かごめ (Kagome)
Ver a Inuyasha jugar con otros niños me resulta entrañable, así que me deleito en hacerlo.
Al principio me pareció verlo un poco incómodo, lo que sumado al humor en el que lo llevo viendo desde la mañana, me tiene algo preocupada. Pero luego se incorporó al juego como si lo hubiera practicado toda su vida y la realidad es que es envidiablemente bueno.
Nunca he jugado kemari en mi vida, pero he visto a otras personas hacerlo y puedo decir, sin lugar a duda, que Inuyasha destaca muchísimo. Eso me hace pensar una vez más en lo excepcionalmente buena que es su condición física, incluso siendo un niño, y que en mi época destacaría en el deporte al que se propusiera dedicarse. Y sí, puede que esté siendo un poco parcial en mis opiniones y que estas también estén influenciadas hasta cierto punto por mis sentimientos por él, pero eso no quita que la evidencia física corrobora mis pensamientos.
Sin embargo, hay algo que me ha estado dando vueltas en la cabeza desde esta mañana.
Terminando mis deberes de Matemáticas, la anciana Kaede me pidió que la ayudara a recoger algunas plantas medicinales. Y lo hice, sin presentar quejas como siempre, porque desde que vengo a esta época me ha gustado aprender más de remedios naturales, no solo por cómo influyen en mis poderes, sino también por mi curiosidad característica. En esta ocasión, además, Inuyasha nos acompañó y preguntó muchísimo acerca de aplicaciones que tenían esas plantas o incluso, una vez que entendía para lo que se podían utilizar, proponía nuevas ideas. Todavía me duelen las mejillas de sonreír tanto por el orgullo en esos momentos.
Sin embargo, hubo un momento en el que Inuyasha y la anciana Kaede se alejaron un poco de mí y estuvieron conversando.
Y eso me preocupa...
Quiero decir, pueden perfectamente haber estado hablando de lo importantes que eran los remedios naturales para tratar las enfermedades de los aldeanos, pero...
¿A quién quiero engañar?
Eso no me lo creo ni yo en mis momentos más optimistas. Y lo sé porque, aunque me hice la que no me percataba, sentí la mirada de ambos taladrándome la nuca.
Me da miedo pensar en lo que estuvieron hablando, sobre todo porque, desde entonces, Inuyasha muestra una expresión decidida en su rostro, una que me recuerda, ahora más que nunca, su expresión de valiente guerrero ante el peligro inminente. La expresión del Inuyasha que conozco, ese en el que sé que se convertirá.
Yo soy consciente de mis sentimientos, pero también lo soy de mis errores. Y no sé si los pueda enmendar.
Es la voz de Kaede, a quien no escuché acercarse, la que logra sacarme de mi melancolía.
—Aunque este Inuyasha tiene su encanto —y nadie está más consciente de eso que yo—, espero que todo vuelva a la normalidad pronto. Por ahora Naraku no ha hecho ningún movimiento, pero está claro que no seguirá así por siempre.
Y así, la anciana Kaede, con la claridad que la caracteriza, le acaba de dar voz a otro de mis temores.
—Lo sé, anciana Kaede, y sé que dentro de todo lo que ha ocurrido hemos tenido mucha suerte. Pero debemos continuar con la búsqueda de los fragmentos, así que espero que esa agua lo pueda regresar a la normalidad. —Suspiro antes de continuar—. Pero no puedo dejar de lamentarme, hasta cierto punto.
—Se ha vuelto muy apegado a ti — comenta como quien no quiere la cosa, pero ya voy conociendo a Kaede, y sé que tiene una intención oculta en ese comentario. Yo sólo no sé cuál es.
—Supongo que sí. Eso es algo que extrañaré muchísimo —termino comentando con cierto pesar cuando lo veo saltar hacia la copa de un árbol para esconderse de los niños de la aldea que ahora, olvidados de la pelota de kemari, juegan con él a las escondidas. Varían tanto de juegos que me cuesta seguirles el ritmo, pero, mientras sonrían, la verdad es que no me importa. Y de más está decir que nunca encuentran a Inuyasha y que él siempre encuentra a todos, lo que dibuja una pequeña sonrisa orgullosa en mi rostro. Pero, como los niños no se desaniman a pesar de esto, siguen jugando.

ESTÁS LEYENDO
Shiroi Hana
FanfictionTras una nueva discusión con Inuyasha, Kagome se encuentra con un monstruo que transforma a sus presas en bebés. Como resultado de la batalla contra este, Inuyasha es convertido en niño, así que ahora todos buscan la forma de regresarlo a su estado...