Así te gusto. 16

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Capitulo dedicado a nefermia12 por su cumple ayer, love u Mia

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Megan

¡Dios! que sueño mas horroroso había tenido. Cada día eran peores.

Mi paranoia iba aumentando en gran manera.

Desperté. Ya era de mañana y pequeños rayos de luz mañanera se colaban por la ventana que estaba algo entreabierta. Miré a los lados como asegurándome de que nadie estuviera en la habitación.

«Que estúpida, ¿Quién iba a estar a éstas horas aquí?»

La bestia tal vez... para matarme.

Sacudí mi cabeza para dejar de lado los pensamientos negativos, hasta ahora no habían hecho más que ponerme peor y mantenerme asustadiza, sin un ápice de paz.

Me levanté de mi cama para dirigirme al baño, pero un dolor gigantesco se apoderó de mí a penas me moví.

—¡Ah!—Había dolido.

Tenía el cuerpo entumecido, y la pesadez me gobernaba, aparte tenía un dolor punzante en mi vientre.

«Oh Dios, ¿Voy a morirme?»

Caminé como pude y ya en el baño me lavé la cara en el lavamanos.

Luego, me senté en el inodoro y comprobé mi teoría, me había bajado.

Agh.

Me di una ducha caliente y salí del baño para sujetar mi cabello en un moño que no estorbara mi rostro y ponerme un abrigo, de pronto tenía hasta frío.

Con razón... A esto se debían los dolores.
Eran insoportables, decidí que no saldría de mi habitación por ahora, al menos hasta que se me pasara el dolor.

No era buena idea exponerme en éste estado tan deplorable, sobre todo con el mal humor que caía sobre mí cuando hablaba con los demás bajo estas condiciones.

Llegó la hora del desayuno, y como no aparecí luego de media hora, tocaron a mi puerta.

Seguramente mi padre había enviado a algún guardia a que me trajera la comida.

—Adelante.—Gruñí, a penas podía soportar el dolor que me hacía retorcerme ligeramente.

—Buenos días, ¿Estas bien?

Esa voz.

—Oh —Me giré en dirección a la puerta, era Peter—¡Peter! ¿Qué rayos haces aquí?

Me tapé más con las sabanas y una almohada.

El cerró la puerta tras si, ladeando una sonrisa y avanzó hacía mi con una bandeja de comida en sus manos, la cuál colocó en mi mesita de al lado y se sentó en la cama.

Así, todo confianzudo.

—¿Te di permiso de sentarte en mi cama? mira, ni siquiera me has dicho por qué viniste.

—Tu padre pidió que alguien te trajera el desayuno y viniera a ver por qué no apareciste en la mesa, así que me ofrecí en lugar de un guardia.

—Ah, que bien, pues ahora vete.

El alzó una ceja, divertido—Hoy estás de mal humor, ¿puedo saber qué te pasa?

—¿Qué me va a pasar? Pues que el dolor de vientre me está matando porque no me había bajado el mes pasado.

Bestia [El peligro que te acompaña]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora