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–¿Estás lista querida?-Rosé detalló su reflejo en el espejo sintiendo un revoloteo en el corazón, el vestido que habían podido obtener en un tiempo tan limitado superaba con creces sus expectativas; la fina seda blanca se ajustaba a su torso con delicados lazos en la espalda y caía desde su cintura con pequeñas ondas y vuelos hasta el suelo; el cabello decidieron dejárselo suelto y adornarlo con una diadema de diamantes–Estaré afuera con Lisa, no deja de temblar por los nervios, mi nieta está ansiosa por que llegue el momento-asintió a ambos comentarios de la mayor aún en las nubes, no podía creer todo lo que había estado pasando en tan pocos meses, el fallecimiento de sus padres, cuando fueron expulsadas de casa, ser salvada por la mujer más maravillosa en el mejor momento posible, conocer el amor junto a ella y estar a punto de unir sus vidas para siempre.

–Luces como un ángel, que afortunada es mi niña al tenerte en su vida-alagó Jorge sonriéndole genuínamente, aún recordaba el día que tuvo a Lisa por primera vez en sus brazos siendo solo una bebé, y ahora ya se había convertido en toda una mujer–¿Vamos?-le ofreció su brazo flexionado y la castaña se sujetó sosteniendo el ramo en su mano libre. Llegaron a paso rápido a la salida que da al jardín siendo recibidos por abrazos de ambas niñas.

Las menores caminaron delante de la novia esparciendo pétalos de flores coloridas a su paso dándole la bienvenida. Los pocos asistentes, entre los que sólo se podían contar a las personas de servicio, familia y al sacerdote, observaban su entrada con ojos brillantes, emocionados por la nueva unión y felicidad de las jóvenes. El improvisado altar donde su futura esposa la esperaba se erguía frente a sus ojos rodeado de adornos florales de tonos suaves y pálidos contrastando a la perfección con los cabellos rubios alborotados, piel porcelana y ojos miel de Lalisa, que le sonreía ansiosa por tenerla ya entre sus brazos.

–Aún no puedo creer que este momento haya llegado-confesó la contrayente una vez que los tuvo delante con el amor brillando en sus retinas. «Pues empieza a hacerlo y procura hacer feliz a Rosie, cuídala mucho y hazme sentir orgulloso de ti mi niña» advirtió el patriarca de la familia en tono severo antes de suavizarlo con una sonrisa entregándole la mano de la castaña que tomó sin dudar, besándole el dorso sin apartar la mirada–Roseanne Lancaster-saboreó el nombre de su prometida sabiendo que pronto cambiaría; el oficiante había terminado de pronunciar las palabras de apertura y solo restaban los votos para concluir tan ansiada unión–acepta este anillo como muestra de mi compromiso y mi amor por ti-lo deslizó delicadamente por su dedo anular y la castaña pudo reconocerlo como la joya que portaba la mujer del retrato a la entrada del gran salón, que ahora reconocía como Victoria O'Prian.

–Lalisa O'Prian, por favor acepta este anillo como muestra de mi amor y mi compromiso-mostró una piedra verde preciosa provocando que su contraria quedara anonadada–Ha pasado por más de cinco generaciones de la familia, es lo único que nos quedó de mis padres-procuró que supiera el valor que tenía para ella, quería que si aún quedaba alguna mínima duda en la mente de la rubia sobre sus sentimiento,  esta fuera evacuada al instante–y ahora quiero que tú lo tengas-el intercambio de alianzas terminó y el tan esperado beso sucedió; sus labios se movieron con timidez bajo las miradas curiosas de los invitados y sin embargo permaneció dulce y con tantas ansias como el primero. La ceremonia fue breve, luego de firmar el acta y compartir un par de postres, las esposas se encerraron en la oficina de Jorge intentando hallar una solución a sus problemas y compartir el mayor tiempo posible.

–No quiero irme, no puedo... apenas llevamos unas horas casadas-le recordó dejándose caer en el sofá doble formando un puchero con sus labios, no habían podido ni disfrutar de sus nuevos privilegios, mucho menos lo harían de ese viaje que se realiza luego de la boda–no quiero separarme de ti-Roseanne sabía que no podía perder a alguien más, no estaba preparada para pasar por otro duelo, y absolutamente no quería perder el amor del que sus padres tanto le habían hablado después de encontrarlo.

–Amor, escúchame-la de melena dorada ocupó un lugar junto a ella acariciándole su oscuro cabello para tranquilizarla–Ve con tu tío, tienes que cooperar con ellos por el bien de las niñas-por las pequeñas debían hacer la transición sencilla y sin ajetreos, ya bastante tuvieron que sufrir la primera vez por culpa del mismo señor–La supuesta boda es en dos días, antes de que ocurra yo iré por ti con un plan para desaparecer después-la incertidumbre empezaba a pesar sobre su espalda, no consiguió pensar en una forma coherente de retenerla a su lado duranteunosdías más, mucho menos de impedir esa ceremonia que a los ojos del mundo relustaba indiscutiblemente perfecta–Confía en mí.

–Lo hago, con los ojos cerrados, pero... -un sollozo escapó de sus labios antes de rodear a su esposa por la cintura y enterrar la cabeza en su pecho, la rubia la abrazó con fuerza tragándose las lágrimas con gran dificultad; una de las dos debía permanecer firme por ambas y Lisa decidió ser ella. Tenía que darle a Rosé toda la seguridad que necesita a pesar de que tampoco está segura de lo que pasará en el futuro, pues no importa que tan difícil le resultara solucionar la situación, la tendría a su lado lo más pronto posible para no dejarla ir otra vez.

–¿Hay alguna forma de llegar al palacete sin que me vean?¿Algún camino aislado que pueda usar?-indagó con la poca determinación que le queda, mientras se acercaba la hora de separarse el miedo a fracasar se abre paso en su pecho y empieza a creer imposible el poder dejarla ir. «¿Cuánto tardaría en deshacerme de los guardias y escapar con ellas lo más lejos posible?» sopesó la mayor perdiéndose en el mar chocolate que la observaba suplicante, no podía perderla ahora que la había encontrado. La rubia presionó a su esposa mucho más contra su cuerpo, pero sin llegar a lastimarla, buscando sentirla lo mayor posible «¿Aún hay tiempo para nosotras, verdad?» se preguntó deseando que la vida le diera la más favorable de las respuestas.

–Sí-la castaña asintió sorbiéndose la nariz al mismo tiempo que se separaba, aunque no del todo–Mis padres miraban mucho por mi seguridad y la de mis hermanas, por lo que en cada habitación hay un pasadizo que lleva hasta un túnel-una media sonrisa brotó de sus labios al recordar a sus progenitores y tuvo la seguridad de que si estuvieran vivos las circunstancias serían completamente diferentes, habrían amado a Lisa tanto como ella y nunca habría visto lágrimas en los rostros de sus hermanas–Detrás de la casa hay un bosque, un kilómetro adentro, en dirección suroeste, ahí, escondida está la entrada-le comentó haciendo memoria de lo que sus padres le comentaron alguna vez, insistían en que estuviera preparada por sí surgía algún imprevisto y este parecía el tipo de imprevisto que requería de una buena línea de escape.

–Dibújalo aquí por favor-la rubia recorrió la habitación hasta la otra punta rápidamente buscando una hoja en la estantería superior, para luego ubicarla sobre el escritorio junto a un carboncillo y dejarle espacio para que realizara el pedido.

–Existe una roca de un metro y medio de altura con una "L" tallada, al pie de esta-agregó al mismo tiempo que se inclinaba sobre la madera comenzando el boceto improvisado. Los árboles prácticamente como un par de rayitas, un camino curvilíneo y una especie de mancha simulando la roca–bajo un montón de hierba está la trampilla-terminó de señalar el lugar con una enorme equiz, realmente sería difícil recorrer el inmenso bosque y encontrarla, sobre todo con ese "mapa".

–Es hora de irnos, ya están en el salón esperándonos-Jisoo entró a la habitación de la mano con Jen y el peso de la realidad cayó aún más fuerte sobre sus hombros, la cuenta regresiva ya había llegado a cero y es tiempo de asumirlo. Rosé miró a su contraria con ojos suplicantes rogándole que hiciera algo, que impidiera que se las llevaran lejos, que las mantuviera a su lado y al fin pudieran ser felices después de tanto vendaval.

–Iré por ustedes-aseguró Lalisa con la voz temblorosa acunándole las mejillas, le dio una rápida mirada a las infantes sintiendo su corazón encogérsele en el pecho. Tomó una larga respiración uniendo sus labios en un corto beso con una lágrima deslizándose por su mejilla–lo juro.

Maybe in another life (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora