Sangre. 15

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Peter

Respiré agitado y corrí en la dirección que se había ido la Bestia, era muy rápida esa cosa.

Lo único que podía observar era la estela oscura que dejaba a su paso, pero nada de pisadas, ni otra clase de pistas.

«Pobre Lucas, pobre Lucas... debe estar aterrado»

Mi respiración agitada y los pasos apresurados que daba, podían escucharse  claramente, debido al silencio que gobernaba aquel bosque.

Y debo decir, que fue gracias a ese silencio, que percibí unos cuantos alaridos de dolor.

«Oh Dios, va a matarlo»

Me acerqué lentamente al lugar de donde provenía el sonido, estaban frente a lo que parecían montañas rocosas que daban paso a una cueva muy oscura.

Empuñé la daga que llevaba conmigo, y detrás de un árbol cercano, logré divisar como la bestia tenía al guardia acorralado en la pared rocosa de aquella cueva.
El muchacho temblaba de miedo y dolor, mientras ese monstruo lo sujetaba por el cuello y ejercía presión de vez en cuando, haciendo que el chico poco a poco perdiera la capacidad de respirar.

Cuando vi como usaba su otra mano para cortar una herida algo profunda en su cuello, y se acercaba para beber la sangre de Lucas, salí disparado del árbol para clavarle la daga, pero entonces él se giró, sonriendo hasta las orejas una vez más, pero con los dientes empapados de ese liquido oscuro y viscoso que goteaba por su boca.

«Se bebe la sangre de sus victimas» Me costó un poco asimilarlo, de igual forma corrí hacia él y estuve a punto de enterrarle la daga en el estomago, pero se movió soltando a Lucas de un tirón y terminé atinandole a su pierna con toda la fuerza que tenía en aquel momento.

Él me arañó el brazo, dejando heridas abiertas por mi biceps y luego soltó un gemido de dolor, cayendo sentado.

Conseguí ignorar el ardor que me causaban los cortes y me apresuré a tomar una roca mediana para lanzarsela, y le atiné a la frente, dejándolo inconsciente.

Apurado, corrí hacia Lucas que yacía frente a la cueva, desangrandose.

—Vamos, Lucas. ¡Lucas! dime que estas bien. Carajo—Le insistí mientras tiraba de su brazo, él abrió los ojos, pude ver el sufrimiento y la agonía reflejado en ellos.

Él no dijo nada, no tenía la fuerza suficiente, pero me basto con ver que aún vivía para romper un pedazo de la manga de mi camisa y enrrollarla con cuidado en su cuello. Esto era delicado porque ni siquiera podía apretar lo suficiente para contener la sangre, porque si lo hacía, se moriría ahorcado. Que delicada situación.

Lo tomé por ambos extremos, brazos y piernas, y lo lleve sobre mi espalda como un saco de patatas, era la forma mas cómoda de sostenerlo si quería salir corriendo rápido del bosque.

Parecía imposible, pero sorprendentemente lo hice. Lo cargué y a decir verdad no sentí que pesara demasiado, luego corrí a toda velocidad por el bosque, mientras sentía mi cabello desordenarse, y la brisa fría golpeándome en la cara.

Me sorprendió no haber tropezado ni chocado con nada, pero lo había logrado.

Llegué al borde del bosque, y sentí el sudor rodando por mi frente, caminé el sendero principal y cuando me acerqué al carruaje el guardia y el cochero miraron con horror y estupefacción el cuerpo de Lucas siendo cargado por mí.

—¿Q-que ha...?—

—Ya habrá tiempo para explicar, ahora suban de una vez que la bestia puede venir en cualquier momento. Arranca.

Bestia [El peligro que te acompaña]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora