Bestia [El peligro que te acompaña]

Huesos. 13

¡¡Lean la nota de autor al final!!

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Megan

Mi vida fue insoportable los últimos días.

Cuando digo insoportable, es porque dos días soportando a mis queridas familiares, habían resultado una eternidad para mí. Ah, y lo peor es que debía morderme la lengua para evitar problemas extra.

Hilary se había pasado su tiempo en nuestro palacio mirando a Peter, de vez en cuando se le acercaba e intentaba coquetear con él, claro que me daba cuenta.

No obstante, agradezco muchísimo que el chico no le prestara demasiada atención, parecía notar mi incomodidad respecto a aquello y aunque me avergüenzaba un poco, tampoco me arrepiento justo ahora.

No había hablado mucho con Peter, solo el día en que mi tía y prima llegaron... de resto, era extraño porque solo me miraba con esa intensidad indescriptible en él, y me dedicaba unas cuantas sonrisas, sobre todo delante de Hilary—Supongo que debía notar que eso me agradaba— pero de resto, nada más que los saludos por educación.

Y aunque estaba algo confundida, intentaba convencerme de que había estado ocupado... él también tiene su funcion aquí.

Tenia trabajo que hacer, el cuál había frenado un poco por ayudarme.

Yo solo había representado una distracción para él... tal vez por eso no había podido atrapar a la Bestia.

Aun así, no niego que me agradaba mucho pasar tiempo a su lado. Y aunque no sabía ponerle etiqueta a eso, era la verdad... sin embargo no me sentía comoda revelando mucho más.

«No puede gustarme alguien en tan poco tiempo, ¿o sí?» Era una de mis ideas frecuentes.

A ver, era suficiente. Interrumpí mi hilera de pensamientos cuando iba llegando al salón donde veía clases de etiqueta junto a la Sra Murphy.

Abrí la puerta y una vez dentro, saludé—Buenos días, Señora Murphy...— ésta me recibió, pero no estaba sola, no, no señor.

Yo sabia que tía Janet estaba ansiosa por venir a humillarme junto a Hilary cuando me tocaran clases de etiqueta, pero hasta hace un momento aún me quedaba un ápice de esperanza en que no viniera. Sentí como todo rastro de serenidad dejó mi rostro, para transformarse en una mueca de disgusto.

—¿Ellas qué hacen aquí?—Pregunté, sin ocultar el tono agrio.

Mi instructora arrugo las cejas, enojada—Buenos días, princesa... salude bien a su tía, le debe respeto. Y le explico, ella está aquí porque le apetece estar y participar junto a su hija la princesa Hilary de nuestra clase. Yo no le veo problema, su majestad Janet fue una de mis mejores alumnas, le hará bien que esté presente.

—No me gusta estudiar con tanta gente en la sala, solo me siento cómoda con usted— Mentí, a lo que la Sra Murphy achicó los ojos en mi dirección.

Mi tía negó con la cabeza, fingiendo estar dolida— Como se ve que no nos aprecias, sobrina, tengo el corazón roto, querida Megan. Igual nos quedaremos, es por tu bien.

El sarcasmo, en su voz no paso desapercibido... En la mía menos.

—Ah, Entonces también será por mi bien decirle al rey que están invadiendo la clase privada que se supone tengo a solas con mi tutora... y que, hasta ella está incumpliendo con una parte del contrato que firmó, permitiendo que se queden.— Sonreí falsamente en dirección a ellas y me dirigí a un asiento— Ahora, me voy a sentar aquí y tomaré mi clase en paz, únicamente con la Señora Murphy. Adiós tía, y Hilary... nos vemos en el almuerzo.—Sonreí, victoriosa.