Capítulo 10: Rojo y Rosado

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El caos estalló a mi alrededor. Los cazadores se precipitaron sobre Joe como una jauría enloquecida, sus armas en alto y sus rostros contorsionados por una mezcla de odio y determinación. El sonido de los disparos llenó el aire, retumbando en mis oídos como una macabra sinfonía.

Los destellos de las detonaciones iluminaban intermitentemente la escena, revelando la figura de Joe en el centro de la tormenta. Su cuerpo fue alcanzado por varios impactos de balas, su mirada ardía con una ferocidad inquebrantable mientras bebía de su hermano.

Cada bala que lo atravesaba, parecía encender un fuego en mi pecho. Quería correr hacia él, protegerlo, detener la lluvia de disparos y sanar sus heridas. Pero estaba paralizada.

El olor a pólvora llenaba el aire, mezclándose con el aroma metálico de la sangre derramada. Los cazadores gritaban, sus voces formaban un coro discordante de violencia.

—¡Angelique! ¡Joe! —nos llamaban el resto de nuestros amigos, sin poder alcanzarnos debido a que los cazadores les cerraban el paso.

—Hermano, háblame —oí decir a Joe con voz quebrada, seguía de rodillas junto al pálido cuerpo de su hermano—. ¡Christian, dime algo!

Le puso la mano en el pecho, intentando detener la hemorragia, luego agarró su muñeca, como si tratara de sentir su pulso. Conmocionado, sujetó a Christian entre sus brazos, acomodándolo sobre sus piernas.

—Hermanito, estás vivo, ¿verdad que sí? —se aferró a él, empapándose de sangre mientras lo abrazaba.

Cuando la muchedumbre de humanos lo capturó, siguió aferrándose a Cristian. Ambos fueron arrastrados a través de la arena, dejando un rastro carmesí.

Gateé hacia ellos al tiempo que era golpeada por los mortales.

—¡Joe! —grité cuando estuve cerca—. Joe, vámonos, nos van a hacer trizas.

Tiré de su brazo, luchando por liberarlo antes de que nos exterminaran. Evidentemente, no era lo suficientemente fuerte como para hacer algo.

De repente, unas manos me atraparon con firmeza. Inicialmente pensé que alguien intentaba lastimarme, pero al mirar hacia arriba vi a Darius, que me ayudó a levantarme y luego desapareció misteriosamente entre la multitud de cazadores.

Mi mirada se dirigió hacia la masa enloquecida que rodeaba a Joe, ahora lo había perdido de vista. Me adentré en medio las amontonadas personas, empujándolas con furia, decidida a llegar hasta él.

Alan apareció de la nada, alejando a los oponentes mientras los arrojaba con una fuerza sobrehumana. De pronto, recibió una flecha en uno de sus muslos. Casi sin inmutarse, siguió combatiendo. Agarraba a los mortales desde el cuello como si fueran simples muñecos de trapo y los lanzaba a una velocidad increíble contra los demás, derribando a varios en una sola maniobra.

Agarrando a Joseph desde la camisa, logró apartarlo de la escena.

—Vamos —dijo con una serenidad imperturbable.

Al ver que el otro vampiro no se movía, comenzó a arrastrarlo lejos de la multitud. Enmudecido, Joe observaba cómo el cadáver de su hermano se perdía en el caos circundante.

Los seguí, esquivando varios ataques en el camino.

Adolph había aparcado el vehículo a una distancia estratégica y aguardaba dentro junto a Donovan y Nina. Cuando Alan forzó a Joseph a entrar al asiento trasero, me uní a ellos. El motor rugió al arrancar y nos alejamos a toda prisa, abandonando a nuestro numeroso público. A toda velocidad, dejamos atrás Deadly Hall, encaminándonos de vuelta a la ciudad a través del bosque.

Tentación (More explicit version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora