Capitulo 4.

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La luz del sol me molesta más que nunca y así es como también me doy cuenta de que estoy despierta, aún así me rehusó a abrir los ojos. Me remuevo entre las sabanas, la mano en mi pierna se aferra a mí y me muevo más hasta que recuerdo que se supone que debería estar sola en mi cama, doy un grito abriendo los ojos y aviento las sabanas para descubrir a Nath aferrada a mi cuerpo, su cabello esta muy despeinado y solo viste un short y su sosten, a pesar de mi grito ella no se despierta. Con cuidado me salgo de la cama para descubrir que Dante esta dormido al pie de mi cama, sonrió al verle pero al recordar lo que paso la noche anterior salgo corriendo al baño.

Una vez ahí me lavo el rostro con agua fría, me siento terrible por la resaca pero debo aclarar mis pensamientos. Cuando me miro al espejo descubro que mi labio esta hinchado debido a la mordida de Dante durante el beso y de inmediato comienzo a inventar excusas en mi mente por si alguien me pregunta que fue lo que me paso. Al salir aun no sé cómo actuar frente a Dante o que decirle al respecto pero escondiéndome en el baño no conseguiré nada. Nath ya esta despierta aunque aun algo adormilada.

—¿Y mi blusa? —su pregunta me hace reír.

—Seguramente en tu habitación.

—¿En donde estoy? —ella mira a su alrededor con confusión y se levanta de la cama, al ver que se tambalea aún voy hasta ella y la ayudo a ir hasta su habitación.

Abro la puerta y la llevo hasta su cama.

—¿Quieres que me quede contigo mientras te duchas? —ella asiente pero se deja caer en la cama.

Entonces un quejido proveniente de debajo de la colcha se escucha. Nath y yo nos miramos antes de que ella levante las sabanas y deje al descubierto a un chico rubio completamente desnudo, ambas gritamos y él se despierta, al darse cuenta de que esta desnudo jala de nuevo la colcha y se cubre.

Decido salir de la habitación y dejar de Nath se encargue de sus asuntos con el rubio.

Estoy por bajar las escaleras para ir hacia la cocina cuando de la habitación de Robert sale ricitos de oro, tan despampanante como cuando llego, su maquillaje esta intacto y su cabello perfecto, esta envuelta en una bata de seda color beige y me sonríe con sus blancos y perfectos dientes.

—Buenos días. —me saluda ella y me pasa al lado dejando el olor a una fragancia que parece ser demasiado cara.

Una vez que estamos todo en la mesa la servidumbre comienza a servir el desayuno, me sorprende lo rápido con lo que limpiaron toda la casa. Dante esta desecho, al igual que Nath, yo y el rubio intruso quien no se porque aun sigue aquí. Dante me mira de vez en cuando, me sonríe y hace bromas, actua tan normal que me pregunto si el beso en verdad paso o si solo lo imagine.

Los días pasaron y en realidad Dante jamás dio señales de si quiera acordarse de que me había dicho que le gustaba y mucho menos del beso, aquello sinceramente me hirió mucho pues gracias a ello, después de tanto tiempo finalmente había aceptado mis sentimientos hacía el y ahora no sabía que rayos hacer. Y mientras el más ignoraba todo más ganas tenía de golpearlo. Quizá por ello fue que comencé a alejarme de él...

A mitad del verano a Lorraine y Nath se les ocurrió hacer un viaje familia en crucero de una semana, por supuesto estuve muy emocionada al comienzo hasta que recordé que no me podía ir por toda una semana y dejar a mi madre sola por tanto tiempo. Fue por eso que decidí no ir a pesar de las suplicas de Nath. Robert y ricitos de oro tampoco fueron ya que pasarían algunas semanas con la familia de la chica, eso quería decir que tendría la casa para mi sola por una semana.

Cupido me mintióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora