Puntería. 18

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Peter.

Salí a toda prisa dejando a Megan dentro del compartimiento del carruaje. Si estaban atacandonos, yo no permitiría que nada le ocurriera a ella, no me lo perdonaría.

Ya había perdido a demasiadas personas importantes para mi...

Trepé por los bordes del carruaje y me lancé al frente, donde se encontraba el conductor.

Se llevó un susto al percatarse de mi presencia—¡Ah! ¡Señor, es usted... he creído que era un enemigo!

—No—Me fijé en el nombre bordado a la izquierda de su camisa— Filtnow, así te llamas ¿no?—El asintió—Bien, conduce lo más rápido que puedas, pero intenta no pasar por agujeros en las calles y eso, si no mis flechas van a desviarse, avisame si ves a alguien cerca, voy a defender el carruaje.

Sentí como los caballos relinchaban ante el azote que les lanzó Filtnow, y echaban a correr más rápido de lo habitual.

El sonido de sus galopes inundó el camino, no estábamos en el pueblo, aún salíamos del sendero para carruajes que permitía salir del bosque, no se alcanzaba ver a nadie...

Agudice mis sentidos, solo podia percibir la brisa  fria golpeandome la cara, mientras que el arrullo del bosque continuaba su tonada. Pajarillos, ciervos...

Hasta que, de un momento a otro, al galope de nuestros caballos, se le unieron más, del mismo tipo.

Me puse en guardia, ubicandome pegado del respaldo del asiento y más o menos agachado, con el arco preparado y una flecha de bronce lista para ser disparada.

—Ten cuidado, se están acercando.

—¿Cómo lo sabe?

—Los escucho.

El me miró, confundido—Yo no escucho nada...

Los galopes empezaron a acercarse, acercarse y entonces...

Una lluvia de flechas fué lanzada en nuestra dirección, por suerte ninguna había conseguido entrar por las ventanas del compartimiento.

Megan estaba a salvo.

Varias flechas quedaron clavadas de la madera del vehiculo y observé justo cuando una de ellas estuvo a punto de abrirse paso por la cabeza de Filtnow.

—AGACHATE—Grité, justo a tiempo, haciendo que éste bajara la cabeza y la flecha siguiera de largo.

Estuvo cerca.

—¡Hay un grupo de ginetes con túnicas a la derecha!—Me avisó.

Asomé la cabeza ligeramente y observé el grupo a unos cuantos metros de distancia, llevaban túnicas negras con un detalle rojo en el lado izquierdo del pecho, todos estaban armados por arcos un tanto más grandes que el mío.

Parecian ballestas más bien.

Pero claro, ninguno de ellos contaba con la puntería que yo poseía.

Modestia aparte.

Apunté en dirección a ellos, enfocando mi vista hacia un hombre de barba y cabello pelirrojo muy poblados que estuvo a punto de lanzar una flecha al interior del compartimiento y en ese instante, disparé.

Tal cuál lo había previsto, la pequeña arma salió mandada como un misil directo a la traquea del tipo pelirrojo, y éste, con ojos desorbitados y el cuello sangrante, cayó fuera de su caballo.

Excelente.

Había olvidado lo divertido que resultaba ésto.

Filtnow parecía sorprendidisimo—¡¿Cómo usted...?!

—Shhh. Conduce—Lo silencié, dar explicaciones sobre cualquier cosa nunca fue algo que me gustara demasiado.

Me encargué de hacer caer de sus caballos al resto de los ginetes, uno por uno, el rubio, el gordo, el moreno, a todos les atiné justo en el corazón, la lado izquierdo de su pecho, justo donde se encontraba aquel detalle rojo.

El último, un tipo grande y castaño, se encontraba un poco más lejos de lo normal, así que me  levante un poco y apoyé el arco en mi rodilla, cuando mis ojos lograron enfocarlo bien, él estaba a punto de disparar.

No me importó, así que solté la flecha.

Justo cuando lo hice, vi otra venir directo hacia mí, y está me impactó en el brazo que utilicé para proteger mi cara. Al mismo tiempo, el sujeto caía muerto de su asiento en el caballo.

—¡Arg!—Gruñí.—Tiene que ser una broma.

—¡¿Co-cómo?!—El cochero se dio la vuelta para mirarme—¡Le han dado en el brazo!

Suspiré—Estoy bien, solo voy a necesitar sacarme ésto. Y que el rey no vea que resulté herido—Lo miré, severo—Ni una palabra al rey, Filtnow. Yo me encargaré de comunicarle el suceso.

Asintió, tembloroso.

Miré a mi alrededor para asegurarme de que no quedaba ningún ginete, escuché y miré atentamente.

No quedaba ninguno.

Salté a la cabina interior, donde había dejado a Megan.

Permanecía oscura, como la había dejado ya que las cortinas estaban cerradas. No enfoqué a Megan. ¿Dónde estaba? No podía haber desaparecido así como así ¿O sí? ¿Se habría colado algún ginete que alcanzara entrar y llevársela?
Estaba empezando a hiperventilar, ¿y si habian conseguido sacarla?

Avancé un poco hacia el interior y algo me golpeó la cabeza desde atrás.

Seco, duro y fuerte. Muy fuerte.

La cabeza empezó a darme vueltas y mis ojos perdieron enfoque, me desmaye.

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Ya se que ha pasado mucho tiempo, lo siento, he estado ocupada...
Y mi vida ha sido un caos ultimamente, espero comprendan.

Aun faltan capitulos, tengan paciencia.

¡Abrazos!

Bestia [El peligro que te acompaña]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora