Luz y Oscuridad: Una historia de Fire Emblem Three Houses

La responsabilidad de luchar

Al día siguiente, Byleth se levantó un poco más temprano de lo habitual. Le costó un poco conciliar el sueño, pero finalmente pudo abstraerse de todas las ideas que la embargaban anoche. Se lavó y se secó en silencio. Se vistió frente al espejo, mientras miraba su cuerpo con curiosidad.

"Nunca te había sorprendido admirando tu propio cuerpo, Byleth," dijo Sothis, mientras se asomaba por detrás de la profesora.

—¿Qué dices? —preguntó Byleth, avergonzada—. Bueno... No sé por qué, pero quise hacerlo.

"Ah... ¿Te sentiste mirada por él? ¿fue por el abrazo que te dio?" la pequeña le preguntó a Byleth.

Cabe decir en este momento que Sothis es una personalidad que despertó dentro de Byleth cuando ella llegó a la Academia de Oficiales. En concreto, es una existencia que despertó dentro de Byleth luego de ser asesinada protegiendo a Edelgard, la representante de la casa de las Águilas Negras, el grupo proveniente del Imperio de Adrestia. Sothis retrocedió el tiempo e hizo que la profesora pudiera salvarse a sí misma y a Edelgard a la vez.

Sin embargo, Sothis era fundamentalmente una consejera y confidente de Byleth, aunque sólo pudieran hablar entre ellas dos. Sin embargo, la mujer nunca pensó que esta aparición le estuviera dando consejos personales de este modo.

—Creo que... Fue por el abrazo —respondió Byleth, evitando mirar al espejo de nuevo—. Mejor termino de vestirme ahora mismo.

"Está bien, está bien... No creo que debas prepararte de forma especial con tu estudiante nuevo... No querrás consentirlo tanto" respondió Sothis, risueña.

—Por favor... No me confundas más, por favor —dijo la profesora, terminando de vestirse.

"Está bien... Sólo ve a clases".

Byleth fue a paso rápido al aula para iniciar su clase. Cuando llegó a la sala de clases, la profesora se encontró con Seteth. Él la fue a buscar por órdenes de Rhea. Debían discutir una situación importante que había surgido en el Sacro Reino de Faerghus. Byleth se dispuso a seguir obedientemente a Seteth, pero él pidió que Claude también estuviera presente.

El delegado de clase aceptó gustoso. Ernest los vio disponiéndose a partir mientras se sentaba en su pupitre a esperar que aquella reunión terminara. Marcada fue la sorpresa del chico al ver cómo Claude corrió hacia su pupitre.

—Tú vienes conmigo, Ernest.

—Ehm, bien — fue todo lo que respondió el estudiante nuevo.

Claude llegó corriendo con su nuevo amigo. Seteth miró sorprendido y contrariado a la vez. No le había simpatizado el carácter altanero del estudiante nuevo. Byleth no pudo evitar sorprenderse. Más que sorprenderse, se sintió agitada por dentro, pese a que su mirada no expresara nada. La inquietud de Ernest fue claramente más marcada.

—Byleth necesitará nuestro apoyo, Ernest —dijo el delegado, mientras los cuatro avanzaban hacia el salón que ocupaba Rhea.

—Ehm... ¿Será realmente así? —preguntó Ernest, intentando no mostrarse nervioso ante su profesora—. Digo, ella es bastante capaz y fuerte como para hacerse cargo de cualquier encargo.

—Pero algo de apoyo moral nunca está mal, ¿no es así, profesora?

—Todo apoyo se agradece, Claude —respondió Byleth, con amabilidad y monotonía a la vez—. Y gracias a ti también, Ernest. Siendo un estudiante nuevo, ya te estás ofreciendo a apoyar en todo lo que puedas de manera voluntaria.

—Ehm... Sí, de forma voluntaria —dijo Ernest, mientras miraba con una expresión de hastío al delegado de la clase.

Seteth condujo a la profesora y sus estudiantes hasta el salón ocupado por Rhea. Inmediatamente se paró al lado derecha de ella. Byleth y sus los dos jóvenes quedaron frente a la arzobispa y su asesor. La mujer de cabello verde se quedó mirando a la profesora, luego a Claude y finalmente a Ernest. De verdad lo había vuelto a ver bastante pronto.