Ethan se lanzó a correr al ver a aquella abominación dirigirse hacia él. Comenzó a atacar, dispárandole con su plasma helado pero los trozos de tierra congelada se desprendían de ese enorme bosque andante. Disparó a diestra y siniestra con su arma Cero y su calibre esperando causar algún efecto en la bestia, en vano.
Esa bestia no solo tenía acceso a toda el área del bosque, sino que él era el bosque. El suelo se desplazaba y atacaba cada vez que tenía la oportunidad. Ethan corría, cada ataque se defendía con su escudo y con su brazo mecánico, alargando la pelea lo más que podía. Dereck hizo crecer los árboles en el lugar, apresando a Ethan, el cuál disparó con su arma Cero hasta que se vació el cargador con lo cual pudo congelar y escapar de los árboles. Recargó, disparó a la cara de la bestia, colmando su paciencia.
—¡Ahora sí que las vas a pagar! —el hielo cayó con trozos del árbol de ojos tiritantes mientras el monstruo refutaba. La luz se refractaba de tal forma que a la vista cibernética del comisario se contemplaba un arte hermoso de insanas tonalidades.
Un tronco grueso creció de su brazo y se lanzó, sacando ramas para atacar al comisario. Este se agachó, escondiéndose detrás de una roca. Sacó su fusil y recargó. El monstruo estaba acercando hacia él sus cientos de ramificaciones cuando el comisario le apuntó con el fusil, usando una bala explosiva.
El poder de disparo y la cercanía del objetivo fue tal que destruyó el hermoso árbol y el fuego se propagó hasta su cuello. Ethan se levantó y bajó su fusil, el monstruo regeneraba su cuerpo vegetal y apagó las llamas rápidamente. Sus células se adaptaron rápidamente al calor, por lo que el truco del fuego no funcionaría una segunda vez.
—Vaya —dijo Ethan sacando algunas lecturas del cuerpo de ese ser con su gran vista multifuncional—. Ya veo que te adaptas rápido. ¡Tendré que probar otra cosa!
El comisario quiso trepar por su cuerpo para atacar al clon en su rostro, usando su arma Cero desde cerca. Hasta que escuchó una voz, una que se notaba que era un señor algo mayor y que ya había escuchado levemente unas dos veces.
—¡Oiga, hombre! ¿Está bien?
En ese justo momento Ethan se descoordinó y cayó al suelo, amortiguando la caída con su brazo de metal, con el cual se sujetó de una raíz y se soltó. El clon cambió el rumbo y atacó a dónde estaba ese hombre extraño. Ethan se lanzó sobre él para que no le diera al hombre inocente, pagando con la parte izquierda de su torso y destruyendo sus armas.
—¿Se encuentra bien? —el comisario le pregunto al desconocido. El cyborg estaba tumbado en el suelo, enfrente del señor y soltando chispas. El hombre de notable vejez había caído sentado en el piso aterrado observando asombrado al bosque andante y al hombre de gran resistencia, y no comprendía cómo alguien podía moverse con un hueco en el torso.
—S-s-sí. ¿Cómo está usted? Esa herida es muy grave.
—Tranquilo, no es nada —Ethan se levantó y fijó la vista en la bestia—. ¡Eh, tú! Tenemos algo pendiente, no involucres a civiles.
—Tú... ¿Cómo demonios puedes moverte con ese agujero? ¡Ya deberías de estar muerto!
—Ah, ¿Esto? —Ethan río con picardía. Rompió su ropa con ambas manos. Su cuerpo entero era robótico—. Hice unos arreglos antes de venir aquí.
—¡Hijo de...! —raíces gigantes se tornaban alrededor de Ethan haciendo crecer innumerables árboles sobre los que el comisario saltaba.
—¿Acaso creías que iba a pelear en total desventaja? —trepó por su brazo y le dió una patada en la cara que empujó al clon muy lejos—. Desde que supe que Calliot había sido secuestrado, fui con un amigo a "cambiarme el aceite" —saltó impulsándose con un árbol y le golpeó el otro lado del rostro con el brazo.
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Calliot
Science Fiction2209. En un mundo unificado de descubrimientos y guerras, de tecnologías y traiciones, de algoritmos y de creencias, un joven arqueólogo llamado Calliot encuentra un arma alienígena con la que se propone ser un héroe por el bien del resto... Pero no...