Familia errante -COMPLETO-

Capítulo 37: El nuevo héroe

Capítulo 37:

Bell no sabía cuánto tiempo le llevó, solo que su viaje parecía durar todo el día. Aún así, había encontrado el camino hacia el cementerio. Se agachó a través de los arbustos y encontró las tres tumbas sin marcar. La hora siguiente fue él hablando con las lápidas. Comenzó en silencio mientras intentaba mantener la compostura. Pero luego su volumen aumentó, y se puso cada vez más enojado. Su conversación continuó y siguió. Y después de un tiempo, pudo ver la lógica. Hestia, como siempre, estaba tratando de protegerlo. Obtuvo esa parte, pero la picadura no desapareció. Y hasta donde lo vio, el segundo Freya comenzó a amenazar su vida, el secreto debería haber estado de todos modos.

Honestamente, sin embargo, esa no era la parte que más le preocupaba. Se trataba de dónde venía la habilidad. Su deseo de ser tan fuerte como Ais lo había llevado a este camino de increíble crecimiento. Pero eso rogó la pregunta, ¿qué quería realmente de eso? ¿Quería ser como Ais? ¿Era eso todo lo que realmente le importaba? ¿Amaba a Ais, o era solo un pequeño enamoramiento? Pero si fue solo un pequeño enamoramiento, ¿cómo condujo a algo tan extremo como Liaris Freese? Pensarlo todo hizo que le doliera la cabeza a Bell y le doliera el corazón. Entonces, continuó despotricando y delirando. Mientras lo hacía, no pudo escuchar el sonido de los pasos acercándose.

"Campana?"

Con una sensación de horror, Bell Cranel se volvió para encontrar a Ais de pie, mirando curiosamente. Su cabeza estaba muy ligeramente inclinada hacia un lado, y parecía estar un poco nerviosa por cualquier razón. Poco a poco, ella entró en el claro. Sus ojos se lanzaron desde las tumbas hasta Bell y luego volvieron a las tumbas.

"Es aquí donde está Alfia?" ella preguntó. Parecía tan insegura de sí misma.

Tenía las manos retorcidas y parecía lista para salir corriendo en cualquier momento. Era como si ella reconociera que estaba entrometiéndose en algo importante, pero de todos modos se preocupaba lo suficiente por Bell como para arriesgar su irritación. La acción hizo que el corazón de Bell tartamudeara. Mirándola así, vulnerable y confundida, Bell se dio cuenta de que la amaba una vez y que posiblemente se había enamorado de ella nuevamente. Esa era la verdad. Ahora, tenía que averiguar si sucedió debido a la habilidad.

En algún momento, Bell se dio cuenta de que había estado mirando su silencio. Lo sabía porque Ais lentamente estaba volviendo un encantador tono rosado. Había mirado hacia otro lado, cruzando los brazos frente a su pecho.

"Puedo irme ... si quieres?"

No había acusación en su tono. Todo lo que tenía era incertidumbre y tristeza. Sin embargo, por la forma en que estaba haciendo pucheros, Bell sabía que en realidad no quería irse. Ella solo estaba siendo educada. Podía ver cómo sus ojos se lanzarían a las lápidas. La vista casi hizo sonreír a Bell. A pesar de cualesquiera que fueran sus problemas, el mundo continuó. Ais quería saber quién era. Claro, ella no estaba haciendo un excelente trabajo para comprender su estado mental en este momento. Pero así era ella.

"No, Ais, quiero que te quedes. Quiero decir ... si quieres!" Bell agregó al final, agitando las manos frenéticamente.

La niña sonrió ante su aceptación y se paseó hasta las tres lápidas. Dejó que su mirada cayera hacia la del medio y volvió la cabeza hacia Bell.

"Es ese de Alfia?" ella preguntó.

Bell asintió. La vio agachada y saludando a la lápida.

"Hola Alfia."

Ella se quedó en silencio entonces. Bell pensó que era contemplativa, pero luego vio cómo le fruncieron los labios. La niña comenzó a frotarse la barbilla. Después de un minuto de movimientos frenéticos, miró hacia Bell.