7

32 8 0
                                    

–Niñas demen fuerzas-pidió en un susurro vacilante apretando con fuerza la cesta entre sus manos. Estaba a punto de traicionar la confianza de las personas que la habían acogido y su cuerpo no hacía más que temblar aterrorizado–Aquí vamos-pronunció mirando una última vez por la ventana del salón. Cubrió su cabeza con la capucha negra antes de salir por la puerta trasera intentando hacer el menor ruido posible.

El crujido de las hojas secas bajo sus pies la ponían más tensa aún, si la atrapan las consecuencias serían lo suficientemente graves como para separarla de sus hermanas para siempre o al menos el tiempo suficiente para enloquecer. Al estar fuera del territorio de la residencia O'Prian, Rosé pudo respirar con algo de tranquilidad sintiendo la adrenalina recorriendo su torrente sanguíneo. Encendió por fin la lámpara de vela que llevaba consigo y apresuró el paso por el desolado camino de tierra que la llevaría al pueblo.

Alrededor de hora y media después el cartel de bienvenida le anunciaba que pronto terminaría su recorrido. Al pasar por uno de los callejones de la ciudad sintió un fuerte agarre en su brazo hasta el punto de hacerla quejarse del dolor.

–¿Qué hace una señorita tan hermosa sola a estas horas de la noche?-el hombre frente a la castaña arrastró las palabras debido a su estado de embriaguez–¿Buscas diversión mujer? Porque yo te la puedo dar.

–¡Suéltame!-exigió con el estómago revuelto por el hedor; y quizás la valentía se debía a la adrenalina en su sistema porque cuando el cretino se negó a dejarla ir y la acorraló contra la pared, la lámpara golpeó directamente en su cabeza dejándolo inconsciente. Miró una última vez al cuerpo inerte en el suelo sin sentir ni el más mínimo remordimiento y siguió su camino–Todo es por ellas-repitió como un mantra hasta llegar a la puerta que escondía a su única familia; golpeó con fuerza escuchando movimiento dentro–Soy yo pequeñas-habló sintiendo su voz romperse, nunca había pasado tanto tiempo alejadas de ellas y bastó un segundo para que tuviera a ambas niñas colgadas de su cintura llorando, tan fuerte como lo está haciendo ella.

–Te extrañé muchísimo Rosie, el día se hizo muy largo para mí-gimoteó Jennie restregando su rostro contra la ropa de la mayor, mientras que la pelinegra se mantenía llorando en silencio sin aflojar ni un momento su agarre.

–Yo también las extrañé, a las dos-musitó dejando besos en sus cabezas; su corazón dolía tanto que era prácticamente insoportable, aunque Roseanne lo entendía, sus pedazos se estaban uniendo otra vez y sería doloroso. Cada vez que se reencuentren después de un insoportable día sin verse, pensando en cómo estará la otra, en si está bien, extrañándose, dolerá igual que la primera–Entremos o se enfriarán-comentó la castaña empujándolas dentro de la casa sintiéndose en su hogar otra vez, no por las cuatro paredes y el techo que las cubría, sino por las personas que tiene a su lado.

–Cuidamos mucho la casa y la mantuvimos limpia y ordenada para cuando vinieras a vernos-contó Jisoo sorbiéndose la nariz, Rosé sonrió sin dientes apretando a la menor en su pecho y limpiando el rostro de la adolescente. «Lo sé» murmuró mirándola a los ojos, divagando luego por el espacio, la casita parecía de juguete, llena de flores y adornos, con cada cosa en su lugar–Queríamos que supieras que podemos estar bien solas las horas que no puedes venir y que estuvieras preocupada por nosotras-agregó provocando que la mayor sonriera, ella es más que consciente de la capacidad de sus hermanas y la hacen sentir orgullosa.

–Yo siempre estaré preocupada por ustedes-aclaró encogiéndose de hombros–¿Qué les parece si nos preparo un té y lo comemos con algunas de las galletas que traje?-inquirió poniéndose de pie y recibiendo un asentimiento de parte de sus acompañantes que la siguieron hasta la cocina–¿Me ayudarían a guardar la otra comida?-preguntó cuando el agua estaba al fuego y se disponía a sacar los bocadillos. Las dos horas que tenían pasaron como si fueran segundos, y cuando se dió cuenta ya era tiempo de marchar.

–Lastimosamente ya me tengo que ir-comentó dejando las tazas en su lugar y regresando a la habitación para arroparlas–dentro de unas horas amanecerá y tengo que estar allá antes de que eso ocurra-cubrió el pequeño cuerpo de Jennie con las sábanas mientras que Jisoo se mantenía de pie al lado de la cama.

–¿Vendrás a vernos en la noche Rosie?-indagó la morena con ojitos esperanzados.

–Nini, no puede venir a vernos todos los días, necesita descansar también-recordó la adolescente con una mueca, sin embargo el rostro decepcionado de la menor fue más de lo que Roseanne puede soportar.

–Claro que vendré-prometió sin saber cómo lo haría, pero le cumpliría–Ahora dame un abrazo fuerte. Descansa-besó su frente antes de salir de la casa siendo seguida por la pelinegra.

–Hermanita tienes que cuidarte también-advirtió entrelazando sus manos–recuerda que eres lo único que nos queda, solo somos nosotras tres-dijo con la voz en un hilo, la preocupación por la mayor no deja su mente ni un segundo, quiere confiar en ella, mas teme que por la desesperación de tenerlas a salvo termine cometiendo algún error grave.

–Lo haré, asegúrate de no saltarse ninguna comida ¿sí?-pidió dejando un beso en su frente también–Ahora entra y cierra bien-cuando se aseguró de escuchar el ruido del pestillo caer regresó sobre sus pasos a la propiedad de su salvadora, esperando que su cuerpo no resintiera tanto la falta de sueño.

–Rosé ¿te encuentras bien? Casi no hablaste durante el desayuno y solo mirabas un punto fijo-Lalisa la abordó en el jardín asustándola, sus orbes al borde de las lágrimas por el cansancio se mantuvieron lejos de los de su contraria–Luces muy cansada-una mano en su barbilla la obligó a ver directo a esos ojos que había estado evitando desde que inició el día. Le resulta difícil mentirle cuando la preocupación se le desborda de la mirada, cuando la debilita tanto al punto de solo querer quedarse ahí, quieta y pedirle que la abracé, que necesita sentir que alguien la sostendrá si llega a caer.

–No te preocupes solo no dormí bien anoche, no es nada-pronunció con una sonrisa sin ganas, y la vista fija en el jugueteo intranquilo de sus manos.

La culpabilidad ya comenzaba a ahondar en su pecho y Lisa lo presintió, algo no estaba bien con la castaña. Sus ojos ahora más oscuro y turbios que el día en que la conoció y solo era una niña frágil al borde del llanto. La forma de apartar la mirada cuando intentaba conectar con sus ojos no la dejó más tranquila, algo le estaba ocultando.

Maybe in another life (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora