13

22 4 0
                                    

Ya pasadas unas semanas Rosé aún no lograba comprender lo que le pasaba, el por qué de que pudieran existir dentro de ella sentimientos tan fuertes como los que Lalisa despertó. No entiende por qué sus manos sudan y su corazón le golpea el pecho intensamente cuando sus miradas se cruzan. Por qué su cuerpo se paraliza cuando sus manos la tocan, cuando sus labios la besan; pero sobre todo, por qué sus ojos se quedan prendados de esos orbes color miel y logran ver más allá. Más allá de lo describible con palabras, le permite vagar por esos parajes solo conocidos por los que se aman; por ese cielo estrellado que cuenta historia de imposibles que se lograron, de besos bajo la luna, de exploraciones de almas desde el plano terrenal; de esos millones de momentos que nosotros, los que nunca hemos amado, no podemos conocer.

–Roseanne, cariño ¿ocurre algo malo?-Elizabeth inquirió con inquietud ocupando un lugar en la banca del jardín, donde la menor había estado sentada desde hace más de dos horas sin moverse siquiera–Te noto divagante-resaltó el ya tan conocido detalle para todos excepto para su acompañante. La castaña volvió a ser esa chica perdida en sus pensamientos de los primeros días, si le hablabas no te prestaba atención y si lograbas conseguir esta, debías repetir tus palabras más de tres veces para que pudiera asimilarlas.

–No creo que sea malo-desechó sin poseer las palabras adecuadas para expresarse ¿acaso existen esas palabras después de todo? Aún así no le resultaba algo deplorable por lo cual lamentarse, entonces ¿era bueno?–¿Cómo supo que amaba a Jorge?¿Cómo supo que quería pasar el resto de su vida a su lado y compartir todos los momentos, buenos y malos, con él?-quería entender que eran esos cosquilleos en su estómago o ese rubor que la cubría cada vez que la rubia se acercaba. Necesita dejar de sentirse evaluada y volver a dormir con normalidad, eso precisamente es lo que necesita en su vida, normalidad.

–Ya veo, problemas del corazón-se acercó rodeándola con sus brazos de forma maternal–esos son los más difíciles de solucionar-musitó dejando salir un suspiro de sus labios, sabía que no podría darle una solución o un camino a seguir, esos tiene que encontrarlos ella por sus propios medios. Ya que pueden haber millones de personas con el mismo problema y cada una encontrar un remedio diferente para su dolencia–No hay una fórmula para saberlo mi niña, solo lo sabes y ya-soltó una pequeña risa cuando los ojos interrogantes de la castaña se clavaron en ella. ¿Cómo podría eso ayudarla?¿Tal vez es un acertijo que debe resolver?–Tu cuerpo y tu mente reaccionan de manera diferente con esta persona. La buscas a cada momento, el tiempo se detiene cuando se miran o sonríen-esos orbes claros brillaron en su memoria como dos faros en medio de la oscuridad, disiparon la espesa neblina del camino y volvió a calmar sus prejuicios como en la noche del cometa–Es quien sabes que estará junto a ti en las circunstancias difíciles sin pedírselo y por eso sabes que merece compartir las alegrías también-y solo había una persona que invadió su mente al escuchar esa descripción, solo una persona era capaz de moverle el suelo y hacerla volar hasta lo más alto con un simple recuerdo, solo una mujer, había sido capaz de ocupar ese lugar.

–¿Y si por más que desees todas esas cosas sabes qué no es correcto?¿Si por más qué eso sea mutuo hay muchas más opiniones en contra?-cuestionó con la voz en un hilo, no solo hay dos personas en el planeta y por más que tanto ella como la rubia anhelen esa vida, hay miles de habitantes allá afuera que harían lo que fuera por destruirlas sin pensar siquiera en la verdad razón por la que las condenan–¿Qué se debe hacer?

–Ignorarlas todas y seguir adelante, cada uno hace su vida de la forma que sea más feliz-se encogió de hombros acariciándole los bucles. ¿Qué más podría decirle a alguien que tiene el corazón roto para que ponga en peligro lo poco que le queda y se deje amar?–¿Puedo saber de quién estamos hablando?-la matriarca preguntó teniendo la leve sospecha de la respuesta que obtendría, habría que estar muy ciego para no darse cuenta de la energía que desprendían ambas chicas cuando se cruzaban en la misma habitación.

–De... -un nudo en su garganta le cortó la respiración por un momento, nunca le había confesado sus sentimientos a alguien más que a la implicada–De Lisa-murmuró con la vista fija en el césped perfectamente cortado a sus pies. A Rosé le resultaba complicado expresarse con fluidez, tenía ganas de correr a los brazos de Lalisa y aceptar ese destino tan bonito del que le platicó, mas en el instante en que todo parecía ir a la perfección sus inhibiciones regresaban y la encadenaban a su realidad–Sé que no debería porque es su nieta, sin embargo no tengo a quien más preguntarle-los ojos se le cristalizaron pidiendo por la liberación, el dolor se hacía insoportable para una sola persona y comenzó a quebrarla poco a poco desde lo más profundo de su alma. Pedía por ayuda, una súplica silenciosa de auxilio, alguien que le tendiera la mano antes de ahogarse–y me siento tan perdida-confesó al fin y las lágrimas descendieron por su rostro como una cascada sin final, el primer paso estaba dado.

No muy lejos de ellas, en una habitación del ala norte de la residencia O'Prian, una joven mujer desvariaba mientras era observada por un hombre mayor. Los ánimos están bastante abatidos esa mañana, el mundo se había despertado con un propósito y está dispuesto a romper las barreras que sean con tal de conseguirlo.

–No sé que hacer abuelo, siento que la estoy presionando demasiado-espetó paseándose por la gran sala intentando no tropezar con los frágiles adornos–Rosé ni siquiera ha superado del todo el fallecimiento de sus padres y el perder toda su vida-se reprochó apretando los puños, le prometió protegerla y sentía que era ella la que la está dañando. No paraba de preguntarse <¿quién se creía para hablar de amor cuando es tan ignorante en el tema como Roseanne?¿Quién demonios era ella para ir prometiendo cosas que no están en sus manos cumplir?¿Por qué hacerla pelear contra las creencias de los demás sin estar preparada?>–Además de que no está sola, tiene que ver por sus hermanas, por su salud, su futuro, y yo le estoy pidiendo que se aventure a algo que no conoce, ni entiende, estoy siendo egoísta-se le quebró la voz al pronunciar su último alegato cayendo de rodillas frente al hombre que la educó llorando como una cría. ¿La ama tanto para esperar toda la vida por ella, hasta que esté preparada? Definitivamente. ¿La ama lo suficiente como para dejarla ir? No lo creo. Aún así ¿cuál de los dos demuestra más amor?

–Hija, la vida no te pregunta, ni te prepara antes de golpearte o traerte algo bueno, solamente lo hace y ya-Jorge recordó buscando entre sus años de experiencia algo que le ayudara a guiar a su nieta, porque realmente él no se considera lo suficientemente conocedor para dar consejos sobre el tema, era más un aprendiz a su parecer–si quiso que te conociera ahora, es porque tiene que suceder ahora-le sujetó la barbilla haciéndola mirar directo a sus ojos–Tienes que estar aquí para protegerla a ella y a las niñas, para mostrarle que no todas las personas son malas y que cuentan con alguien-la ayudó a levantarse tomando asiento frente a él. Lisa anhelaba con todo su ser ser quien compartiera esos momentos, ayudarla a tomar decisiones difíciles y darles, a las tres, algo parecido a esa familia que perdieron–y enseñarle lo que es el amor, esa es la función que te ha dado el destino en su vida, cúmplelo sin preocuparte por las pequeñas cosas-la retó con la mejor de las intenciones, no hay nada que desee más el viejo corazón de O'Prian que ver feliz a su niña, y a esa jovencita que se volvió tan importante para todos en la casa, habían pasado por tantos altibajos que se merecían esa felicidad más que cualquier otro–Hazla entender lo que siente, y si no puedes, simplemente hazla sentir hasta que se olvide de querer entenderlo-la menor asintió con una sonrisa esperanzada, nada la detendría está vez y haría lo que fuera necesario para que la primogénita de los Lancaster entendiera que ella también merece ser amada, sin importar como haya llegado ese amor a su vida.

Al finalizar el día muchas preguntas habían sido aclaradas y millones de dudas evacuadas, se respiraba un aire renovado, como cuando están por llegar momentos buenos. Las decisiones estaban tomadas y  la suerte echada, y antes de la cena, las tres hermanas Lancaster se reunieron en la alcoba de la mayor por petición de esta.

–Nini, Soo, necesito platicarles sobre algo muy importante. Siéntense junto a mí por favor-pidió y ambas infantes tomaron un lugar a sus costados. Había llegado la hora de enfrentarse a sus miedos–Sé que puede sonar insano, incluso a mí me lo parece en ocasiones-rió nerviosa contagiando a las más pequeñas; respiró hondo varias veces buscando las frases adecuadas para mentes infantiles, no era su intención causarle un trauma a las niñas o explicárselo de tal forma que hasta ella misma se perdiera entre las palabras–Lisa y yo nos queremos, como lo hacían mamá y papá-pronunció despacio gesticulando exageradamente con las manos y mirándolas de hito en hito–y queremos mantener una relación, si ustedes no tienen ningún inconveniente, claro-les comunicó pausadamente con el alma pendiendo en un hilo, tenía que hacer las cosas de forma correcta, ya que no volvería a tener el valor de enfrentarse a ambas–¿Qué les parece?

Maybe in another life (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora