Epílogo: Nebula

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—¿Qué pasó conmigo? Simple. Me quedé aquí para custodiar que Steve no se saliera de control.

«Al estar en un espacio interdimensional, no me afectó para nada la memoria cuando Hana murió. El viaje en el tiempo no se realizó, lo cual es un alivio pues significa que pude hacer algo bien.»

«Aquí puedo hacer cualquier cosa. Absolutamente todo. Creé un cuarto de computadoras que me permiten visualizar el mundo real, para hacer más amena la espera para salir de esta podrida jaula roja... Aunque el lugar es cómodo, y nadie molesta. Además puedo ver los sucesos de afuera a todo color.»

«Steve está encerrado, sus manos y pies fueron encadenadas a una pequeña torre. A veces jugamos ajedrez. Es un tanto aburrido estar encerrado.»

«También desarrollé una inteligencia artificial que me sirve de compañía para no volverme loco. La llamé Clara. El primer nombre que se me ocurrió.»

«Modifiqué mis guantes y el traje. Cambié un poco el diseño y le añadí unas garras retráctiles para escalar que funcionan de maravilla. Aquí no los necesito pero sé que cuando salga de aquí los tendré que usar. Aquí no podemos morir, ninguno de los dos. Es un riesgo dejarlo ir aunque sea solo un segundo para intentar matarlo, es mejor dejarlo aquí...»

«Gracias a él he tenido acceso a grandes conocimientos, como la historia de antes de la guerra. Me enteré de que es de unos 200 años del pasado, que pudo copiar el poder de las explosiones y que los clones tienen genes y los poderes de gente de su época... La humanidad conoció parte de la historia oculta de Aliha y el mundo, pero no toda. Y la merecen toda.»

Calliot caminaba en círculos frente a lo que llamaba "sala de estar" que no era más que una habitación esponjosa sin fin de color rojo como todas las otras.

—Clara, dime noticias recientes de Aliha —Calliot le hablaba a la máquina que se materializaba como un robot volador redondo, que mostró una pantalla holográfica con las noticias.

—Actualmente, la selección femenina del sector 11 de Tecnoball ganó medalla de oro en el campeonato deportivo alihano.

Mientras Calliot se enteraba de la actualidad alihana, Steve tramaba una huida. Un plan con el que escaparía de la prisión en la que estuvo 20 años encerrado.

—Creíste que me mantendrías aquí por la eternidad, pero no. Ja... Yo no libraré tu próxima batalla, tengo otros objetivos en mente.

Un grupo de personas armadas no identificadas entraron a través de una puerta que hizo Steve con el poder que le quedaba.

—¿Ustedes son los que hicieron esa armadura que voló por el espacio?

—Sí. Cumple tu parte del trato. Danos los guantes.

Steve se liberó de las cadenas y comenzó a caminar hacia la salida mientras los otros lo apuntaban con miras láser, de inmediato Calliot se dió cuenta.

—No los tengo yo. Los tiene él —suspiró—. Yo no te enfrentaré de nuevo, pero ellos sí.

CalliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora