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Roseanne apretó a las menores fuertemente contra su pecho buscando la fuerza que necesitaría a continuación, tendría que dar explicaciones de cada uno de sus actos como en el juicio final, y no podía culpar a las pequeñas. Inocentemente revelaron el secreto que tanto se había empeñado en guardar, su identidad, por el momento, debía permanecer mejor en las sombras de la ignorancia.

–Abuela, por favor lleve a las niñas al jardín y asegúrese de que Jennie se tome la medicina que recetó el doctor-el tono suave que utilizó para dirigirse a la matriarca de la casa no pudo disimular la frialdad que ahora impregnaba su voz en el ambiente–Abuelo, necesito utilizar el despacho por algunos minutos-pronunció sin apartar la vista de la joven arrodillada a sus pies. El señor apretó el hombro de su nieta dedicándole unas delicadas, pero firmes palabras «Claro Lis, pero recuerda tomarlo con calma»–Levántate del suelo y camine a la habitación.

Con un dolor intenso en el pecho Roseanne dejó ir a sus hermanas y se puso de pie con las piernas temblorosas. Una ráfaga de viento dorado que se dispuso a seguir pasó a su lado rumbo a la sala de reuniones.

–No te preocupes, ellas estarán bien-una frase de consuelo que agradeció silenciosamente salió de los labios del mayor a sus espaldas. Y con una última oración interna se encerró en la habitación con la que sería su juez y verdugo.

–Además de tener familia oculta ¿en qué más nos has mentido?-cuestionó con amargura sin el verdadero deseo de escuchar la respuesta, se negaba a aceptar que hubieran otras mentiras entre ellas–¿Tal vez solo te acercaste a nosotros por dinero?¡¿Eso es lo que quieres?!-vociferó con la pregunta quemándole la garganta y las lágrimas clamando por salir, sin embargo el enojo por la traición fue más fuerte que el dolor.

–¡No! Yo... -la muchacha titubeó ocultándose detrás de sus manos–¿Cómo... Cómo encontraste a mis hermanas?-indagó lo que tanto rondaba en su mente, tratando de desviar un poco la atención y alivianar la situación.

–¿Crees qué soy idiota y no me daría cuenta de que desapareces todas las noches?-mas lo único que logró fue empeorar el estado de ánimo de la mayor–Ayer te seguí hasta esa casa y hoy regresé a ver que es eso que tanto escondías-contó Lisa reclinándose en el gran sillón dejando salir una risa amarga como prueba de la horrible mezcla de sentimientos que ocasionan estragos en su pecho–Grande fue mi sorpresa al ver a esa niña, incluso creí que sería de alguna familia a la que estuvieras ayudando, pero no-mazculló con los dientes apretados–me sentí tan estúpida cuando dijo que eres su hermana que por un minuto no lo quise creer. Incluso después de saber que escapabas en la madrugada me negué a aceptar la realidad, aún confiaba en ti-con el alma herida confesó las evasivas que surcaron sus pensamientos al enterarse de esa noticia, porque a pesar de tener todas las pruebas frente a sus ojos, preferiría ser ciega.

–Nunca creí que fueras idiota solo tenía miedo-sorbió su nariz con los dedos y rostro pálido por el terror que le causa la situación. Aunque no sabía si era por las consecuencias que vendrían o por el sufrimiento que veía en los ojos de su salvadora.

–¡¿Miedo de qué?!-farfulló golpeando superficie de madera maciza provocando que Rosé temblara hasta los huesos; nunca imaginó la agresividad que podía estar debajo de la dulce y delicada mujer que le había hecho sentirse importante en la vida de alguien, querida por más de lo que poseía–¿Acaso no te tratamos lo suficientemente bien?¿No te dimos un techo y comida desconociendo por completo tu pasado y origen?¿No te tratamos como si fueras parte de la familia?-las respuestas a esas inquisiciones estaban tan claras y confusas en su mente al mismo tiempo que la castaña no tuvo el valor de contestar–¡¿En qué nos equivocamos según tu experto criterio?!-la rubia cureoseó en tono burlón lastimando el corazón abatido de su acompañante que se resistió a seguir sufriendo, al menos por el momento, por un secreto que gritaba por salir al descubierto.

–En nada, ni siquiera yo sé a qué le tenía miedo en realidad-había llegado el momento de contar toda la verdad, aunque ya fuera muy tarde para ser perdonada–Mi apellido es Lancaster-su identidad fue lo primero que le negó al conocerla y le resultó prudente también ser lo primero que le revele. «¿La familia más rica de Worchester y una de las más prestigiosas de la región?» el asombro de la rubia no pasó desapercibido para Rosé, la totalidad del país conoce ese apellido y su legado, es tan antiguo y prestigioso como el de la familia que la acoge–Así es, yo soy la mayor de su descendencia. Vivíamos felices los cinco, todos los de servicio y personas del pueblo amaban a mis padres, ellos eran mi ejemplo a seguir-su expresión cambió sutilmente mostrando una casi invisible sonrisa–Hasta que hace exactamente cuatro meses y medio se despidieron de nosotras para ir a una fiesta que organizaba la corona, y no los volvimos a ver-las lágrimas que había estado conteniendo bajaron enfurecidas por sus sonrosadas mejillas. La muerte de sus progenitores seguía golpeándola tan fuerte como la primera vez que escuchó la noticia de boca de dos extraños–Esa madrugada llegaron unos guardias de la policía para informarnos que había ocurrido un accidente donde nuestros padres fallecieron-murmuró con las palabras entrecortadas–Un hermano de papá, al que no veíamos desde cinco o seis navidades regresó al conocer la noticia y luego de armar un teatro en su sepelio nos expulsó de nuestro hogar con un par de cosas y algunas monedas-llenó sus pulmones de aire intentando calmar la asfixia que le provocaban los recuerdos, el dolor permanecía en ella como en el momento exacto en el que se llevaron a cabo–Esos mismos empleados agradecidos nos trajeron hasta este pueblo, renté esa casita que viste para las tres y busqué empleo para poder mantenernos o al menos no morir de hambre. No obtuve nada más que esa oferta en el lugar donde nos conocimos-concluyó con la voz casi inaudible, no le agradaba la forma en la que se habían encontrado, mucho menos recordarla, mas eso contaba como parte de su historia y si quería que al menos no hubieran grandes rencores entre ellas, debía decir toda la verdad.

–Y creí todo lo que me contaste a pesar de que fueran verdades a medias-siseó con rabia reprimida, aunque la menor de los O'Prian no estaba del todo convencida del objetivo de esa ira. Tal vez era su confianza rota y ego herido a causa de las mentiras de su contraria, o hacia sí misma por su ingenuidad al confiar en esa desconocida chica que con un par de palabras y unos ojos bonitos y sinceros fue capaz de engañarla.

–Voy a buscar a Jennie y Jisoo y nos iremos de tu casa-al ver como el silencio en la sala se extendía decidió hacer lo que Lalisa lo ordenaría tarde o temprano, no quería obligarlos a soportar su presencia por más tiempo del necesario–Muchas gracias, sinceramente te agradezco con toda el alma que me hayas ayudado tanto y me hayas dado refugio cuando más lo necesité-sus ojos volvieron a cristalizarse al recordar la estupidez que había cometido, quizás nunca lo olvidaría–Si de algo sirve, perdón por haberles mentido a ti y a los señores O'Prian, no sé merecían que yo los engañara de esa manera-la castaña se disculpó sabiendo que de nada serviría, ya el daño está hecho. Había ignorado todos los valores que en sus dieciocho años se aseguró de cumplir, de inculcárselos a sus hermanas y con ellos enorgullecer a sus padres; y lo hizo con las personas que menos lo ameritaban–De nueva cuenta gracias por todo, te deseo lo mejor del mundo, verdaderamente lo mereces, tú más que nadie-un nudo en su garganta y en su pecho le impidieron mirarla a los ojos, sobre todo porque sentía el frío de sus orbes marrones en cada nervio de su cuerpo helándole hasta los huesos.

Se levantó tambaleante obligándose a aferrarse al marco de la puerta cuando el llanto volvió a invadirla. Tenía tantas ganas de que Lisa la detuviera y le dijera que la perdona, que entiende sus motivos a pesar de que ella misma no los entiende; sin embargo cruzó el umbral de la entrada a pasos veloces, pues sabía que lo que tanto desea, no ocurrirá.

Maybe in another life (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora