Capítulo 17: Dulce Venganza

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El nudo en mi garganta se volvió más apretado, me asfixiaba.

—No, nada de lo que haga el imbécil de Joe puede lastimarme —refuté.

—No te creo —rebatió Donovan—. Estás herida, y apuesto a que esto tiene que ver con Deborah y Joe. Vi a esa mujer en la fiesta. Él se quedó allí por ella.

Mascullé una maldición y tomé otro sorbo del líquido rosa.

—Ellos no estuvieron juntos —afirmé con seguridad.

—¡Cómo eres de ingenua! —Donovan atrapó mi mano con la suya—. ¿Eso fue lo que te dijo? Te juró que no estuvo con ella, que te amaba y todo el protocolo. No seas tonta, Angelique.

Cada una de sus palabras era como el filo de una navaja. Me hacía daño. Porque en el fondo quería confiar en Joe, pero Donovan tiraba mis esperanzas a la basura. Mis ganas de llorar se multiplicaron.

—Donovan, por favor, no quiero hablar de Joseph.

—Ni yo —estuvo de acuerdo—. Quiero hablar de ti. Él te hará daño.

Guardé silencio, meditando sobre lo que acababa de decir.

—Por favor, cállate, no quiero oír más —le supliqué antes de beber de un sorbo lo último que quedaba de mi néctar de cereza.

—Tengo razón, por eso te duele —Él llenó mi vaso con más líquido—. Sólo quiero saber una cosa, ¿de verdad amas a ese patán mentiroso?

Separé los labios para contestarle, pero me retracté en el mismo segundo, temiendo que mi voz sonara quebradiza y endeble. En cambio, asentí con la cabeza mientras vaciaba mi segundo vaso de esa bebida dulce.

—Siempre supe que ese imbécil te lastimaría —aseveró, sirviéndome otro trago con hielo—. Quizás no te haga llorar ahora, pero a largo plazo te causará mucho daño. Joe no es un hombre de una sola mujer, Angelique. Es un mujeriego irresponsable, nunca te hará realmente feliz. Lo único que quiere de ti es sexo. No te ama, a diferencia de mí.

Por un momento me sentí mareada. Mi sangre parecía calentarse al tiempo que me tambaleaba ligeramente sobre la silla. Un súbito dolor de cabeza me invadió mientras ese líquido frío y dulce descendía por mi garganta.

—Eres tan ciega, ¿qué será lo que habrás visto en ese tipo?

Me pareció que Donovan estaba llegando demasiado lejos con sus palabras.

—¿Por qué me hablas de ese modo? —lo increpé.

Él me dirigió una mirada acusatoria antes de responder.

—Lo siento, pero quiero abrirte los ojos, quiero protegerte —exclamó, vertiendo más del líquido rosado en mi vaso, a pesar de que aún no lo había terminado.

Con cierta sensación de vértigo, me recosté contra su pecho. Una ola de náuseas amenazaba con atrapar mi garganta.

—Donovan, esto… —balbuceé, contemplando el trago que tenía delante—. ¿Qué es lo que me diste?

Sonrió perversamente.

—Prometí que te emborracharía para que fueras mía. Y fue más fácil de lo qué pensé.

De improviso, sujetó mi rostro con brusquedad, de forma casi violenta. Demasiado débil para apartarme, cerré los párpados. Y él depositó un tórrido beso en mis labios. Permanecí inmóvil, sintiendo que su lengua forzaba mis labios a abrirse. Al darse cuenta de que no respondía a su beso, movió sus labios hacia el costado de mi cuello.

Exaltada, abrí los ojos y me separé de su cuerpo.

Me puse de pie. Aún no estaba lo suficientemente ebria como para pensar de manera incoherente. Mientras me daba la vuelta para marcharme, me congelé, dejando caer el vaso de vidrio, el cual resbaló de mi mano y produjo un estridente ruido al impactar contra el suelo empedrado.

Tentación (More explicit version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora