Capítulo 7: No te haré daño

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Lilith

Después de descansar todo el día, por fin llega el día de irnos a casa.

Ya no soportaba estar un día más aquí.

Lo que me contó Selene me dejó en shock sinceramente.

Nunca imaginé que yo sería un ángel en mi vida pasada y que muchos menos que sería la mujer de Lucifer.

¿Cómo era Lucifer físicamente? Me gustaría comprobarlo.

Caminamos todos hacia el autobús que nos llevará de regreso al pueblo. Selene y Liliana van de mi lado, acompañándome.

Nos subimos al bus y nos acomodamos hasta el final.

Íbamos todos, los jóvenes, las monjas, el padre y las personas que servían en el retiro.

Todos iban platicando, otros dormidos y otros perdidos en sus pensamientos. Como yo.

Perdidos en su mente, buscando respuestas a miles de preguntas que para muchos no tienen sentido.

¿Por qué no soy feliz? ¿Por qué hice eso en mi vida pasada? ¿El hombre de mis sueños es Lucifer?

Miles de preguntas sin respuestas. Preguntas que generan ansiedad con solo pensarlas.

Estaba tan perdida en mis pensamientos, sin prestarle atención a nadie, cuando de repente el chofer frenó repentinamente y me doy un golpe contra el asiento de enfrente.

Un líquido caliente comienza a correr por mi cara. Me toco la frente y es sangre, me abrí la frente.

¿Por qué frenó así?.

-¡Paula!, Lilith se lastimó. ¡Está sangrando! -grita Liliana angustiada.

-¿Los demás están bien? ¿No les pasó nada?

Los demás contestan que están bien.

-¿Por qué frenó así Javier?. -le pregunta el padre al chofer.

-Es que se atravesó algo, pero no alcancé a distinguir que era. -contesta

Paula se acerca y me ayuda a poner alcohol en la zona lastimada.

Arde, arde mucho.

-Paula lo está haciendo muy fuerte, tiene que ser más delicada. Yo le ayudo. -dice el padre Francisco.

El se acerca a mí y le quita el algodón a Paula para curarme.

Me quejo despacio. Me arde.

-La herida esta abierta, tenemos que llegar rápido para llevarte al hospital para que te curen.

Yo solo asiento y trato de contener mis lagrimas.

-Mírame, si quieres llorar hazlo. Se que duele. -dice Francisco.

Me sonríe y me acaricia la cabeza mientras sigue presionando el algodón en la herida.

-Yo te protegeré siempre Lilith. -dice Francisco en voz baja.

1 hora despúes

Llegamos a la iglesia del pueblo, fue el punto de reunión donde nuestros padres irían por nosotros.

Bajo del autobús agarrada del padre Francisco y con un algodón con alcohol en la frente.

Veo a lo lejos a mis padres y a mi hermana. Me acerco poco a poco y Francisco viene conmigo.

-Hija ¿que te paso?. -pregunta mi padre preocupado.

-El chofer frenó de golpe y choque con el asiento de enfrente. Me duele.

Entre ángeles y demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora