ojos deben estar hinchados, mi rímel seguro ha manchado mis ojos, si alguien me ve salir así de aquí ambos estaríamos en problemas.

Camino hasta el sofá en la esquina de la oficina y me desplomo en el, cierro los ojos no sin antes comprobar que Robert esta muy lejos de mi.

No se cuanto ha pasado, peor la voz de Robert me saca de mi pequeña siesta.

—Adalieve, la clase comienza en diez minutos. —abro los ojos y lo encuentro cara a cara conmigo pero me deslizo por un lado para levantarme.

—Debería ir a lavarme el rostro. —murmuró tomando mi bolso. —Te veré en el salón.

—Aquí hay un baño. —señala la puerta del costado, asiento y me meto dentro.

Cuando enciendo la luz y miro mi reflejo me asusto a mi misma por mi aspecto. Rápidamente me lavo el rostro y me retoco el maquillaje, no puedo hacer nada contra mis ojos hinchados pero ya no se ven tan mal.

—¿Lista para la clase?

—Si...—camino hasta la puerta pero el se me adelanta y me bloquea el paso.

—Adalieve ¿Estas molesta conmigo? —niego. —Entonces ¿Por qué actúas así?

—No esperes que actúe como si nada después de tu escena de hace rato. —el frunce los labios y luego con la expresión un poco más relajada vuelve a hablar.

—No vayas a comer con Dante, ven a comer conmigo. —¿Cuánto tiempo nos estuvo espiando a Dante y a mi?

—¿Por qué haría eso? No quiero comer contigo.

—Entonces bésame. —me pide acercándose.

—No.

—Bésame, Adalieve. —casi suena suplicante y en sus ojos refleja arrepentimiento, algo que nunca había visto en él. Al ver que no respondo baja la vista y cuando comienza a alejarse tomo su corbata y lo acerco a mí, quizá porque no quería verlo así de vulnerable a pesar de todo.

Cierro los ojos y siento sus labios en los míos, Robert de inmediato suelta el portafolios y me rodea entre sus brazos con fuerzas mientras me aprieta a su cuerpo, mis manos están sobre su pecho y puedo sentir como su respiración se acelera. Me derrito entre sus brazos, pero él me sostiene. La sensación es increíble y todo lo que ha pasado se va de mi mente, en ese preciso momento solo deseé quedarme ahí, entre sus brazos mientras me besaba.

—Gracias. —susurra una vez que nos separamos.

Mientras caminamos a clase la energía entre nosotros ha cambiado, se siente más ligera y el parece de mejor humor incluso hace malos chistes y bromea con los demás alumnos.

Cupido me mintióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora