17.
Cuando abrí os ojos Dante ya no estaba, me sorprendió un poco pues al ver la hora en el reloj me di cuenta que aún faltaba aproximadamente una hora y media para la hora en la que solíamos despertar.
Me fue imposible volver a dormir pues mi cabeza era un lío. Antes de que la alarma sonase, yo ya me encontraba dándome una ducha corta. Aproveche el tiempo libre para dedicarle más tiempo de lo usual a mi maquillaje, me vestí con unos jeans holgados y un suéter pues el otoño había comenzado a enfriar el clima.
Salí de la casa para tomar un taxi, le deje un mensaje a Dante avisándole que me adelantaría aquel día, no recibí respuesta a pesar de que leyó el mensaje.
No sabía cómo actuar frente a Robert, pero noté que también estuvo algo incomodo durante la clase pues evitaba a toda costa hacer contacto visual conmigo y lo agradecí porque yo tampoco quería hacerlo.
Para cuándo fue la hora de la tercera clase mi móvil sonó.
—¿Qué pasa?—pregunté de inmediato al responder. Dante no hablo de inmediato, lo oí suspirar.
—¿Puedes salir ahora? Estoy en el estacionamiento de tu facultad. —me sorprendió la noticia y también du tonó serio.
—Estoy a punto de entrar a clase... —expliqué.
—Lo sé y lamento molestar así, pero en verdad necesito hablar de esto antes de que me explote la cabeza.
Pensé un momento y luego di la vuelta en el pasillo para dirigirme al estacionamiento.
—Voy para allá. —susurré y colgué.
Entré al auto que estaba sin seguro, me senté en el asiento del copiloto, Dante tenía la cabeza entre sus manos y tras unos segundos me miró. La tristeza se veía reflejada en sus ojos y no pude evitar apartar mi vista de él.
—Se acabó ¿Verdad? —comenzó él.
Sentí su mirada fija en mi pero yo me dedique a mirar mis manos sobre mis piernas.
—Dante yo...
—Es por alguien más ¿Cierto? —trató de adivinar.
Negué de inmediato.
—No me mientas. —pidió.
Suspiré y tragué saliva antes de responder.
—Es verdad que hubo alguien más, fue antes de que tu y yo comenzáramos algo...durante el verano. —me sentí terrible por decirle la verdad a medias, pero no podía decirle que se trataba de su hermano y mucho menos que le había sido infiel con él el día anterior. —Pero como te dije, no es por él, no pienses que lo estoy eligiendo a él por sobre ti, no se trata de eso, eso se termino hace tiempo, simplemente no creo estar lista para esto, para estar contigo y sé que es horrible porque por años desee esto, si tan solo supieras cuantos años llevo enamorada de ti...—conforme hablaba mi voz se fue apagado.
—También he estado enamorado de ti por mucho tiempo. —sonó más como un lamento. —Te creo Ada, no pondría en duda tus palabras jamás. —sus palabras me hicieron sollozar, me sentía horrible. — Y no te negaré, me estas rompiendo el corazón, pero no puedo hacer más que respetar tu decisión por más que eso me quiebre y acabe conmigo. —para cuando termino de hablar yo ya era un mar de lagrimas.
Ni siquiera pude hablar, él tampoco lo hizo, solo nos quedamos en silencio un rato mientras mis sollozos y jadeos se calmaban.
—Lo siento. —dije después de un rato. —En verdad lo siento mucho. —repetí
—También yo. —su tono era más serio y me dolió más de lo que esperaba.
Asentí y me bajé del auto, no dijo nada más, tampoco esperaba que lo hiciera.
Mientras caminaba de vuelta al edificio las lagrimas volvieron a rodar por mi rostro, sabía lo que significaba aquello, había perdido a Dante, probablemente por completo, como hermano, como novio y como amigo y eso dolía, dolía mucho, pero dolía más en si quiera pensar en la idea de seguir haciéndole daño por culpa de mis estupideces.
Entré al baño y me asusté a mi misma al ver mi reflejo, mis ojos estaban hinchados y rojos y mi maquillaje estaba todo batido, mi cabello también era un desastre, me limpie con toallitas húmedas y lo retoqué como pude, sin prisas, después de todo ya me había perdido la clase.
Para cuando dio la hora en la que la clase terminaba, fui hasta ahí y me encargue de recoger las tareas de aquel día, noté que Robert estaba molesto y por alguna razón se quedó hasta que todos salieron y nos quedamos solos.
—Que irresponsable de tu parte, Hálevy, realmente no me importa la razón por la que faltaste a la clase aún sabiendo que el caso práctico de hoy era un 30% de la nota, pero para la próxima vez que decidas dar un paseo durante mi clase hazme el favor de tener si quiera la molestia de avisar. —su voz era dura pero no me importaba si estaba enojado.
No respondí, asentí y saque mi propia tarea de mi bolso para ponerla sobre las demás.
—Dejaré esto sobre su escritorio. —le dije viéndolo a los ojos por primer vez desde que había entrado al aula.
Robert frunció el ceño y asintió.
Salí de ahí y me dirigí a la oficina de Robert, no me apresuré, más bien camine en modo automático hasta ahí mientras mi mente repasaba una y otra vez la conversación con Dante y cada vez dolía más.
Dejé la pila de papeles sobre el escritorio y me quedé ahí parada un momento maldiciendo a aquel mueble de madera como si fuese su culpa el que yo hubiese perdido la cordura un día anterior y ahora gracias a ello había tenido que alejarme de Dante.
Un portazo me hizo saltar y no me giré, sabía bien quién era, nadie más entraba ahí.
—Hálevy ¿Qué pasa?—su voz sonaba con verdadera preocupación. Tomó mi hombro con suavidad y me giro hacia él.—¿Quién te hizo daño?
Lo miré, miré su rostro tan parecido a Dante, la misma boca, la misma nariz, los mismos ojos, el mismo cabello ¿Por qué? ¿Por qué no me había bastado con uno solo de ellos? ¿Por qué fui tan codiciosa como para quererlos a ambos?
Sentí la ira acumulándose dentro de mí, ira hacia Robert por ser tan descarado y haberme tratado de envolver aún sabiendo lo que sentía por su hermano, por sus juegos, por todo lo que me había hecho sufrir en el pasado, pero sobre todo ira hacia mi misma porque permití que el hiciese lo que quiso conmigo.
Me deshice de su toque con un movimiento brusco y di un paso atrás.
—No me vuelvas a tocar. —le ordene con voz dura.
Sus ojos se abrieron son sorpresa por un momento y luego su ceño se frunció con profundidad, desconcertado.
—Te dejaré algo claro en este momento. —suspiré y lo miré a los ojos. —Lo que sea que haya pasado entre nosotros, se terminó. No vuelvas a tocarme, besarme ni a tratarme de ninguna otra manera que no sea profesional, porque la única relación que habrá entre nosotros de ahora en adelante será solo esa, de profesor y ayudante ¿Te queda claro? —frunció los labios un momento y luego dio un paso hacía mi, yo retrocedí así que se detuvo.
—¿Estás segura? —preguntó.
—Completamente. —respondí y tras un largo momento en el que estudio mi rostro asintió. —Bien, que tenga buena tarde, profesor. —me despedí y salí de la oficina.
Me senté sobre una banquita en las afueras del edificio y llene mis pulmones de aire para luego soltarlo mientras trataba de controlar todas las emociones en mi interior, esperando que la decisión que había tomado fuese la correcta.
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Holi, aquí dejo otro capitulo, recuerden que sus votos y likes me alientan a seguir esta historia, besitos.
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Cupido me mintió
RomanceTras un trágico accidente Ada se queda sola en el mundo, por fortuna los mejores amigos de sus padres le ofrecen un hogar, ahí todos la reciben con los brazos abiertos, excepto alguien; Robert, el hijo mayor del matrimonio y gemelo idéntico de Dante...