¿Esto es real? (Alistair Wonderland y tu)

Capitulo 27.- Confesiones

POV Tn

Estaba bastante nerviosa ¿¡Que se supone que haga ahora!? No puedo llegar así como así y decirle "Hey mira, se que tú mamá se casó con un lobo y tuvieron dos hijas" osea ¡no! ¿O si?

Estaba demasiado nerviosa cuando salí de mi habitación, trate de pensar en otras cosas para no saltar por una ventana.

Cuando regrese en si ya me encontraba afuera de las instalaciones de la escuela, sinceramente se veía demasiado tétrico, osea, por más cuento de hadas que sea el lugar, la oscuridad de la lejanía me pone la piel de gallina.

Llegue al punto de encuentro, allí me encontré cara a cara con Cerise, ella me miraba seriamente, quiero suponer que seriamente por qué es eso o me está desafiando.

— Te escucho. — Dijo Cerise sentándose en el suelo. —

Me trague el saludo, se nota que es de las que van al grano.

— Digamos que se cosas. — Dije sin pensar. —

— ¿Que cosas? — Dijo ella titubeando un poco. —

— Sobre tu padre. — Solté. —

Cerise de un momento a otro a mucha velocidad se posicionó cara cara conmigo.

— ¿Que sabes de mi padre? — Dijo Cerise, se notaba que estaba a la defensiva, pero en su mirar...En sus ojos se mostraba miedo... —

— E-Es el lobo feroz... — Dije susurrando, pero lo suficientemente alto como para que escuchará. —

Cerise me miro con los ojos abiertos, se quedó quieta en su sitio.

— ¿Cerise? — Dije preocupada al no notar movimiento en ella. —

— Por favor no vayas a decir nada Tn, mi Familia, mi mundo está en juego. — Me miro alterada, se sentó en el suelo colocándose las manos en el rostro. —

— Hey, no planeo decir nada... — Dije susurrante. —

— ¡Tn prometemelo! — Dijo Cerise en voz alta, abandonó su posición anterior para mirarme a los ojos. —

— ¡Lo juro Cerise! — Dije en voz alta. —

— No confío...¿Pero que más haré? — Dijo mientras se limpiaba la tierra de su caperuza. —

Cerise se levantó, y se fue corriendo rápidamente al centro del bosque, no supe más de ella en el resto de la noche.

[...]

Camine por los pasillos dirigiendome a la clase de matemagicas, aún tenía el mal sabor de boca de lo que sucedió anoche, ví a Cerise a la lejanía, no noto que estuve allí, espero no esté tan preocupada.

Me ponía muy mal saber que la preocupe ¡Rayos! ¿No puedo estar una sola semana sin estar echandolo a perder? ¿¡Enserio Mundo!?

La clase de matemagicas era lo último en lo que estaba pensando.

Cerise...Alistair...mi familia...mi mundo...SU MUNDO!

Tantas cosas cruzaban mis pensamientos sin control, tantas inconsistencias tan importantes, seguia mirando el cuaderno, divagando sobre todo esto.

Cuando sonó aquel timbre, guarde mis cosas rápidamente y fui la primera en salir del salón, corrí hacia el patio y al estar en un lugar solitario, sucumbí ante el llanto.

Estaba acostada boca abajo, mi bolso junto a mi yacía al igual que yo en la grama, mis lágrimas caían sobre la tierra, creando pequeños charquitos que se secaban rápidamente.

— ¿Tn? — Exclamó una voz frente a mi. —

— ¿A-Alistair? — Exclame sorprendida.  —

Ya me vio llorando ¿Para que acomodarme? además, que no tengo fuerzas para sentarme...

— ¿Que tienes? — Exclamó el Joven sentandose en la hierba. —

Me quedé callada.

— Ya veo... — Dijo algo decepcionado. —

Solo hubo silencio de mi parte.

— Bueno, no me iré de aquí hasta que me lo digas. — Dijo dedicándome una pequeña sonrisa. —

Solo me límite a mirarlo, volví a plantar mi cabeza en la hierba.

— ¿Con que así serán las cosas eh? Bien. — El Rubio se acostó boca abajo junto a mi, a diferencia de mi, el movio su cabeza hacia un lado mirándome, yo seguía con mi cabeza sobre la hierba. —

— ¿Enserio te acabas de acostar? — Dije bajito, controlando mi llanto. —

— ¿Por qué no hacerlo? —

Sonreí ligeramente

— No se que tengas, pero, puedes llorar lo que quieras, así te sentirás mejor, hay personas con las que puedes contar a tu alrededor, solo necesitas dejar que te den una mano. —

— Es que ni siquiera debería ser yo la que este llorando, ustedes tienen más problemas que yo y solo vengo a empeorarlos, se supone que debería ayudar no entorpecer. — Dije conteniendo las lágrimas. —

— No entorpeceras absolutamente nada Tn. — Dijo preocupado. —

— Claro que... —

— Shh. — Me interrumpió. — No te conozco mucho, por qué te guardas las cosas, eres un misterio para mi, pero, me conocen por no dejar un acertijo sin resolver. —

— ¿Eh? — No sabía que decir, simplemente desconocía como debería reaccionar. —

— te decifrare. —

Te mire confusa

— ¿Gracias? —

— El punto es, que debes dejar que los demás te ayuden, que los demás te conozcan, así como tú los conoces a ellos. — Dijo desviando la mirada. —

Asentí.

— Gracias... —

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