Episodio III: Ansiedad

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—Todavia no te puedes ir, Calliot.

—¿Ahora tú quien eres? A qué adivino. ¿Uno de esos corruptos? Y, ¿Cómo sabes mi nombre?

—Eso no te incumbe. Escúchame, tenemos que hablar.

—Ya he tenido suficientes problemas por hoy —los ojos le brillaban. Rabia, odio, el sentimiento terrible de pensar que ya terminaste pero los conflictos vuelven a comenzar. Sacó la cuchilla del guante, esta flotaba sobre la gema del punto medio, luego hizo un gesto con la mano apartando a sus amigos—. Ustedes, váyanse y espéreme en otro lugar —mira a la chica que se pone un par de guantes negros de su bolsillo—. Voy a deshacerme de ti rápido cómo hice con ellos.

—¡No te dejaremos so...!

La chica hizo un gesto con su mano y una esfera negra aparece alrededor de ellos tres y luego desaparecen.

—¿Pero que diablos? Tú... No eres cómo los otros que enfrenté. ¿Qué les hiciste?

Lleno de furia lanzó su arma contra la misteriosa mujer que se encontraba a unos metros de él. Ella, cuando ya lo tuvo en frente lo detuvo en el aire, viéndose como unas fluctuaciones en el espacio entre el arma y su mano.

—¿Qué demo...?

—Nunca aprendes Calliot.

La cuchilla comienza a girar en dirección contraria a como hacía usualmente y es disparada a donde estaba Calliot, como si su trayectoria hubiera dado un retroceso en el tiempo. La chica baja la mano mientras ve a Calliot forcejeando contra el arma, la cuál ya no estaba bajo su control.

—¿Aún después de ver este poder sigues queriendo enfrentarme?

Calliot agarra la cuchilla y la vuelve a colocar en el guante por la fuerza. Se limpia una herida en el labio y ríe.

—Ahora más que nunca.

—Je. Eres muy decidido, Calliot.

Retoman la lucha después de ese pequeño descanso y los ojos de Calliot siguen brillando junto a sus guantes. Esta vez deja de lanzar ataques a distancia y opta por golpearla directamente con el puño. Aunque él lo intenta la chica se mueve muy rápido y parece como teletransportarse prácticamente, el espacio donde ella estaba se distorsiona unos segundos al desvanecerse al igual que el espacio en donde ella se teletransportaba.

Esta pelea iba en total desventaja, pues la chica parecía poder moldear la realidad en toda la comisaría. Luego Calliot probó suerte con los rayos, pero no tuvieron efecto dado que la chica los esquivaba, aún sin sus poderes porque él ya se encontraba muy cansado.

—Los rayos —ella se burla mientras esquiva—, son realmente interesantes. ¿Para crearlos utilizas los guantes o solo están de adorno?

—Los creo yo, con mi propio poder. Los guantes solo los mejoran —le lanzó un puñetazo que ella esquivó al teletransportarse detrás suyo pero Calliot cambió de dirección apenas su cuerpo empezaba a desvanecerse y pudo golpearle la cara y dañar su casco, dejándose ver un ojo marrón—. Te tengo.

Luego de desequilibrarla le lanzó un rayo para que atravesara la apertura del casco pero este comenzó a repararse como si de magia se tratara. El rayo le alcanzó, pero se detuvo en el aire y luego se disipó. Llegó a cegarla parcialmente y lo utilizó como distracción para propinarle unos cuantos golpes. Está vez si tuvo oportunidad: pudo defenderse y bloquear los que ella le lanzaba mientras aún estaba aturdida. La batalla estaba a favor de Calliot, pero él también estaba cansado después de dos batallas en desventaja. La chica aprovechó la falta de fuerzas que el presentaba e hizo un gesto con la mano, Calliot salió volando sin siquiera ser tocado y se incrustó contra una pared.

CalliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora