⚜ 11. Gold Rush

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Amelie

Al principio me costó creer que todo fue un sueño, pero se sentía tan real y yo fantaseaba mucho con cuentos de princesas.

Estaba en una especie de habitación de la edad media, con una cama enorme y cortinas de tul blanco atadas a cada extremo. El techo tenía ese aspecto pasado con flores y ángeles pintados en él.

Al frente de la cama se alzaba una ventana cuadrada muy bonita que me dejaba una bella vista a un largo campo verde con algunos árboles salpicados por todo el espacio.

Escuché el ruido de un relinchar. Bajé de la cama y me asomé con cuidado a la ventana.

Estaba vestido de celeste con detalles plateados en el traje, desde debajo de la torre pude ver su sonrisa, y me la contagió.

Retrocedí y arreglé mi cabello en un espejo ovalado cerca de mi cama. Me sorprendí al ver la ropa que traía, un vestido amarillo pastel, era largo y muy pomposo, lleno de tul que ledaba mucho volumen, pero se sentía ligero, y mis zapatos eran dorados, se veían tan delicados que me dio miedo dar un mal paso y estropearlos.

No tenía que arreglarme, ya estaba presentable. Regresé a la ventana y me asomé mirando hacia abajo donde aquel joven estaba escalando la torre. Solté un suspiro, se veía encantador.

Llevaba pantalones ajustados celestes, metidos dentro de botas plateadas que brillaban con el sol; una capa celeste atada alrededor de las hombreras de su traje, y guantes de seda color blanco. Su piel resplandecía con el sol, y sus ojos eran de un café intenso. Sus rizos le daban un aspecto adorable, se le movían cuando subía más.

Sentía que a medida que se acercaba o lo sentía más cerca de llegar a mí, yo me alejaba. Se detuvo un momento a mirarme desde donde estaba colgando. Tenía una mirada llena de intensidad que me hizo contener el aliento. Nos miramos por lo que sentí una eternidad, entonces con más fuerza y agilidad escaló la torre.

Retrocedí asustada y con el corazón latiendo con mucha fuerza cuando se asomó desde la ventana hacia la habitación. Sus ojos se entrecierran, y luego parpadeó varias veces al observarme de pies a cabeza.

Volteé con cuidado hacia el espejo para ver si no me había convertido en una fea bruja y ya no era princesa, pero ahí estaba, seguía teniendo este bonito vestido.

Su mano tomó mi mentón y giró mi mirada hacia él. Se encontraba muy cerca, y me sonreía con una mirada embobada. Podía ver como dentro de sus ojos había pequeños destellos.

—¿Qué hace una hermosa dama encerrada en una torre?

Sus palabras me recorrieron todo el cuerpo como una descarga de electricidad. Su voz era tan profunda, pero poseía un encanto que si no hubiera sido porque puso su mano en mi cintura sin ejercer presión, yo ya estaría en el suelo.

Me seguía mirando detenidamente, aun con la sonrisa presente en todo momento. Llevé mi mano a su cabello color café, algunos rizos se le escapaban y adornaban su frente y la parte superior de sus orejas. Tuve miedo de tocarlo, pero me regaló una mirada que nada malo me iba a pasar si acariciaba su cabello.

Los rizos eran suaves y tenían un brillo gracias a la luz del sol. Me dieron cosquillas en las yemas de los dedos cuando los pasaba a otro rizo. Sus ojos no me quitaban la mirada en ningún momento.

—¿Eres un príncipe? —Solté de repente.

Sus mejillas se enrojecieron un poco.

—Así es, y creo que te estaba buscando, bella princesa.

Volví a mirar a mí alrededor y me di cuenta de que la habitación sí parecía la de una princesa o alguien de la nobleza, una muy alta.

Su mirada me buscó los ojos, volví a mirarlo y no podía negarlo, era hermoso, tenía una piel pulcra, como si hubiera sido tallada por el mejor artista de los tiempos.

—Es usted muy apuesto.

—Y usted es demasiado perfecta.

Su mano que estaba en mi cintura se deslizó hacia mi espalda y subió un poco. Me acercó a él y pude sentir como el traje era de metal, pero estaba disimulado con la tela celeste. A pesar de que llevaba tacones, él era un poco más alto que yo. Sus rizos me rozaban la frente. Bajó la cabeza para estar un poco a mi altura y nuestras bocas estaban tan cerca que podía sentir la calidez de sus labios.

—Eres tan perfecta que podrías traer loco a cualquier caballero del lugar.

Mi respiración empezó a acelerarse ante sus palabras.

—Su vestido parece rayos del sol cuyo resplandor entra por su ventana a iluminar su día y posee un cabello igual de bello como el brillo dorado de un atardecer de verano o primavera que cualquier hombre estaría encantado de presenciar cada mañana a su lado.

Tenía mi boca un poco abierta, no sé si en señal de respuesta o esperando un beso.

—Milady..., perdone mi atrevimiento...

Sentía mi corazón latiendo como loco, cada palabra que salía de su boca aceleraba todos mis latidos.

—No pretendo ser egoísta con nadie, pero...

El sueño se volvía más borroso, pero aún podía verlo.

—Moriría de celos si alguien más viene y la aparta de mi lado.

Cuando nuestros labios estaban a punto de juntarse, escucho un ruido más cerca de la puerta que corta el momento, pero antes de regresar de este mundo falso lo vuelvo a mirar a los ojos. Él ya está lejos de mí en la misma habitación y antes de irme me guiña el ojo y me lanza un beso.


꧁ ༒ NOTA DE LA AUTORA ༒ ꧂

POR FAVOR ALGUIEN ME PUEDE REGALAR UN ALONSOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Hasta de príncipe es perfecto, creo que solo le falta volar y ya completó todo.

Quería escribir el sueño de Amelie sí o sí, porque mi niña sueña tan lindo. No sabía si hacerlo como carta, pero no le vi tanto sentido hacía que hice un capítulo cortito para ella.

Pd. Terminé de ver "La Bella y la bestia" e inmediatamente escribí esto.

༊*·˚ Brigitte.

Amor a la antigua ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora