Episodio VIII: Angustias

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Sector central. Sede del gobierno.

—Mis queridos compañeros —Alphonse comenzó a dar el pésame—, los he reunido aquí en esta reunión física para conmemorar a nuestro amigo Yashiba, el cuál falleció misteriosamente en el día de ayer enfrente de los cuartos del sector —los seis líderes que quedaban vivos vestían de luto, de pie en un patio interior rodeando la caja de madera caoba—. Aunque admito que la mayoría de las veces estaba en desacuerdo con él, por no decir siempre, él era como un hermano para mí. Él me hacía ver los puntos débiles de mis decisiones y me volvía más fuerte. Aún con todas nuestras diferencias, te extrañaremos. Sin duda nos encargaremos de cazar al que te dejó —una lágrima de cocodrilo corrió por su mejilla, él bajó la cabeza para disimular su sonrisa pues había logrado dejar su gran obstáculo dos metros bajo tierra.

A pesar de que todos sospechaban de Alphonse, pues era evidente su rivalidad, su discurso levantó algunas sospechas de modo a que el líder más inteligente se salió con la suya. Las cenizas del líder fueron enterradas en el patio interior del sector. Se le dió la noticia a la pobre viuda, la cuál cayó en depresión por unos días. Alphonse fue el último en irse del entierro, se quedó a velar el cadáver.

—Oye Alphonse —dijo el espíritu del ser que ocupaba su cuerpo, que se proyectó al lado suyo—, ¿Por qué tuviste que matarlo? ¿No podías simplemente distraerlo para que no te espiara?

—Créeme, he querido hacer esto desde hace mucho tiempo. Ahora que se dió la oportunidad y no podía desaprovecharla.

—Y eso es lo que te hace el más sospechoso.

—Todos los otros líderes son unos tontos, engañarlos será un juego de niños. El único listo de este lugar era Yashiba... En cierto modo se le extrañará tener alguien que rivalize contigo.

—Bueno, mientras no nos descubran... La posesión no es lo mío, por eso te dejo el trabajo a ti. ¿A quien planeas capturar después?

—Cada miembro de Pandora es peligroso por separado. Sin duda el que más peligro representa es Dereck, luego Naomi y luego el resto. Esperaré a que se acaben destruyendo entre Pandora y ese clan barato —Alphonse hizo una pausa larga. Sonreía sin motivos. Asustaba. Parecía un demente—. Lo ideal es hacer clones con dos ramificaciones de ADN distintos, de modo que quedan lo más parecido genéticamente a un humano. Con cinco que sean compatibles, obtienen derivaciones de sus poderes originales y al poco tiempo logran pulirlo. Con seis son demasiados, salen deformados y se pudren rápidamente. Era lo que repetía siempre Sallow.

—Mark tiene de diez personas —le contradijo la voz del ser interdimensional.

—Mark es un caso aparte. Tiene genes metamórficos así que experimentamos con él todo lo que queríamos. Él no es como los otros, sabe que es un clon y nunca lo he visto quejarse.

—En cierto modo, me alegra saber que los genes de mis antiguos amigos se mantienen hasta hoy.

—Amigos de los que mismo te deshiciste en tu universo.

—Eso no viene al caso. Ellos no aceptaron mi poder y me encargué yo mismo de ellos.

—Te los cargaste igual. A tus amigos.

—Igual que tú asesinaste a Yashiba, a Sallow, mataste a la mayoría de la población mundial antes de hacer este nuevo país, jugaste con la mente de todos en la historia. ¿Sigo? No somos tan diferentes como piensas. Aún no te he oído hablar de la forma en que obtendremos el cuerpo de mi versión de este mundo. Recuerda algo, cuando acabe el juego, nos separaremos y ambos obtendremos nuestra venganza.

—Sí, tranquilo... Ya que la clonación de esos héroes antiguos no funcionó, pasamos al plan B.

—Como sea. Mientras me entregues su cuerpo muerto pero sin fracturas, me da igual. Y no te vengas con tus juegos sucios, necesito ese cuerpo para dejar de depender de ti y...

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