Capitulo 5.

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5

Estaba en mi cama leyendo un libro sobre una chica secuestrada por un vampiro, me había duchado y puesto un pijama fresco pues hacía bastante calor.

Tenía sueño pero la cosa entre los protagonistas del libro comenzaba a ponerse cada vez mejor así que luche para no quedarme dormida. Estaba por terminar un nuevo capitulo cuando la puerta de mi habitación se abrió, claramente era un Robert bastante ebrio con la camisa desfajada y el cabello despeinado. Se tambaleo hasta mi cama y se dejó caer a un lado de mi, en su rostro tenía una sonrisa relajada que nunca había visto en él, de esa manera era más similar a Dante que de costumbre.

—¿Qué haces aquí Robert? ¿Tanto te divierte molestarme que vienes a mi habitación a las 2 de la mañana solo para acosarme y hacerme bullying de nuevo? —el rió y sus ojos se cerraron mientras negaba.

—Solo...quería verte...otra vez. —las palabras salían con dificultad de su boca y eso era divertido, jamás lo había visto tan ebrio.

—¿Y por que querías verme? ¿Te parezco graciosa? —pregunté cerrando el libro y dejándolo a un lado.

—No, solo...me gusta ver tu rostro. —dijo alzando la vista hasta mi.

—¿Ah si? ¿Desde cuando? –cuestione alzando una de mis cejas. El parecio pensar la respuesta por un momento antes de responderme.

—Desde que volví...no, no...hace un poco más, cuando te vi con ese vestido verde ogro. —el hizo una mueca de asco. —parecías un moco...un adorable y bello moco gigante...con tus rizos saltado alrededor de tu cara... y tus gestos de odio hacia mi. —reí divertida por lo que decía y traté de recordar en que momento me había usado un vestido verde.

—En tu graduación. —murmuré y el asintió. —¿Desde ese momento te gusta mi cara?

—Si, en ese momento...note que eres linda...incluso, viéndote como un...gran moco gigante. —reí cubriéndome el rostro pues repentinamente me sentía muy timida ante sus palabras halagadoras en cierta forma a pesar de saber que solo era efecto del alcohol.

—Bueno, gracias.

—¿Te digo que otra cosa me gusta ver? —asentí mirándolo, el se giro un poco sobre si mismo para quedar mas frente a mi y llevo su manos a la piel desnuda de mi muslo. —Tu cue-r-po, es hermoso...tú, tú Jalévy, eres muy hermosa. —su mano continuo acariciando mi piel, no me retiré debido a que no sabía si había escuchado bien lo que había dicho. Robert me acababa de decir que era hermosa.

No le tomé importancia pues por experiencia sabía que los hombres ebrios podían decir muchas cosas y al día siguiente ni siquiera recordarlas así que solo decidí dejarlo pasar. Moví mi muslo pues aquella caricia me parecía atrevida de su parte tomando en cuenta que jamás habíamos tenido ese tipo de confianza...hasta esta noche.

Él hizo una mueca de disgusto.

—Será mejor que te vayas a dormir, Roberte. —él negó de inmediato e hizo pucheros mientras se removía en la cama, parecía un niño pequeño.

—Has eso con tus dedos. —me pidió estirando su mano y haciendo extrañas formas con sus dedos.

—¿A que te refieres?

—Lo que haces con tus dedos...y el cabello de Dante, hazlo conmigo. —Acerco su cabeza hacía mi y me reí, Robert ebrio era realmente gracioso y bastante infantil.

—De a cuerdo. —dude un poco pues se sentía extraño pero finalmente metí mis dedos entre los mechones de su cabello, en su rostro aprecio una sonrisa y mientras recorría su cuero cabelludo con ligeras caricias el parecía bastante a gusto.

Cupido me mintióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora